sábado, diciembre 23, 2006

De cómo un foco transformó un cochino de yeso en un cachorro de verdad.

A veces la realidad no es tan verosímil. Aquí un claro ejemplo.


Ale recogió un cachorro lleno de pulgas al que llamamos Dmitri. Yo me entusiasmé con él. En la veterinaria (panza del cachorro llena de parásitos) lo dejamos y colgaron entonces un letrero que decía “perro en adopción” Cuando llegué a Tampico mi hermana dijo: “¡hay que tener un perro!” y yo estuve de acuerdo.

No hay permiso de mami y papi para comprar un Beagle, tampoco dinero. Olvidamos lo primero y tratamos de solucionar lo segundo “Yo estoy trabajando –dice Lisa– y mañana me pagan 500” Yo sólo tengo 200 pesos. No es suficiente, no es suficiente ni siquiera para apartarlo.

Quiero el perro y me frustro. Voy a leer para olvidarlo y no hay luz en mi escritorio. Me vuelvo a frustrar. Entonces la solución está ahí, en la mesa de noche y le digo a Lisa “pásame ese foco del buró” Me subo a la silla, me subo al escritorio, me sujeto de los peldaños, se hace la luz y entonces veo una pieza de yeso que reconozco como el cochinito de ahorros que llevé durante toda la prepa.

Ya tenemos cachorro
Lo rompí y adentro habían 2400 pesos.

¿Cómo pude haberme olvidado de esa alcancía?¿Cómo la encontré justamente el día en que hicimos cuentas y vimos que no nos alcanzaba para comprar el perro? ¿Cómo Lisa me propuso tener un perro justo cuando yo (casi no me gustan) también lo quería?

No tengo ni idea de cómo responder a eso. Lo que sé es que el perro se llama Dmitri, llega a casa mañana y mis papás todavía no saben nada del asunto.


miércoles, diciembre 20, 2006

'Cause your presence still lingers here

(este post surge por la canción "my inmortal")

El muro está frente a mi y sobre él se proyecta una silueta. Al retirar los dedos de la llama, la silueta desaparece; pronunciar tu nombre, tu recuerdo se decanta. Hay un muro, no cara, no silueta. El cuarto está en silencio y listo para dormir pero no se pude: hay algo que prevalece y queda suspendido en el aire

No me importa” digo.

Y con los brazos llenos de elásticos y cuerdas, intento pronunciar mi nombre para que las ondas franqueen el muro. Y tú, sombra esquiva, huyes en el campo que mi sueño le tiende; huyes en la sábana que mi cuerpo congela. Huyes hacia un un infierno helado apagará definitivamente la llama y un dios de cera que aplastará tu cabeza. Lo sabes y sigues huyendo hasta derrumbar sábana, sueños y muro. Entonces, con tu silueta hecha añicos, yo podré salir de este cuarto, contener tu forma y despertar.

martes, diciembre 19, 2006

movimiento

Somos burbujas que rebotan y se mueven como planetas sin tocarse. Ni con gritos, ni con balas a media avenida, ni derrapándose debajo de un coche (recuerdo al compañero del producción de Bernarda Alba, muerto la semana pasada en su moto camino a la playa) ni la boca abierta casi fría y sin dientes que no dice nada
No decimos nada

No hay manera de arañar la superficie y romperla, romperse. La ciudad es un caos, la mente es caos, los referentes están perdidos: guardar en el bolsillo una muela no sirve de nada. No se pude decir nada, no se pude hacer nada más que estar solos.

Somos burbujas que rebotan y se mueven sin tocarse.

Hemos de morir así.

lunes, diciembre 11, 2006

Las 30 horas del día.

Estoy tan cansada que ni siquiera haré la cronología de la noche.

Sólo diré que cuando fui a mi cuarto por la lap, vi el microondas que marcaba "4:35" y no supe bien si era de la tarde o de la mañana. Afuera estaba oscuro. Estamos trabajando con la generación del 27. Cambié 4 veces de tema, dormí de nueve a diez. Llegamos a la hora del tostacho (hora de la simpleza) dos veces y aún no hemos terminado.

Son las 2:29 y no estoy segura de que sean de la tarde o la mañana. La espalda duele, uno cae en estado de sonambulismo, duerme cinco minutos, se sobresalta, maldice y vuelve a escribir. Ya quiero terminar con esto. las letras comienzan a moverse, también el suelo y lentamente todo se comienza a oscurecer. (Recuerdo que salí y regresé con Ale y le dije "Adivina qué" y ella pregunta "¿ya amaneció?" y yo "si") Deben ser las dos de la tarde.


(Ayer pasó algo interesante. Después de postear las tres cosas que no deberían de estar pasando, el niño sin foto regresó del jardín de los cerezos y me invitó a cenar)

sábado, diciembre 09, 2006

Nota breve sobre una ausencia I

1.- Estados unidos acaba de construir una prisión en Guantánamo "para restringir el contacto entre detenidos y guardias". No me había dado cuenta que lo peor de las prisiones es este "restringir el contacto". No tan terrible no poder ir o hacer lo que quieres, más terrible no hablar y no tocar a quien quieres "¿De qué estamos hechos que tocarnos nos gusta tanto?" Fue la apertura del discurso de un hombre en los funerales de su esposa. Un ataúd también es prisión, si, pero por lo menos es involuntario, inevitable.



"La mayor fineza de Dios es no tener fineza alguna" Dice Sor Juana. Yo le aplaudí esa frase, pero ahora me detengo a pensarlo: somos muy egoístas como para estar en un mismo planeta sin destruirnos (y eso que no podemos vivir sin contacto).

viernes, diciembre 08, 2006

Poética

El poema es un cuerpo azul, muerto en un cuarto oscuro. El poeta es un par de manos que entran sin hacer ruido y alumbran brevemente. Del maletín sacas las pinzas, los bisturies, la retórica para desmembrar y volver a hacer. El nervio coordina el ojo y el ojo coordina dedo meñique. Cada imagen es un espasmo, cada estancia es un coágulo de sangre roto en hormigas que huyen hacia las esquinas de la habitación. El poema queda abierto sobre el piso: podría ser un conejo, un tobillo o un árbol. Sacas del maletín pliegos y pliegos de piel para coser todo con metáforas y echarlo a andar como un reloj. Cuando termines de haber puesto hueso sobre hueso, nervio sobre ritmo, te limpias las manos y sales a la calle a caminar con él.

lunes, diciembre 04, 2006

Post sobre la FIL.

Beto entró al cuarto de su hermano dormido y le grita:
“¡Doc! ¡Ya te cargó la chingada, Doc!”

Mientras, Ale y yo medíamos el cuarto de Beto en contrastes “es como de genio loco” y dejamos las mochilas en el piso. La noche anterior, compramos empanadas de queso en la central de Puebla. Esta mañana, desayunamos en Guadalajara pastel con rajas que la mamá de Beto sirvió con vajilla especial, copas y mantel blanco en un comedor saturado, limpio, casi translúcido.

Nota 1.- La toalla para secar las manos parece una estola sacerdotal.

“Mariel, deja de escribir puterías y vamos a ver que vamos a hacer hoy"
Va a estar Iñarritu. Yo quiero ir a su conferencia. Va a estar Lobo Antunes. Y Nacho, Nacho presenta su libro. Nacho dice que Lobo Antunes es el mejor escritor vivo, la entrada a la Fil cuesta 20 pesos, hay que apurarle que el escritor vivo va a hablar.

El acento portugués, el seseo adormecente de Lobo Antunes sabe igual que el pastel remojado del desayuno (no es que estuviera mal -no me atrevo a insinuarlo siquiera- sino que el pan mojado me da cosa). Había un periodista durmiendo con La gruta del toscano abierta en el último capítulo. Nos salimos para ir a la presentación. También estaría Volpi que estuvo a punto de tirar la mesa “La mesa está inestable, si se cae y dice “Crack” será culpa de mis acompañantes -dice Iwasaki- jajaja, de mis acompañantes”
Nacho está nervioso y se arruga hacia adentro como si quisiera esconderse. La presentación comenzó y estuvo perfecta. “Si Nacho te gusta detrás de los escritorio, no me imagino cuánto te gustará detrás de los estrado" Dice Ale. Yo quise hablar como ellos cuando presentamos la revista. Yo quiero el vocabulario, la sintaxis, el tono, la fluidez... yo quiero.

Nota 2 .- La sala está llena de esferas. Ale aprieta mucho los puños cuando las levanto para examinalas a contraluz.

Esa vez, llegamos y dormí. Quería que Ale subiera a dormir también pero estaba en la sala acompañando a Beto, esperando a que llegara El Ja. Quería que subiera para decirle que El Doc me parecía una persona increíble y que la mamá de Beto me parecía dulcísima, como el jugo de mandarina o las galletas de la cena, y que me sorprendía cómo su papá podría mantener una ceja arqueada durante tanto tiempo como si la trajera pegada con cinta scotch. Dice Beto “Mamá, estuvimos enfrente del genio creador de Babel” Yo pienso que es muy guapo. “Sí es guapo, ¿verdad?” me pregunta Ale. Yo no puedo responder: cualquier negación es insostenible después del semestre pasado.

Nota 3 .- Hay dos perros padrísimos. Uno que se cree gato y el otro que mió el árbol de navidad.

Al día siguinte, recorrimos la feria a partir de las cuatro de la tarde. Después entramos a la presentación de Zapata. Palou está rapado porque perdieron los Aztecas. Ale dice que Palou es guapo y Beto le dice que no diga eso porque le da raro. Regresamos por las mochilas y su papá nos llevó a tomar un taxi. Si no hubiera estado tan entusiasmada con la feria de libro, la nostalgia me hubiera ganado. El maquillaje de mi mamá en los ojos de Gaby, el suplemento literario que guardó el papá de Beto. Se parecen a mis papás. El Doc soy yo, pero Beto no es Lisa, ni es Marín: no está la relación con mis hermanos. El Doc está en su casa y yo me extraño a mi dentro de mi casa cuando Gaby le dice a que cierre la puerta de la cocina. Y todo esto no lo supe sino hasta que subí al camión y me di cuenta que calculaba el tiempo que faltaba para el próximo puente. Siempre pienso en ese tiempo cuando me voy de Tampico.

Llegamos a clase de Literatura Novohispana y nosotros casi dormidos sobre el escritorio. Voy a escribir que comimos un arroz simplemente porque no me acuerdo de qué fue lo que comimos y porque no es importante. Después llegué a desempacar y a oler mis libros nuevos. El de lobo Antunes esta sin firma y me dije que hubiera sido bueno pedirle una firma, a pesar de todo lo que argumentó:

De lo que pasó con Lobo Antunes

Beto: Mariel, mira, es Lobo Antunes.
Mariel: Noooo, ¿estás seguro?
Beto: Si, si es. Apoco no se parece
Mariel: ¿Y me preguntas a mi?
Beto: A que no te animas a preguntarle.


Saco el libro y la pluma y me acerco. “¿Lobo Antunes?” pregunto esperando y reconozca su nombre, asi evitamos problemas de lenguaje. Parece no oirme."¿Es usted Lobo Antunes?" Repito.

"No"

"Ah, ok, discúple" Y ya convencida, me dispongo a irme pensando 'pinche Beto, seguro ni se parecía tanto' pero él vuelve a hablar:

"Eres la segunda persona –seseos– que me confunde con él –pan remojado– en lo que va del día –acento portugués-."

Ahora sí no me cabe duda: me es dificilísimo reconocer una cara, pero un tono de voz, y una pronunciación como aquella... Lo miro con una incredulidad que le ofende. "Mira que no soy" dice mientras muestra un gafette con otro nombre.

No recuerdo el nombre y el gafette dice mucho menos que su voz. Le doy las gracias y me voy.


Beto: jajaja, entonces no era Lobo Antunes.
Mariel: si, si era, estoy segura. Hablaba igual.
Beto: ¿con acento extranjero y todo?
Marie: con el mismo tono adormecente.
Ale: Le hubieras dicho que te lo firmara de todos modos aunque no fuera él.


'Y Ale tuvo razón' pienso mientras pongo al grandísimo escritor vivo en mi librero.

lunes, noviembre 27, 2006

Escritor para sanarnos

Tomaste un jirón de piel y con hilo y con lápiz quisiste cerrar las heridas del mundo. Y en lugar del mundo, una de los perros helados y sin lenguas que no tenían membresías ni créditos para pagar. Acurrucado sobre un cartón (el perro te calienta) piensas en los cuarenta años de diccionario y anatomía de las ficciones en un hospital que parece desierto. Te das cuenda de que no eres redentor del mundo; que no eres redentor de nadie. No hay hilo para suturar tus heridas porque le cosiste el hocico al perro acurrucado sobre un cartón (el perro se va) y te quedas indiferente, ignorado. Mil veces te diseccionaron con precios, fechas, promociones, como si fueras un cadáver. Duelen las editoriales y el vomito sobre el que se quedó dormido el enfermo. “Este libro es muy aburrido” dice cuando despierta y hurga trozos de palabras en el líquido inconsistente que tú vuelves a vomitar. Él vuelve a dormir. Estamos enfermos, escritor, muy enfermos y lo peor es que te tenemos a tí para sanarnos.

viernes, noviembre 24, 2006

La muerte del lobo

"alzando la mano,al lobo furioso dijo: -¡Paz, hermano lobo!"

I
En cueva de lobos naces,
enconado, lampiño,
sin nombre,
ojos hambrientos
lengua enferma.
Flor de labios secos
lame tu cara
con espinas
con fuego en la cabeza
te arrastras y mueres.

II
Camino entre aceras y faroles,
en medio de la calle,
un lobo con la boca abierta
(la niebla se tiñe de rojo).
Sin pies,
en el abrigo blanco,
te recojo;
de tu bosque,
te recojo, animal herido,
ulcerado,
sin lengua, sin ojos,
te recojo y sigo.

III
Danzo como llama
fundida
en la espina de un bosque
en la niebla de la calle;
llama que camina en la costa
cabeza de lobo
en los hombros entronada.
Danzo como llama
que se eleva entre la piedra
y el cielo
y en la parte mas alta
abre la boca
para oír al mar aulliar.

miércoles, noviembre 22, 2006

Los significados múltiples del yeso y las gracias a quienes los supieron intuir.

“¿Metiste la pata?” Es una de las preguntas de siempre, de todos. Nota: andar enyesado no da derecho a hacer esa broma siempre, todos. Fuera de eso... hay algunas otras cosas.

El yeso significa muletas. Muletas significan brazos cansados, sangre en tu camiseta (si has andado mucho) Significa un pie que late y se agranda dentro de una jaula azul. Significa levantarte a las seis de la mañana, atar una bolsa a tu pierna, pegarla con cinta, meterte a bañar, caerte del banquillo, el agua moja el yeso: la bolsa ya está rota. Perder tu cepillo, no poder usar muletas y mochila al mismo tiempo. Bajar y andar y correr a clase de las ocho y media... y aún así, llegar tarde.

Significa media hora más si están arreglando el camino.
Significa media hora más si está lloviendo.
Significa subordinar tu tiempo al cepillo que no encontraste, a tu cuarto sin barrer lleno de papeles sin que aparezca la nota del pago de la impresión de la revista.

Cada vez que tengo que subir las escaleras a mi cuarto, lo pienso. Quiero subirme a los columpios y correr. Nunca me había detenido a observar lo elegante de una persona caminando. Qué equilibrio, qué coordinación...

La escena que más me impresionó de “El laberinto del Fauno” fue el pié gangrenado que tuvieron que amputar. Miré mi pié, enyesado entonces, le di las gracias por no estar así. No me puse contenta, sólo recordé que podría volver a estarlo.

Hoy me quitaron el yeso. Acabo de ir al baño y regresar a mi cuarto sólo apoyándome en los muebles y las paredes.

Estoy muy feliz.

Beto, fuiste por el coche para recogerme en el estacionamiento más cercano.
Ale, hiciste mi maleta para que me fuera a mi casa.
Alfons, cargaste mi mochila.
Elisa, lavaste mi ropa.
Ja, me ayudaste a subir el escalón.
Ernesto, compraste mi comida y la trajiste a la mesa.
Gracias por caminar detrás de mí cuando subía una escalera. Por preguntarme cómo iba, por preguntar qué me pasó, por advertirme que no vuelva a meter la pata.

Nunca voy a extrañarlo, eso es seguro; olvidarlo tampoco.

domingo, noviembre 19, 2006

El escritor y la hiedra

A la memoria de
Rafael Ramírez Heredia

Semillas de hiedra
en la garganta,
arrancas el pasto
raíces,
campo de futbol.
Y con el campo
te hiciste un escritorio.

La hiedra se mantuvo
y seguiste hirviendo
en tinta roja
que vomitas
sobre el papel
y tu cabeza
naranja seca al sol
cayó sobre la madera
con sonido de ave
en el cristal.

La hiedra se mantuvo
y te rompió los pulmones,
el pecho.

Me quedo tiritando,
llorando de frío
orinada en un rincón
con el caos y el talento
ahogados en dos promesas
y en tres años.
Cierro los ojos y veo
la tierra en tu cara,
el escritorio que no es campo
sino tumba.

miércoles, noviembre 08, 2006

Las manos de Nacho.

Son tan gruesas, sólidas, firmes. Manos de escritor desatador de nudos, de desenlaces. Manos de papá que me da la mano. Sobretodo de eso. Me gusta cuando me da la mano y se siente fuerte, fuerte, y yo (pienso en sus manos) mantengo el equilibrio en un pie y me bajo del auto. Nacho me suelta, me pasa mis muletas. Me suelta, no me sueltes, mano cálida, mano firme, mano desatanudos, traigo muletas en las manos, siento que me voy a caer.

Me gustan los ojos de Nacho, sus gestos, sus expresiones, sus ojos. Me gustan sus lentes amarillentos por el humo y el brillo de luz que circula en la orilla del vidrio. Me gustan sus historias de África cuando los golpearon por ser blanco, de cuando jugaba rugby y lo enyesaron, de cuando daba clases en la secundaria. Y los dedos hojas de tamal atado, que encienden el estereo para poner a Delgadillo. Se pasa el alto de repente porque alguien le regaló el color rojo.
“Te regalo la banqueta,
“Te regalo el semáforo
“Te regalo la luz roja.Es su cumpleaños y la patrulla detrás. “Baje del auto” y se baja cantando Happy birthday to me. Cierra la puerta con sus manos, antes en su volante; con las manos que ahora dicen no se preocupen, "voy con los oficiales, ustedes bajen las cosas y espérenme” Y lo espero sentada con las placas de la patrulla anotadas con marcatexto en el antebrazo. Sus manos para abrir la puerta del departamento de Andrelí ya está de vuelta, nos alegramos de verle. Las manos pequeñas y dulces con las que le aplaudo cuando abre la puerta. Las manos que jalan una silla, silban con alivio y hablan de lo que pasó. Hablan, Nacho, hablan. Tú debes escucharlas si las pones cerca de tu cara cuando vas a dormir. O cuando te lees en la computadora recargado en ellas. Hablan cuando nos despedimos, me das la mano y me bajo y la sujeto. Me suelta, no me sueltes, mano cálida, mano firme, mano desatanudos, traigo un montón de sueños en la espalda, siento que me voy a caer.

jueves, noviembre 02, 2006

Prendas de abrigo.

Tomamos el metro para llegar al auditorio. “Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina” Yo también me enlisto para tirar el muro a patadas, Joaquín.

Tomamos una camioneta con olor a hamburguesas para ir a cenar. “Si, son buenos lectores” Me gustas, Nacho, a un escritorio de distancia.

Tomamos un autobús de regreso a puebla. “Me lo imaginé. Mariel dormida y ale tratando de despertarla” Creo que todavía te debo lo del estacionamiento de la central, Beto.

Los aviones como tiburones. Los metros como gusanos
Los carros, los autobuses…

Y después de los humanistas rellenos de marihuana, caer dormida junto a un saco de huesos y una armónica.
Y después de los humanistas corriendo detrás del balón, caer rota junto a un par de gritos practicados un mes antes
dos meses
tres meses antes.

Hay ambulancias con piso de sal; sueños que se decantan cuando lloran, cuando lloramos. Dónde está mi mamá, dónde está mi hermano. Alguien me mira y me dice que Beto viene detrás de nosotros en bicicleta. Una inyección, tres ligamentos rotos pero los sueños enteritos. Y Ale ya llegó.

Y después del tiburón que grita mudo, llegué a mi casa y me encontré con todos excepto a Lisa,

vente, Lisa, prenda de abrigo, eres lo único que me falta.

miércoles, noviembre 01, 2006

Una hipótesis coja y sin sustento acerca de la psicología del hombre de derecha y del de izquierda

Si una persona cree que el individuo es una victima de la circunstancia, entonces es probable que sus tendencias políticas sean de izquierda porque la izquierda favorece a las circunstancias más que al individuo.

Si una persona no cree que el individuo es una victima de la circunstancia, entonces es probable que sus tendencias políticas sean de derecha porque la derecha favorece al individuo, más que a la circunstancia.

lunes, octubre 23, 2006

Acerca de cuánto se puede querer a alguien. (lecciones que había olvidado)

Se puede querer admirándolos desde los tobillos hasta los lentes de pasta. Se puede querer desde los cigarros, los kleenex que comparten, la florecita que él rompió cuando estaba borracho. Se pueden querer a medias y con dibujos cojos. Con servilletas quemadas mientras hablan. Se pueden querer con personajes y ficciones que se renuevan, se reciclan en medio de una conversación extendida sobre el piso del estacionamiento. Tres gotitas de esquizofrenia. Se pueden querer con nuestras cadenas y nuestras pieles agujeradas hasta los huesos. Se pueden querer cuando se va al súper y evocan a un crítico del medioevo; cuando van a la biblioteca y hablan de cepillos de dientes. Están siempre fuera de lugar y tal vez por eso los he encontrado.

---

El Imperativo Categórico. (y un delirio que cobra fuerza) dice:
como que no creo que los demás... ¡y a mi qué me importan los demás! ¡ustedes! Me vale madre el mundo, Ale, te lo juro, pero ustedes... ah, no tienen idea, son el mundo, son mejor que el mundo, te juro que se podría secar las dos terceras partes del planeta

El Imperativo Categórico. (y un delirio que cobra fuerza) dice:
o los niños se podrían morir todos de cáncer

El Imperativo Categórico. (y un delirio que cobra fuerza) dice:
y podríamos hacer que todas las niñas fueran Marcela

El Imperativo Categórico. (y un delirio que cobra fuerza) dice:
y me vale madre, si quedas tú

El Imperativo Categórico. (y un delirio que cobra fuerza) dice:
y él.

---

hay tantas cosas...

jueves, octubre 19, 2006

De cómo atarse a la fe.

Cuando un marino está en alta mar y cuando todo cambia a su alrededor, cuando las olas nacen y mueren, no clava su mirada en las olas, porque cambian. Mira las estrellas. ¿Por qué? Porque ellas son fieles; así eran para nuestros padres y así lo serán para las generaciones futuras; así son ahora. Entonces, ¿cómo triunfar sobre el cambio? Por medio de lo eterno. Se puede triunfar sobre el porvenir gracias a lo eterno que es su fondo y que permite también sondearlo. Y ahora, ¿cuál es la fuerza que en el hombre es eterna? Es la fe.

- Kierkegaard

miércoles, septiembre 27, 2006

Claridad

Sin descubrir lo claro,
en el reloj, la nuez,
el relámpago.
Sin descubrir todavía,
sin que el alba y el fuego
muestren
el hilo de fatal reclamo.
Aún busco en las orillas del sueño
tu palpitar remoto y claro
que rasgue las piernas un grito
y que al despertar
caiga muerto como pájaro.
Aliento claro en la ventana
y en la alcoba
dedos de sol almidonado.
Temo la claridad del día
temo el reloj, la nuez,
el relámpago.

lunes, septiembre 25, 2006

Novela alegórica en dos capítulos

Capitulo I

“¡Dios! ¡El reino de Dios! ¡Muéstreseme como los laberintos del grano de mostaza! ¡Tiende un puente entre mi sueño y el paraíso! ¡Quiero despertar con la flor en la mano!”


Capitulo II y último

1. Al despertar, la habitación estaba completamente iluminada y vacía. Sólo quedaban los cuatro muros, el techo, la cama, el escritorio y su silla. Todo era blanco y no había piso. Me senté al borde de la cama a esperar a que el guía llegara.

2. Me puse de pie sobre una superficie fría que se escapaba a los ojos de la carne. Caminé hacia el escritorio y saqué del cajón una llave transparente. Me senté en la silla a esperar a que el guía llegara.

3. Caminé hacia el pasillo que me llevaría a la otra habitación. “Debe haber dos guardianes que me cuestionarán, pues esa puerta siempre está cerrada” Al fin del pasillo, no había guardianes ni puerta: era un hueco que daba hacia otro espacio blanco. “Probablemente sea la Pureza” pensé. Entré pero no había muros, ni Pureza, ni tronos de mármol, ni coronas; sólo un blanco infinito y la superficie fría bajo los pies descalzos. Quise regresar pero ya no había hueco, ni pasillo. Entonces recordé la llave. La tomé entre mis dedos y la saqué del bolsillo. Me la acerqué al pecho para abrirlo. “Aquí puede haber guía” pensé. Cayó rebotando varias veces. No pude encontrarla.

lunes, septiembre 18, 2006

Nacimiento

Debajo del lodo
una caja de madera
con umbilicales
y cordones
Debajo de las uñas
hay quirófanos
donde paren
gritos con
patitas diminutas
Y suero que escupe
y se cuela
Debajo
de estratos y líneas
debajo
¡Nacer, Nacer, Nacer!

lunes, septiembre 11, 2006

Sábado, 12 de Agosto de 2006

Hola niño del bien.

Estoy en un hotel en Poza Rica. Huele a café. Está padre. Hoy sería una noche como para salirnos a la terracita (a mi izquierda) y platicar de cosas. No sé, tal vez de la gente. Me acuerdo de la película que me prestaste, es de mis favoritas. Me enamoré del personaje, yo también me casaba con él cómo la antropóloga. Y las estrellas. Acabo de escribir algo de las estrellas. Es como si viéramos un cromo sobrepuesto de la realidad porque quién sabe si las estrellas sean así o todavía estén. Ser y estar y no sé cual es la diferencia, Eric, es difícil. Me gustaría escuchar a Rachmaninoff porque quiero acordarme cómo me emocioné con los conciertos de David Helfgott. La música guarda sensaciones. Ahora estoy escuchando jazz y suena bien bonito con la luz tenue y el café. Fui a la casa de mi prima y me quedé triste. Tengo miedo. Ella tiene una casa toda bonita y una hija toda bonita y un esposo, no tan bonito pero que se ríe y eso a veces es suficiente. Tiene un trabajo donde gana dinero y a veces me preocupa porque me acuerdo de una pintora que conocí en Nueva York y ví su departamento y estaba chiquito y llenos de cuadro. Sonreía, Eric, te juro que si, pero parecía no ser suficiente. Y parece que yo podría ser así. Yo podría tener un departamento lleno de libros y cafés y gatos. Pero tengo miedo de (¡ay, me dieron escalofríos!) de quedarme en el hubiera. Ende está padre. Tengo cuentos y libros y no sé si me baste. Porque tal vez luego no lo quiero. Quiero agarrar mi cuaderno y lanzarlo a las líneas del metro para que se haga pedacitos como muchas veces quise. En Montreal me costó mucho trabajo hacer amigos, muchísimo. Lucía llegó y ya era amiga de todo mundo. Y me hace sentirme pequeña. Hoy fue a mi casa y le leí un cuento donde un niño lloraba mientras se tomaba un vaso de leche. No se conmovió ni nada. No le impresionó nada y a veces pienso que la gente –¡Eric, la gente!– puede vivir sin la literatura, sin la filosofía. Que las traen implícitas, y esos seres que andan con plumas y cerebros tal vez están demás. Pero son siempre las dudas que me entran ahora, que todo está tan bien, con el olor y la música. Puedo jurar que la música que estoy escuchando (“I’m in the mood for love”) la pasaron en la película de Dumbo. Pero me preguntaba Eric, si la pasión basta. Parece que no. Quiero cosas materiales a las cuales aferrarme y sentirme poco más cerca del mundo. Las personas, la gente, los necesito, los quiero. Como ahora que todos duermen, no hay celular, teléfono, internet, ni amigo a lado a quién leerle la carta, sólo la hoja en blanco y yo que escribo para decirte que me da miedo quedarme con la hoja en blanco. Hay una terraza afuera, me gusta el hotel y la luz. Y me gustaría estar hablando contigo, Eric, porque la gente... la gente duerme.

sábado, septiembre 09, 2006

De cómo atarse al mundo

Cuando le doy el dedo a mi sobrina de cuatro meses, ella lo agarra. Me pregunto si existirá el preconocimiento. Claro, la supervivencia. Hay que aferrarse a algo. Al dedo de la tia. Asi. Aferrarse como los personajes de Michael Ende. Aferrarse a la religión, al ideal, al material, a la existencia. Olvidar que vamos cayendo, cayendo, cayendo y hay que, como las gotas de Julio Cortázar, aferrarse con los dientes. Una vez vi un barco con dientes. Yo creo que los marineros creen en otra cosa porque nunca he podido morder el agua. Cuando leía a Hemingway, tuve que buscar mucho la palabra podrido en el diccionario y no la memoricé. En el diccionario están las palabras. Qué suerte. Patitas de araña. Todos tenemos nuestras patitas de araña, nuestras pestañas de “peque aquí” y no se suelte, dicen los barcos. Y no se suelte, dicen los religiosos. Pero andamos como ateos sin mapa. Miramos las estrellas. Una vez me quedé acostada sobre la arena húmeda. No traía traje de baño y eran las cuatro de la mañana. Recordé que cuando había tenído la oportunidad, no había saltado y corrido y gritado. Hací que comencé a dar vuetas y me tiré al agua fría y me congelé y la mordí. Miré bocarriba las estrellas con el temor de que el agua subiera y se colara entre la falta, entre el cabello. Pensé entonces que las estrellas eran hermosas, pero que eran fatuas. Que la verdadera realidad estaba ahí, ahora, que la ola venía y me arrastraba y me violaba con su carga de arena sucia y pesada y blanca. Era lo que quería porque no tenía por preocuparme de gritar y saltar si acaso alguien.... o si no... o si piensa que... o si se ve que... ¿Quien miraba? Nadie. Sólo las estrellas. Y eran tan efímeras y fatuas que se me diluyeron en los años luz y me quedé con la ola. Sin religión, sin mapa, pero con la ola. Entonces alquien me dijo “Oye, poeta, en qué estás pensando” Y describí las olas como mamíferos negros, describí las olas como encajes, como corrientes, comoformas. Es mi manera de atarme al mundo, querer llegar a lo numénico, querer apropiarme la cosa, la cosa. Ahi está la cosa, ahi está el mundo y ahi estoy yo (sobre la arena humeda y apretando los dientes) ingenuamente aferrada a él.

domingo, septiembre 03, 2006

La expulsión de Faras

“Es un mendigo.” Lo diría cualquiera que te hubiera visto entrar a la iglesia. ¿Qué pasó con tus cabellos de sol que ondea, con tus túnicas de nube? Quedan jirones que te cubren el cuerpo forrado de humedad, mugre y orines. Te duele la joroba con la osamenta retorcida de tus alas. Te duele más imaginarte. Entras a la iglesia sin zapatos, sin asombros para contemplar las imágenes. No sabes por qué quieres contemplar las imágenes: la mirada de la virgen pulcrísima, los ángeles de alas extendidas y pies ligeros, rostro de cera de los santos, las telas de oro que les visten. En otro tiempo fuiste –lo sabes, lo has sabido siempre– parte de tal paraíso. “¿Por qué Dios, en vez de expulsarme al infierno me condenaste a la tierra?”

Una vez más, recuerdas el episodio de tu expulsión. Primero, Faras en los jardines del Edén; Faras hablando con su hermano Jehudiel bajo el Árbol de la Ciencia; Faras tentado por la ambición y condenado; Faras presentado frente a Dios. “Eres tan miserable como los humanos” Las alas que abultaron debajo de tu espalda, las cadenas de piel con las que te ataron el cuerpo, la espada de fuego con la que te cortaron la lengua. Y ahora Faras como cualquier otro; ahora parado en medio de la iglesia clavando sus uñas en las mejillas en un ataque de desesperación. El inacceso.

La impotencia te invade y llena tus miembros de una fuerza que no puedes disipar. Quieres liberar de un destello tus alas, volar al Edén y demacrar la cara del Dios que te hizo mendigo. Gritas cuando tus alas comienzan a romperte la piel. Al buscar una ventana para salir e iniciar el retorno, localizas un vitral sobre el altar mayor. Sangre desciende por tu espalda como fuego líquido. Sangre salpica los entrelazados de oro y la talavera. No te importa. Quieres oír el vitral rompiéndose, la velocidad con la que atraviesas el éter, el grito de Dios destruido. No oyes nada. Sólo el silencio que deja el desplome de tu cuerpo exangüe que arrastró el peso de una osamenta inútil. Cuerpo de músculos flojos y puños abiertos desangrándose sobre el suelo de barro. Estás muriendo. Todo se oscurece y te llenas de sonidos: coro celeste, las discusiones en el ágora, las risa de los arcángeles al contemplar tu condición, reclamo de Jehudiel al verte tirado y muerto en medio de la iglesia. Ahí, casi muerto, en medio de la iglesia.

Los pasos de los guardias a penas se hacen audibles. Sientes que te sujetan las alas y te arrastran por el suelo. En un último intento, abres los ojos y te encuentras con la mirada de la virgen ensangrentada. Te abandonas. No logras escuchar las exclamaciones de aquellos que con asco y asombro te miran. No logras escuchar las quejas del intendente al ver el rastro rojo que tendrá que limpiar, ni el ruido sordo de tu cuerpo depositado en un contenedor de basura. No es necesario: expulsado de la divinidad, encarcelado en el mundo. Lo sabes, lo has sabido siempre.

jueves, agosto 31, 2006

Campeadora

Con tus copiosas lágrimas, fuertemente llorando,
Campeadora, te bates ciega y escurrida
en el carnaval de jirafas y los simios.
Llevas tres frascos en cada mano,
para llorar el destierro del rey, del bufón,
del coyote, de la rana.
Y decantada en el fondo de los frascos,
la crítica de yelmos amarillos y sin raíces
de los argumentos vírgenes y bien portados
con vocablos en español antiguo.

Defendiéndote con las alas abiertas
de las mariposas que guardas en libros,
crees en la piedad.
Defendiéndote con las piernas abiertas
de los sueños que guardas en tu cuarto,
crees en el perdón.

No tienes más ejército que la pluma y un perro tieso.
Para la pluma, la sangre de los partos que te sobran,
para el perro, la leche de los hijos que te faltan,
y para ti, los nombres que no son tuyos,
sino para el papel y las batallas que te creaste:
Babieca, Grendel, Kriemhild, Amor.
Ya no te recuerdas, sino como un trapo de rata vieja,
un saco de huesos en medio de la calle.
¡Una grúa para ti! ¡Princesa! ¡Campeadora!
¡Una pluma perfecta! ¡Poesía corpórea!
Rómpete los frascos y que alguien se los beba
Rómpete las cintas de los zapatos que te ataron al escritorio
de creadores huecos, llenos de bocanadas de puro.
Rómpete tú, pero déjate las manos con las que anudas metáforas
al cuerpo, a la garganta y estrangula al mundo,
conquista la lengua
sin buscar de nadie, el perdón.

lunes, agosto 28, 2006

Cantada por Sabina, Bunbury y Milanés. ¡Qué honor!

Suelo ser, navaja, cuchillo, dientes. Nunca he tenido un ave entre mis manos: es muy tierna y la estrangularía. Si no te hago daño ¿cómo sabrás que te quiero? Violenta y tierna. Creo en las uniones eternas –aunque no hable de ellas– y si me das un solo día para amar, yo recreo la eternidad.

...

¿Si todas las rosas se fueron Lima? Si las limas dan rosas. ¿Si Rosa esta en Lima? Si me como una rosa en Lima, si me como una lima rosa. Si planto rosas en Lima. Una rosa es una rosa es una rosa. Y una lima es una lima. Rosa de Lima. Y pensamientos divergentes de una prima lejana que soy yo misma, pero lejana. Lengua de gato Y pruebo frases sabor distinto, sabor a bote o sabor a corcho o sabor a muñecas bicarbonato de porcelana. Suenan distintas con distintas bocas y en distintos sitios. Bocas que prueban y aprueban y hablan y piensan. Dolor de muelas. Frases que se enrollan en una pluma y escriben. Pan de centeno. Para que después abran sus alas y dejen la hoja; para que después se vayan imprimiendo en mis huellas. Hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos. Una hoja de papel como un abrigo. Una prenda. Vente conmigo.

...

En el fondo del espejo. Me asomo a mi escritura y está algo que tiene mi forma. Y soy tan discontinua, tan distraída, tan distante de la realidad. Ni supone ni piensa con la luna por cerebro. Parece cíclica, infinito andar a ningún lado. En su pensamiento tirando del hilo de su enredo. Y me pierdo. En el laberinto sin minotauro. ¡Sácame del mundo! ¡Te llamo! ¿Teseo?

sábado, agosto 26, 2006

Bittersweet (el niño, el alemán y el escritor)

Sinfonía agridulce, la vida. Hoy un niño de ojos verdes me deletreó su nombre. Hoy otro niño, pero alemán, de ojos verdes jugó con un encendedor y yo tuve ganas de lanzarlo por las escaleras. Hay también un escritor de ojos verdes. Tiene unos lentes y cuando habla de literatura rusa, la luz circula en el filo haciéndolo de una reiteración deliciosa. El limón se puede tomar con miel o con sal. En fin, agridulce. Lo único que no he podido descifrar es el sabor de las letras que conforman el nombre del niño: se escribe con ese y sin hache.


I can't change my mould
No, no, no, no, no...

viernes, agosto 25, 2006

Manzanas en un cuarto oscuro

Ojos verdes donde la luz circula,
apagó las llamas de la alfombra
y todo él se hizo de noche.
Se había movido trazando figuras
redondas como lápidas
agudas como constelaciones.
Charcos con estacas sobre la calle
eran su reino, recordaba los nombres
Venecia, Marruecos, Mongolia,
la ultima capital se le escapó
como paloma de los labios.
Agosto llovía largo y jadeante
como perro cuajado que roe
la puerta cerrada del alba.


Ojos con dos gotas de miel
y una de vinagre, sus palabras
rumian delicados huesos de paloma.
Sus sueños eran feroces como
tigre de encías calcinadas.
Ella, isla ágata, virgen para ti,
tomó el mapa con una mano
y te habló de manzanas en las olas
de una playa violenta e infinita


Ojos de charcos secos y estacas,
–¡te quedaste con las estacas!–
En el desierto, sepulcro de palomas
cuello quemado, domador de tigres.
Lampo sucio que circula en sillones,
cenizas de luz, lo que quedaba.

lunes, agosto 07, 2006

después la espera. (post de una llave y una caida)

Si, si esperé y me llevaron de la mano y me sentaron en una silla de madera y hablaron. Él habló. Lo ví, pensé en quién era y mis pies comenzaron a elevarse. Lo pensé, ví quién era y me caí de la silla. “Ahorita no puedo porque ando ocupado” le dijo y me abrazó. Después fue el golpe de la silla.

El semestre pasado perdí la llave de mi bici y la noche después de ir con él a tomar un café, soñé que una profesora (con dientes de piraña, cuarenta años, y muchas pulseritas para el amor) nos enseñaba a trazar planos cartesianos de agua. La salida al café fue tan intrascendente como soñar eso o hablar en este post de llaves. Mi mamá dice que pongo muchas condiciones. No es cierto, juro que tengo el duplicado en alguna parte.

lunes, julio 31, 2006

esperando

In other words...

es sólo jazz y vertigo acumulado después de subir y subir y subir. hace mucho que no estoy en una montaña rusa. esto debe de ser algo parecido. esperar, esperar, esperar a que llamen desde abajo y me digan que ya llegó, que está aqui y me está esperando.

ahora llaman.

comienza el descenso.

in other words, i love
you.

miércoles, julio 26, 2006

Fragmentos de realidad que se me cayeron al venir aquí.

Cuando entro al museo de arquitectura y veo rayuelas dibujadas en el piso, hace falta Ale.

Cuando como un durazno, llueve y oigo el saxofón que toca el vecino, hace falta Beto.

Cuando quiero que me abracen (y no que me devuelvan el abrazo) hace falta Tavo.

Cuando veo un francés muy guapo con traje y paraguas negro, hace falta mi hermana.

Cuando quiero conocer a alguien inteligente, hace falta mi hermano.

Cuando quiero que me digan la verdad como fuego en lienzo, hace falta Natalia.

Cuando el estado de ánimo descansa sobre una línea recta, hace falta Xavier.

Cuando me hace falta un dios de plástico, hace falta Alfons.

Cuando quiero ver un perfil perfectamente construido, hace falta Gus.

Cuando quiero darme cuenta de que mis ensayos son pésimos, hace falta Todorova.

Cuando como arroz frió con atún, hace falta mi papá.

Cuando siento que soy un poquito más grande, hace falta mi mamá.

Cuando me subo al metro, hace falta Parquer.

Cuando siento que soy la mejor persona del mundo, hace falta Marce.

Cuando termino un cuento hace falta alguien que hable español.

Cuando regreso en la madrugada por calles oscuras, truenos y charchos, hace falta Juan.

Cuando quiero volver a creer en los escritores, hace falta Nacho.



Y lo único que puedo hacer es tararear I'm in the Mood for Love entre línea y línea.

viernes, julio 14, 2006

Estampa de hoy

Se combinan las cosas. Mélanger. Escoge el verbo con más "i" cuando quieras saber cuál es el subjuntivo. Comete un helado y súbete a los columpios. Recuerdo que una vez la policía se nos quedó mirando porque jugábamos en los columpios. Hace calor. Hoy le marqué a un amigo y después de reconocernos, me habló su hermano que acaba de llegar de Leeds y su cara se me fijó en la memoria con alfileres*. Huele a perfume. Cuando tengo sueño, siento que el tiempo se comprime y que vivo todo el día a la vez. Hay una señora con camiseta azul que pasa por la calle con la cara baja. Es el sol, el cansancio. Habrá que subirle en un columpio: se la ha pasado contando las vocales del subjuntivo.

martes, julio 04, 2006

Lunes, 26 de Junio de 2006

Hoy han pasado cosas. Como todos los días.
Ayer, por ejemplo, lavé mis vestimentas... mis vestimentas, ¡que palabra! Vestimentas. Bueno, pues las lavé. Era la primera vez que lavaba mis vestimentas yo sola en esta casa. Lo hice bien, dos de detergente, la lavadora en la ene, prendes el interruptor. Para usar la secadora debes poner un pañuelo que huele a insecticida y se disuelve con el calor. Es para la estática. La estática, palabra no utilizada en la mercadotecnia de los países cálidos. Bien, bien. Ayer fue un buen día de lavar mis vestimentas.

Hoy, por ejemplo, el cuarto de lavado amaneció con medio metro de agua sobre el piso. Ropas flotando, lavadora rota, secadora descompuesta. Dice Nadia que fue un tuvo que se rompió.
“Probablement j’ai fait quelque chose…
Ella dice que no, que no fui yo, sino alguna otra cosa y. No sé, no comprendo bien el francés todavía. Ella dice:
“C’est un accident seulement.
No comprendo qué pasó. ¿Es que las circunstancias me están jugando alguna broma en la coincidencia temporal o Nadia esta encubriendo mis errores? ¿O me lo está insinuando?
Demonios.
Hoy fue un buen día –otro buen día– para reclamarle al tiempo cosas.

lunes, julio 03, 2006

Domingo, 25 de Junio de 2006

Ayer fue el ultimo día que comí carne. Hoy fui a Ottawa. Han pasado cosas. Por ejemplo, tengo un amigo norteamericano que estudia literatura. Ayer, cuando decidí dejar de comer carne, cuando decidí que solamente iba a contemplarlo como amigo. Hoy viajé y me perdí. Mañana preguntará cómo estuvo el viaje y le diré que genial. Pasado mañana me compraré unos zapatos. Ah, todo tan grandeburgués.

Algunos de los días pasados –hace rato, es posible– miré el rio de Ottawa y pensé en un marinero que, sin saber nada de navegación, se lanza en el mar y se pierde en el tiempo. Ahora que lo escribo, me doy cuenta de que no es una historia trascendente (como ninguna de mis historias hasta ahora escritas lo es. Si una sola llegase a ese punto, me atreveré a mirar a los ojos a Julio Cortazar cuando me lo encuentre en una reencarnación de tiburón martillo jejeje) Tú, Cortázar, sabes cosas del tiempo, ¿no? :
“Es como un bicho que anda y anda” En la carta a Rocamadour.
Leí un poema en el new yorker, borrowed from Rob, de algún árabe melancólico y dice:
“Those of you who are descending
from the mountains of the past
how can you climb them again,
and why?”


Después de leerlo, se me trepó la infancia como si fuera una enfermedad, o un bicho y por primera vez en mi vida –ni siquiera cuando vine a Canadá cuando tenía 15 años, ni siquiera cuando cambié de cuidad para estudiar literatura– lloré mucho por todo el tiempo que he estado fuera de casa. El tiempo. Es la única explicación que puedo encontrar. ¿Cómo no haber llorado la semana de inducción dónde no había nadie, nadie, nadie conmigo? Semana llena de juegos cuyo objetivo es desarrollar mediante la convivencia, las habilidades necesarias para el ejercio adecuado y responsable de la sexualidad. Que asco. Los que después serían mis dos mejores amigos sólo había una niña hostil como lagarto y un niño nervioso como ratón. Pero el tiempo, Mariel, el tiempo. Todo se diluyó y del agua brotó una burbuja, realidad ingrávida que sólo nosotros comprendíamos. Ahí, no había tiempo, como en la música de Johnny.

Ahora hago el recuento porque la realidad volvió al agua y yo me quedé sola. Tal vez por eso lloré la noche pasada cuando subía a la terraza y ví los fuegos artificiales y tuve que morder una almohada para que zacky o nadia o sarah no vinieran a preguntar
Qu’est-ce qu'il se passe?
Y no hubiera estado nada mal que vinieran.

BESTIARIO.ERICH-Jueves, 22 de Junio de 2006

La primera vez, una camisa verde. Decía Colombia. No era de ahí, sólo me gusta, me dice con agresividad de erizo. Ojos negros. Piel de roca de mar: puntiaguda y salada. Arisco. No enseñas los dientes cuando te ríes. Cabello corto, negro. Sobre la nuca, las plumas amarillas de las flechas que te lanzó tu esposa, tu hija. Sólo esa parte teñida y un arete en la oreja. Redondo igual que tu risa que asciende y desciende en el mar de burbujas amargas. Debajo de la piel, un nudo de hilos morados en las muñecas. Una bola en la garganta. Otra vez le preguntaron que si aprobaría una asociación para ayudar a los niños africanos y dijo que sí muchas veces, como quien pide una disculpa. Las flechas y su hija siguen. Es divorciado. Viaja.

La última vez, una camisa roja. Decía Alemania. Regreso a mi país el próximo viernes así que hará la tarea en el avión jajaja –burbujas amargas– en el avión, repite. La maestra cierra los ojos y sonríe. Pero a ella, la agresividad no le ha golpeado los ojos. Una vez, él dijo que mi mente era muy diferente de todos y nunca supe si se burlaba. Nunca comprendió una metáfora, un juego. No creía en la imaginación, sólo en la estupidez.

Y no sé por qué, siempre traté de agradarle.

BESTIARIO.ROB-Martes, 20 de Junio de 2006

Rob.
Y así de simple. Tres letras y tres cucharadas de medicina. Cierra los ojos. Poesía norteamericana. Cierra los ojos. Estructuralismo. Cierra los ojos. Ficciones. La poesía que trato de no oler pero parece mucho mejor. Me siento mucho mejor. Ante la complejidad de sus palabras, el mundo se simplifica

bueno, una disculpa por la inconstancia.

es dificil usar en internet por acá-

miércoles, junio 21, 2006

El inicio del bestiario.

En Montreal he visto cosas rari'simas, personajes. Este es el inicio de un bestiario. Me encanta describir a los dema's.

lunes, junio 05, 2006

IN TRANSIT

El renglón está en blanco.
“¿Qué pongo aquí?
Ella, una mujer vestida con uniforme azul marino tomó la ficha de migración y escribió: IN TRANSIT.

En el avión había un chino que me preguntó si la revista estaba en español. Yo le dije que si. Preguntó si comprendía el español yo le dije que si. Hablamos de tes, de cafés, de jugos de tomate. En un vuelo recorrimos el continente americano. Una montaña rusa, yo soy cardiólogo. Y yo estudio literatura. Intercambiamos datos y nos despedimos. El estaba en la parte alta de la escalera al llegar al aeropuerto. WE WERE IN TRANSIT.

En la fila había un gringo con el que choqué sin querer. Queriendo repetir todo, le dije que si, que hablaba español. Estábamos en la aduana canadiense. Hablamos de bicicletas y de globalofóbicos. En la aduana canadiense, checaron mi ficha de migración.
IN TRANSIT.

Llegué a la casa canadiense, con una familia.
Dos horas después, salí de la casa y de la familia
IN TRANSIT.

Me llevaron con la familia correcta
Dos meses después volveré con mi familia en Tampico
IN TRANSIT
O con mi familia en Puebla, después de dos semanas.
IN TRANSIT.

Nunca había amado tanto esas palabras.
Tal vez mañana las odie; pero está bien.
Words are in transit, just like me.

jueves, junio 01, 2006

Eso suena.

Ahora veo una pecera, sin agua, llena de peces de ojos abiertos. Hay un caracol. Me gusta la palabra. Creo que caracol, tiene algo de descenso, algo de infinito, es como una canica que rebota hacia abajo. Tal vez por las vocales, las sílabas
ca
ra
col
ahhh, suena a tacones que bajan una escalera de mármol.
Pero iba a decir otra cosa; acerca de la gente que habla del calentamiento global. Suena bien eso de calentamiento global, suena importante. Suena a que tenemos una conciencia redonda. Eso de global le da un tono serio... Cortázar diría que es la gente que ha contraído el hábito de creer en el mundo exterior (léase instrucciones para llorar). Vargas Llosa escribió "La cuidad y los perros" a los diez y nueve años. Debería de estar escribiendo algo importante, o preocupándome por el calentamiento global.

martes, mayo 30, 2006

Indicios que marcan que has estado fuera de casa durante mucho tiempo:

1. Es difícil encontrar los interruptores para encender la luz.

2. Se te olvida la edad de tus hermanos.

3. Cuando te bañas, el agua te sabe rara.

4. Cuando te bañas, ya no sabes calcular bien el tiempo que dura el agua caliente.

5. Te das cuenda de que nunca extrañaste la banda de guerra que toca los lunes a las cuatro de la tarde. Imposible leer.

6. Se te olvida cuál de todas es la llave de la entrada principal.

7. Ordenan tus libros por tamaños. (no es que estuvieran en desorden, estaban ordenados de acuerdo a la nacionalidad del autor)

8. No soportas el clima.

9. Estornudas mucho.

10. Desconoces el sabor de tu alacena en el cereal de la mañana.

domingo, mayo 28, 2006

Puestas en escena

En el escenario sólo había una silla. Luces de noche. Frases encabalgadas de un personaje, de otro, de otro. Toda la escena está lógicamente fragmentada. Entonces llega el estruendo de un gran salto y no puedo verle la cara al hombre que lo dió. Los zapatos que estrellaste contra el piso, las caderas que clavaste en el tiempo, los ojos con los que te tragaste la luz. Nunca tu cara. El ruido vino cargado de realidad. Todos los personajes se habían ido. La lógica se rompe como un vaso.

Ese se parecía a Rodo.

---
“¿te acuerdas de mi?
Silencio. La función ha terminado. Las criadas se quitan los refajos, los galanes nostálgicos frente al espejo. La gente anda, las luces están prendidas. Gaby, la prima de Javier Cardín, mi ex, vuelve a los camerinos. Yo quiero irme, pero algo en la forma de sus ojos me retiene.
“¿En serio no te acuerdas de mi?
Sonrío. Más silencio. Quiero que esta función termine. Tal vez me confunde. Hay que ir por las flores, hay que devolver las camisas prestadas. Mucho que hacer detrás de telón. Pero ahora estamos con este hombre y no sabemos quién es. Tal vez si se pone una camisa y va por unas flores y abre el telón, me dejaría ciega. Entonces la función sería excelente.
“Soy Javier.
Ahí va la lógica otra vez a quebrarse con su nombre al descubierto. El corazón como sapo hinchado. El corazón como sapo muerto. Son los mismos ojos pero más claros. Es el mismo cabello pero más lacio. El mismo nombre pero con otro contexto. Otro contexto que hace otro nombre: fuimos en la primaria juntos.
“Eres Lamélas ¿verdad?
Casi siento vergüenza de haber sido tan niña que se le acelera la sangre frente a la suposición amarga. Cardín nunca fue conmigo en la primaria. Cardín nunca vivió en mi misma cuidad. Cardín nunca, nunca.

Se parecía a Javier.

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El camino de regreso. Él aún traia el vestuario de El Galán de Ultramar: saco negro. Era de noche y hacía calor. No hace falta decir todo lo que dijimos porque no es importante. Sólo importa que tenía la piel muy blanca, ojos miel, cabello castaño y vestido de negro. No era él. Era un referente.

Increíblemente, mencionó algo de literatura Rusa. Como Beto. Y cuando le dije Tolstoi o Dostoievski, dijo que eran demasiado clásicos para leerse Y sin querer –¡juro que sin querer!– le pregunté si le gustaba el jazz. Como a Beto. Y él dijo “rock jazz” Por eso no es importante lo que dijimos. Porque me rompen la imagen. Y Beto ahora está muchos kilómetros lejos de Tampico y muchos kilómetros lejos de moverme el corazón como sapo hinchado.
Me quedo con los colores. Con la actitud de galán.

Se parecía a Beto.

---
Rodo. Javier. Beto. Tres seres inexistentes. Tres personajes. Tres obras perfectamente escritas, nunca puestas en escena.
¡Qué triste! –creo.

miércoles, mayo 24, 2006

Cosas que se derraman; cosas que fatalmente se derraman.

Tengo una cinta de tristeza larga pegada en la frente.
Es larga y dulce.
Tapa el agujero que me hice cuando olvidé el escalón que había antes de entrar a la casa,
Cuando me froté la frente con un borrador tratando de acallar la mente,
Cuando me estrellé con la esquina del mesabanco y me quedé ciega.

Una vez, un señor con cara plateada y bigote rojo pronunció mi nombre y yo me acerqué. Llovía.
Entonces él dijo. “Llévate esta cinta para que no se te derramen” y señaló sobre el agua el color de mis recuerdos como si fueran aceite.
Me arrodillé para verlos. Había una casa, un reclamo con mil voces, dos ojos de un maestro verde. Y me horroricé tanto que tuve que desconocerlos y enjuagarme la cara. Después me pequé la cinta para que el líquido no fluyera. Recordé a dos amigos, recordé una sonata, recordé mi alcancía de gato, recordé una carta, recordé un cereal sabor alacena.

Cinta en la frente. Tristeza sobre la herida. Cinta en los ojos. No quiero llorar.

Porque si me secara ¿qué iba a ser de mi?


Son las garras del recuerdo: la nostalgia.

sábado, mayo 20, 2006

Y sólo tengo un cuento y un chocolate.

Desde que llegué a Tampico tengo ganas de hacer cosas como escuchar jazz en el carro de Beto. Quiero gritar ¡ahuia! con Ale. Quiero glosar a los conquistadores y los cronistas de indias. Reírme de los maestros al hablar. Quiero incendiar las matas de mi jefa. Quiero reunirme a trabajar sobre el libro. Tomarme un café en macondo. Salir los martes del cine club y discutir la película. Quiero burlarme del acosador Alexis. Quiero reírme de los personajes en las piezas teatrales que dicen “muerto soy” Quiero ver a la sendicstina. Quiero volver a presentar el examen oral de literatura medieval Española. Quiero leer en voz alta algún cuento nuevo. Quiero compartir una ensalada con Marce. Quiero comerme un chocolate. Quiero ver una película con Beto y con Ale y con la lluvia en la ventana. Quiero estudiar para el examen de Octavio en los sillones de Ray. Quiero jugar maratón con Nacho. Quiero ir a casa de Ever. Quiero andar y andar sobre las calles empedradas de Cholula.

Y de todo esto, sólo puedo leer un cuento y comerme un chocolate.

Ya quiero regresar.

Una dosis de tragedia.

Ahí va Hemón. Ahí va Melibea. Ahí va Romeo.

Todo mundo se suicida.

Llegaste tú. Con los ojos llenos de teatro. Con el alma de cristales rojos y fríos rayándote la razón.

Dijiste: “Si muere ella, muero yo. Si no puedo estar con ella aquí, tal vez en otro lado después de la muerte”

Diste mil vueltas como bufón descarriado. Gritaste cosas incomprensibles. Reclamaste tu pequeña porción de paraíso de la que habló Paz. Y eso que no has leído a Paz, ni a Rojas, ni a Shakespeare. Después quedaste enfrente de mi puerta, hecho una plasta gelatinosa, arrancándote los cabellos. Pero estabas en otro idioma y yo no pude comprenderte.

“Perdí todo por ella. Si la pierdo a ella, entonces ya no hay nada”

Cerré la puerta y los perros vinieron a lamer el piso.

Somos seres trágicos, patéticos. Necesitamos la angustia para sentir que estamos vivos. Y si no hay angustia alguna, tenemos a Shakespeare. Para eso está.

Tal vez te falte leerlos: harías menos tragedias.

viernes, mayo 12, 2006

Los inicios.

Hace tiempo dijiste que querías ser escritora. ¿Te acuerdas? Estabas en el baño con los shorts hasta las rodillas y reflexionabas sobre la Fuerza de Sheccid –¡así de pequeña estabas!– dijiste “Quiero ser escritora” y en seguida quisiste romper tu cabeza contra la esquina del lavabo porque sabias que no lo ibas a poder olvidar. Después, saliste del baño y encontraste un montón de manuscritos, de historias, de poemas que reconociste como trabajo de escritor. No estabas conciente de que lo era. Dijiste ¡Aquí hay escritora! y entonces saliste al mundo con esa bandera pegada en la frente para que te escupieran.

Hace tiempo dijiste que querías estudiar literatura. ¿Te acuerdas? Te metiste al salón de clase y quisiste romperte la cabeza con la esquina de un mesabanco. Después, saliste y no había manuscritos, no había historias, no había nada.

Hace mucho que no haces lo que deberías hacer para ser quien quisieras.

Y eso que ahora lo deseas concientemente.

sábado, mayo 06, 2006

El descenso del gato

Mi neuronas eran una jaula. El alfabeto se reconocería. No sé bien por qué pero una vez me pusieron un gato en frente y me lo comí. Lo recuerdo. Estábamos de viaje por el camino al infinito y mi hermana sacó un durazno. Como yo no tenía frutas, me comí al gato. Lo mastiqué, lo sentí trepar por el cuello, lo escuché asentarse en mi cabeza. Todos se dieron cuenta y quisieron regresar. Al llegar a casa, mi mamá agarró una sombrilla para sacarlo por la garganta. No pudo: se sentó en el piso a llorar con la sombrilla abierta. Ese día el aprendió a maullar y al día siguiente volvió a hacerlo porque se atravesó un ave. Yo había cambiado de cuidad, de familia y de ojos; pero el gato seguía ahí. Condenó al ave con sólo verla y maulló como sombrilla y rayó mis ojos con sus garras. Temí quedarme ciega. Corrí en dirección contraria pero el ave pero parecía estar en todos los sitios a un mismo tiempo. Cuando soñaba, oía gritos lejanos con su nombre y al despertar yo estaba ronca y seguía diciendo su nombre como en un susurro. Así amanecía siempre: su nombre en la boca, las garras en mis ojos, la bola de pelos en la garganta. Una vez pensé que el gato había sangrado mis ojos. Sentí un descenso tibio y me sorprendí cuando, frente al espejo, ví mis mejillas secas. Todo cada vez se hacía más difícil. Las garras habían roto las redes neuronales. Sólo me quedó escribir para tratar de enjaularlo.

Ayer el gato cayó al pecho como un puñado de arena. Se fue desgastando poquito a poquito con el simple vuelo de las ideas. Vidrio aterciopelado descendió y todo junto volvió a ser gato. Se acariciaba contra las paredes del tórax. Cuando por segunda vez vió al ave con su cola de mil soles, quiso ir tras ella. Yo intenté quedarme quieta, pero su impulso me hizo caer hacia delante. Al quedar con la boca tan cerca del piso el gato echó a andar. Apreté los labios para que no escapara y él me miró desde arriba. Mis manos temblaban. Me levanté rápidamente –el gato con la nariz entre mis labios– y me lo tragué. Entonces miré al ave y se desintegró en luciérnagas. El gato calló al pecho y yo caí de rodillas. Entre sollozos se escapaban los maullidos.

Como si quisiera ahogarse, el ave se tragó media docena de borrachos. Me sujetó del cuello pero grité y se alejó. “No le hagas caso” dije. El gato dolía como destellos calientes. El ave rompió una botella y yo lo sujeté antes de que se fuera al piso. Durante la noche, había volado siete veces, así que lo amarré de una pata con un hilo a la mesa. Sus calcetines estaban mojados y se los quité. Al momento siguiente, yo lo estaba devorando. Su piel blanda y escalpada. Sus ojos de luz y niebla. Su vuelo de darse topes contra mi boca otra vez y otra y otra queriendo sacar algún monstruo que se lo comiera, como si mis labios fueran un sombrero. El gato estaba muy lejos de mis labios: estaba en mi vientre. Rasgaste la falda con un grito de vértigo. Traías conquistados mil cielos; traías conquistados los laberintos sonoros de las cúspides; traías conquistados los ríos de leche que sembrabas. El gato quedó ahogado y tú como corneja moribunda. Abandoné el lugar. Tú te quedaste riendo debajo de la mesa.

Murió el gato y lo vistió una capa de larvas. Los órganos se le reventaron. Mi vientre comenzó a hincharse. Mi madre tomó un cuchillo y unas pinzas para intentar sacarlo de entre mis piernas. Fue la segunda vez que me fui de casa. “Ojala parieras ratones” grito. Retomé la calle dorada que lleva al infinito pero a la mitad del camino nació el gato y tuve que regresara a quemarle las alas. No me gustó. Tenía la voz pequeña y los pies arrugados. En mi casa no había nadie. Sólo encontré la sombrilla negra, el corazón del durazno y un manuscrito sin final. Decidí terminarlo para no dejar abierta la jaula. Después, lo mandé por correo. La dirección del bar y el ave debajo de la mesa como destinatario. Eché al gato al horno y salí con la carta entre los dedos. Quería recorrer la segunda mitad del camino al infinito.

jueves, mayo 04, 2006

una lista arrugada.

Mi pecho es la flor seca de un cactus.
Y si lo desgarran con muertes no sangra:
se queda mirando como perro que no comprende.


Hoy, reiste muy fuerte y en el fondo de tu boca ví un papel.
Metí la mano a tu boca. Saqué la lista.

Numero uno, punto y guión, mariel para quererte
y admirarte y escribirte.
Y número dos,
Y número tres,
Y

Fuiste haciendo listas como si citaras literatura rusa.

Pero fueron crueles como listas de judios. Nos mataste por masas.
Y despues te suicidaste sobre los cadaveres.

Niño escritor, asi de solo estás.
así de solo.

viernes, abril 28, 2006

el peso de las cosas

Alguna vez quisimos ser astronautas, futbolistas, bomberos, pilotos. Nos quedamos con ganas de leer algún libro, de ganar una medalla. Siempre. Poco a poco, el hueco pesa más. Cuando dijimos adiós porque era lo mejor para ambos, cuando dejamos el equipo deportivo, cuando no defendimos lo que queríamos estudiar, cuando besamos sin sentir nada, cuando tenemos ganas de escondernos porque no estamos listos, cuando fuimos a dormir preguntándonos por qué diablos no le pedimos su numero de teléfono.

El peso de un granito de arena por cada una. Somos un saco. Lo sentimos en el pecho y en los ojos. Le quitamos a las cosas importantes la importancia. Y nos quedamos sin qué amar.

En el libro de "La cuidad de los corrales de oro", un padre dice a su hijo: Cada vez que dejamos un sueño sin cumplir se nos apaga una lucecita en el corazón

¿Cuánto pesará nuestra oscuridad?

martes, abril 25, 2006

Choque automovilístico

El maestro dijo que el cerebro no distingue la realidad de la ficción; dijo que, por ejemplo, imagináramos jugo de limón en la boca. Todos salivamos.

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Ayer me llamaron y yo creí que habían muerto. Viajaban de Puebla a Tampico. Ustedes carro y mi hermana en autobús. Salieron a la misma hora, el autobús detrás del carro rojo.

“No queremos que Lisa vea lo que pasó
“¿Qué paso Xavier?
“Tu dile eso a Lisa.

Comencé a inquietarme. Nos habíamos dormido a las cinco de la mañana. Ellos manejaban desde las doce del día. Eran las siete.

“Hola Lisa ¿te desperté?
“No. Estaba viendo una película
“¿Cuál película?
“La de los increíbles.

Como no había podido volver a comunicarme con ninguno de mis tres amigos, le marqué a Lisa aunque no pensaba decirle nada de la llamada anterior.

“Vamos a vuelta de rueda.
“¿Por qué?
“Un choque. ¡Ala Mariel! ¡Está impactante! Un carro rojo contra una carcachita verde. Hay sangre por todo el piso. Acaban de pasar dos ambulancias. Está horrible.

Y en cada frase yo me tragué las imágenes donde mis amigos quedaban abiertos en la carretera con el cuerpo destrozado. Imágenes como latigazos, perfectas. En mis cuentos hay descripciones clarísimas de choques, de carreteras, de cuerpos, de carros.

es curioso, Ángelo que la primera vez te saliste por la ventanilla y otra vez fuiste a parar con el pecho abierto como granada en medio del campo

No pude seguir hablando. Le dí a Ale el teléfono.

Pero Mauricio gritaba jurando que no había visto al trailer y lo siguió gritando hasta que amaneció

Fragmento de todo lo que ví, pero Ángelo y Mauricio tomaron la cara de los amigos que ahora seguramente estaban tirados, a la orilla del camino. No me contestarían los celulares. No podían.

y cuando volví a meterte el celular en la bolsa ya no convulsionabas y los insectos se juntaban sobre ti y yo tenia un sabor salado en el metal de la boca,

Aunque Ale llegaba y me decía que no me preocupara porque Lisa cree que no es el carro de ellos, no es el modelo, esta casi segura, Mariel, tranquila.

Una varilla larga y lenta se fue doblando dentro de mí hasta que no sólo vi el piso. Mis manos se agarraban a la realidad del suéter de Beto. Cerré los ojos y las imágenes fluyeron. Abrí los ojos. Seguían ahí. Seguí intentando llamarles. Le llamé a Juan Ángel. Me contestó Xavier.

“¿Qué haces con el celular de Juan?
“Mmm, fue al baño
“¡Dime!

Y minutos después, Juan Ángel llamó. Explicó todo: Hubo un choque en la carretera. Era un carro igualito al de nosotros. Te llamamos para que le dijeras a Lisa que no queríamos que viera lo que había pasado porque no queríamos que se asustara.
“No se preocupen: no se asustó.

Colgué.


El sabor del choque duró tres días entre mis labios.

miércoles, abril 12, 2006

la seguridad del mundo comprado.

Ahi vamos.

Mi hermano acaba de cometer un error:
dijo que quería estudiar música

“Don't ask yourself what the world needs.
Ask yourself what makes you come alive and go do that.


Y cuando lo dijo, mis papas voltearon a verme para que le dijera algo.
Estudio literatura. ¿Qué pueden esperar?

Because what the world needs is people who have come alive!"

“mecatronica es la carrera del futuro” Dijeron ellos.
Vamos hermano, estúdiala, tal vez entonces seas rico y puedas comprar instrumentos de colección para tenerlos en una vitrina.

El mundo esta en reposo, envitrinado, muerto.
Lo bueno es que podemos comprarlo.
Y eso nos reconforta.

martes, abril 11, 2006

welcome to reality.

Hay personas normales. Esas que entran al oxxo y compran un jugo de piña, unos cigarros, unas galletas y un queso. ¿Reunión en la casa? No siempre. Son las ocho y cuarto de la noche y voy a Poza Rica. Tengo miedo porque nada más tengo cien pesos y con eso no alcanza un boleto. No quiero quedarme en Poza Rica si acaso las salidas se retrazan y pierdo el autobús… pero no hay que hacer tragedia.

Una reunión estaría bien. Tomar un trocito de queso, una copa, que tal licenciado cómo están sus hijos, qué tal va la chamba. No tengo amigos de traje, de hijos y de chamba. Tampoco un cuchillo para picar el queso en trocitos. Comerlo entonces como manzana. No hay botaderos para las galletas. Jugo de piña pero no alcohol. Aunque lo hubiera no tomaría Ayer me tomé el alcohol de toda mi vida. Así que será una fiesta de sobrios, pásele licenciado, siéntese. Sacar un cigarro, dos, veinte. Tirarlos y quedarse con la cajita de metal. ¿No fuma? ¡Que sorpresa! De todas maneras me atreveré a pedirle un encendedor. Y el comedor es una mesa roja. Y la casa está abierta las veinticuatro horas. Y queremos verte feliz.


Hay personas normales. No siempre. Pero nadie se asombra: hemos perdido esas capacidades. De todos modos, nadie se sale del dogma para asombrar. Más bien tenemos hambre y se nos atravesó un oxxo. Y aunque a veces me río de mí y me escribo, hay otras en que me gustaría agarrar el queso, las galletas, el jugo y los cigarros y llegar a casa a preparar la reunión. Carajo, sólo tengo cien pesos.

viernes, marzo 24, 2006

sobre la existencia de las cosas

Hay cosas que no existen: santa, los reyes, el raton de los dientes, winnie pooh...

El hombre perfecto si. Aqui esta (juro que la foto es real)



miércoles, marzo 22, 2006

Manchas en la pared.

Las manchas mas antiguas vienen de cuando tenía seis o siete años. Eran para ver cuánto había crecido. Las hacía cada semana para darle tiempo a mi cuerpo de estirarse o encogerse. Gran desilusión si las marcas recientes quedaban por debajo de las anteriores.

Las siguientes manchas en la pared son los días que faltan para que llegaran las vacaciones. No me gusta la escuela. La maestra me ponía a ver un punto en el pizarrón hasta que tocaran la salida. Entonces yo me iba, pero el punto se quedaba ahí. Faltaban dos renglones de tachas en la pared para que saliéramos de clase.

Esta no es una mancha en la pared. Es una nota y dice “mami, te odio”

Cuando salió la película de starwars episodio uno, mi hermano hizo una colección de mocos en la pared. Cada uno tenía el nombre de un personaje. También esos dejaron manchas.

Las manchas grises eran de las tocadas. Era mi novio y las marcas las hizo con la cabeza del bajo, cada vez que se agachaba a ecualizar rayaba la pared. Decía “mierda” y me volteaba a ver: “Así va a terminar tu pared”

Ese era mi cuarto, una vez escribí una carta mirando una mancha.

Los globos que pegaron en la fiesta de despedida. La goma de la cinta y el polvo chicloso. Nunca supe muy bien porqué me iba. Tal vez mis amigos si y por eso me hicieron una fiesta. Las manchas no se quitaron. Yo no pude mirarlas mientras hacia la maleta.


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Estoy fuera.

Ya no hay manchas.

No creo en los ídolos,
sólo en los referentes

Y tengo miedo.

sábado, marzo 11, 2006

Acerca de la trascendencia

Hoy. Escuché jazz y ví un par de patos en el circo. Tres sueños. Ayer me tomé un vodka y una ensalada. Mañana puede gotear el sol como los árboles que mudan hojas de sueños rojos. ¡Vamos como tontos enredándonos en figuras temporales! Nos construimos ataúdes para escapar de la muerte. Traemos ya un alboroto de mil circos para no escuchar el silencio. Inventamos los árboles, los soles, los sueños para no queremos quedarnos a oscuras. Y tal vez nadie asista a nuestra función. No nos importa. De todos modos dios nos apagará como cigarrillo sobre un pastel.

viernes, marzo 10, 2006

Escritora

Como ave volando entre lagrimas.

Gotas de cera. Los sueños se cubren.


Como ave encubando murmullos tristes.

La muerte en un huevo. Ganas de escribir.



Eras un pato que se tragó un tintero.

¡Perdoname! ¡Te ves tan triste!

Unas manos para disecarte.

para arrancar tus plumas

y hacerte una bola de ventanas y cristales.


Lo unico que te queda

es estrellarse contra los vidrios

y comenzar a escribir.

domingo, marzo 05, 2006

The End of This Chapter

Un ultimo post para ti. Niño cromático, niño paloma que huye, niño ojos de miel, niño que dios cosió como muñeco de trapo. En fin, niño Alberto. Niño tan simple como tu nombre sin metáfora.


[Chapter One] / I gave you my time / I gave you my whole life / I gave you my love...


Te volviste un niño corriente. No de esos que hacen con moldes, pero casi. "Es que él es tan poco..." le dije a tu amigo mientras te señalaba. Y tu amigo me dijo que me rendía sin luchar. No es cierto. Tenía la mejor táctica: fuí yo con todas mis fuerzas; luché hasta el final siendo para que vieras, siendo siempre lo que era y lo que soy solo para que vieras. Cerraste los ojos y ¡que bueno!, porque asi me di cuenta de que, ¡niño! ¡nos hacia falta tanto!

Nota al margen: Yo estaba dormida y las luces estaban apagadas. Bien hecho, Ale, era la unica manera de manera de mirarnos como queríamos.


[Chapter Four] You have new love / and it looks good on you / I have never wished you dead.... yet.


De repente te me acabaste. Diré como una vela que se apaga, porque eres un lugar comun. No eres poesia. Te hice poesia. Y lo sospechaste. Entonces te levantaste de la mesa y dijiste "no te pelees por mi, Mariel" ¿Que no sabias que, de toda la discusion, tu eras la parte menos importante?


Es Sonata Artica y lo que dicen es odio...
I tell you that past times won't die... / I tell you that old lies are alive / Love due to expire too long time ago / Kills me, it will kill you...too.
...pero ni siquiera lo siento.


[Last Chapter] Indiference is silence.


No mas metáforas.

just silence.

Hola lectores!

Escribir es escribir.

Y si yo fuera un escritor, sería Márquez. No por su prosa excelentísima, sino por lo volatil de sus promezas.

Aqui estoy de nuevo, con el mundo reconstruido. Tiempo, se necesita tiempo. And now I got my remarked world which I can shatter again and again and again.

Lectores, lectores: ahi voy de nuevo.

Nunca podré dejarlo.

Aunque me quede sin mundo.

un abrazo

miércoles, febrero 22, 2006

Disculpen lectores

jejeje, esa frase es un topoi.

Ya me cansé del blog. Tal vez de escribir.

no sé.

Sólo sé que ya no quiero.


lectores geniales, disculpen.

un abrazo.

viernes, febrero 17, 2006

Scorpions (interpolated)

Time, it needs time
to remake my world again...

lunes, febrero 06, 2006

Conversaciones de baño.

Alberto: ¿saben que hay una comida atorada en el lavabo?
Ale (sarcástica): ay si Alberto, un trozo de carne.

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Mariel: Alberto, dice el señor que queda muy poquita agua.
Alberto: ufff ¿Qué hago? ya me mojé.
Mariel: Pues no sé. bañate rapido.
Alberto: Nooooo. ¿Y si me quedo con jabón?
Ale: ¡No sé Alberto, por primera vez resuelve algo solo!
Alberto: ah, ya se. Me mojo. Cierro el agua. Me tallo. Abro el agua… ¿Seraaaá? Pero no. ¿Y si me quedo lleno de jabon? ¿ya habrá llegado la pipa?
Ale: no seeeé Alberto (A Mariel) eso que le pasa a Alberto es algo que me pasaría a mi.

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Mariel: Alberto, voltéate que voy a salir.
Alberto: Estoy volteado. La Mema te puede ver, pero yo no. Esta bien atenta a la puerta.

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Alberto:¿y a quien le robaste el jabón, Ale?
Ale: ¿a quien? no sé
Alberto:¿y estaba usado ya?
Ale: no, estaba nuevesito. ¡Ah! ¿usado? ¡Alberto! ¡Ah, guacala!
Alberto: Es lo que pensé.

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Alberto: ¡Ah caray! Mi ropa sigue allá arriba.
Ale: Alberto, tienes el baño hecho un tendedero de señora

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Mariel: Alberto, sigues de bañar.
Alberto: Dejen que se bañe Alfons primero. (Se tapa con la sabana) Bueno pues me voy a bañar (Se destapa)
Ale: adelante pues.
Alberto: pues hay que hacerlo rápido porque hay que regresar a Puebla. A puebla de los Alfonses
Ale: pinche Alfons.

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Alberto: ¿Qué quieres usar, el trapo o la toalla?
Ale: Pues, Asi como lo planteas… la toalla.
Alberto: Bueno, yo uso el trapo ¡Y qué frio!
Ale: ya se, Alberto, qué frio, qué frio.

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Alberto (cantando en el baño): quise cortar la rosa mas bella del rosal
Ale: no, no se la sabe
Alberto (estornudando) : atuissaa!!!!

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Ale: ¡ah no! ¡se acabó el agua! ¿Ves mariel?, te dije que era una típica anécdota mía.

lunes, enero 30, 2006

cromatico

Voy a llorar gotitas de noche en una taza para girarla y girarla y poder leerte. Voy a extender un mantel y poner vasos llenos hasta la mitad de naranja, galletas. Podrías sentarte frente a la mesa en la silla azul de plástico y fumar y fumar hasta que quedes tan azul como la silla. Afuera se oye Paper Moon color verde. Traca, traca, traca y la niña que va pasando esta hueca y tiene una canica que resuena traca, traca. ¿Y si te digo que es una niña rosa? ¿Y si no me contestas porque soy niña transparente? Una gotita negra con los astros como miel salpicada y azúcar. A veces me dan ganas de quedarme callada y de que tu mundo sea confeti gris. Así te daría vértigo morado pronunciarme. Pero no puedo, niño cristálido, no puedo.

alguien más

alguien que no grite arriba del metro porque no lo comprende.

alguien que no corra, corra, corra.

alguien que no se pregunte siempre de qué están hablando.

alguien que no llegue a hacer las tareas de francés en clase.

alguien que sepa donde esta ese sitio.

alguien que lea

alguien que no le tenga miedo a las niñas de tacones.

alguien que no tema convertirse en Nadine. (la quiero, pero me da miedo ser alguien con helados y pescaditos de colores en la cabeza)

alguien que abrace mas por cariño que por inseguridad.

alguien que sepa de directores, músicos, pintores, políticos, capitales y guerras civiles.

alguien que no le importe si no contestan el mensaje.

alguien que llegue temprano a clase.

alguien que no se le atoren los correcaminos en la garganta.

alguien que sepa planear mas e improvisar menos.

alguien que deje de jugar y se ponga a pensar



Mi nombre tiene seis letras… ¿justifica el no ser así?

miércoles, enero 25, 2006

Propiedades físicas de los cuentos fantásticos

Oh, Dios mío, recién a ti me llego,
(…)mido y lloro una frágil creación.
- Cesar Vallejo


Cuando quiere levantar el cuento para meterlo en una carpeta, El Autor se da cuenta de que es muy pesado. No, no es pesado. La naturaleza fantástica del cuento acciona unas patitas diminutas que se aferran con las uñas al escritorio. Maldice en voz baja. Da vueltas por su cuarto como cuando le faltan las ideas. Juicios a medio resolver, sábanas revueltas, libros, cajetillas vacías y tazas sucias le pueblan la vista sin darle una solución práctica. Vuelve al escritorio. Postales, entrevistas, columnas, borradores. Abre el cajón. Una lista de nombres, un libro de Kelves, unas cartas, un manual de cocina rápida.

–¡Clarisa! –gritó volviéndose hacia la puerta– Tráeme una espátula.

...

Es que era martes.

Estaba segura de que Ale lo conocía de algún lado. Si no era así, ¿por qué nos había hablado desde el carro, porqué se había atravesado la calle haciendo rechinar de llantas, porqué se había bajado y ahora estaba junto a nosotras esperando a que le invitáramos esquite?

Tal vez gangoso, tal vez mareado. Ahí estaba. Parado y preguntando que de qué semestre éramos y nombres. Ale no lo conocía. Él la miró.

- ¿Eres de México? ¡Yo también!

Con eso salí de la conversación. Un alivio. No quería platicar, ni Ale tampoco, porque entonces una pregunta como “¿crees en el amor a primera vista?” Y tal vez Ale con una respuesta de “No creo en el amor a primera vista, ni en el amor” Pero no puede darse esa respuesta porque entones se encadena platica y platica y platica. Hace frío.

- ¿Quieres subirte al carro?

- En el oxxo esta bien.

Me quedé mirándolos. No dije nada. Me Alejé un poco para que no notara mi risa. Era estudiante de merca. Y quería saber que si Ale, siendo tan bonita, tenia que pagar de más en la udla. “Las bonitas con descuento” dice Ale y las palabras con un tono rápido como si quisieran huir.

- También doy clase de redacción 1 y 2 pero no me siento superior a ti eh. Soy un chavo como ustedes. Podemos ir a cenar, podemos ir al antro.

Guacala con los antros. Guacala también con esta conversación. Me voy a reír de ti toda la carrera Ale, ¡Un tipo parado frente a ti, pidiendo que le invites esquite, pidiendo que le dijeras qué estudias, afirmando que te cambiarias de carrera, diciendo que seguramente te cambiarias a artes plásticas...! ¿Qué argumento tenía el para hacer o decir nada? ¿Para creer que lo veíamos como un superior sólo porque daba clase de redacción? Dijiste después que debiste haber contestado que eras superior a él, pero no ibas a decirlo porque entonces hombre grande y se encadena a respuestas agresivas y agresivas y agresivas. Hace miedo.

-Ya les estoy dando hueva ¿verdad?

Hice un gran esfuerzo para no reírme cuando ya nos alejábamos y entrábamos al oxxo. “Puedes enamorarte de la persona que menos esperas” gritó él. Los empleados del oxxo se nos quedaron viendo al entrar y reír tan fuerte que hicimos vibrar las puertas de los refrigeradores. ¡Que tonto! No él, ¡su decisión de tomar en martes! Los martes son horribles. Se rompe todo. A este niño se le rompió el orgullo. No vivimos en Cain Murray, como Ale afirmó, y si lo hiciéramos de todos modos no nos iría a buscar. ¡Pobrecillo! ¡Va a necesitar un caparazonzote donde esconderse si lo volvemos a ver!

martes, enero 24, 2006

Nota al margen

Vuelve a apagar las luces, Ale, yo ya me voy a dormir…

lunes, enero 23, 2006

Poema no escrito.

Niño pájaro:

¡Inútil poesía! ¡No te voy a escribir nada! todas son imágenes rotas, mal hechas, remendadas, recicladas. ¡Basta!

¡No necesito de la poesía, ni de tus ojos para mentir!

¡Blog inútil!

sábado, enero 21, 2006

Los dos días pasados

Dos días fueron suficientes para armar una bolsa de canicas. La cosimos con tela color vino y la llenamos con péndulos y manos. Teníamos todo el tiempo. El profesor de lingüística no llega y nosotros jugando sobre lo que antes fue una alcantarilla. Saca las canicas del círculo. Reventarlas como sueños ácidos. Rueda, canica. Miguel ¿vamos a clase? Espéranos un poco, Miguel. Mejor vente a jugar

Los dos dias pasados

Dos días fueron suficientes para polisindetar los términos. Alberto se africó cuando nos reíamos sin incluirlo. Después estuvo mas tranquilo. Yo creo que fue porque salió con Tania, una niña bastante similicandente. Fueron cuestiones oleaginosas y nosotras no pudimos comprender bien. Ale porque de repente se sujetaba de las manos y Alberto decía que fuéramos por dulces aunque él no tiene muchos dulces que invitar. Eso dice Ale. En fin, fueron actitudes paronomasicas las que subieron a Alberto al autobús de vuelta a su casa, las que tomaron de las manos a Ale y encontró su cartera –dulces. Yo simplemente regresé a escribir. No vaya a ser que mi memoria tan oximorante fuera a traicionarme otra vez.

Los dos dias pasados

Dos días fueron suficientes para crear los dragerrotipos de la generación:

Modelo:
Marcela Orraca.

Descripción:
La mano en el cuello, como si se le fuera a caer la cabeza y con los ojos de almendras cansadas.

Pie de dragerrotipo:
“A ver, que cosa no entendiste”


Modelo:
Alberto Espinosa.

Descripición:
Manos alrededor del cuello de la chamarra azul marino que ha levantado hasta esconder su cara. Solo sobresale parte de la frente blanquísima y el cabello desordenado.

Pie de draguerrotipo:
“Bueno pues, veámonos metiéndonos al caparazón”


Modelo:
Alejandra Vergara

Descripción:
Cara ligeramente agachada con los ojos mirando hacia arriba y una mirada que va entre lo dulce y la amenaza.

Pie de dragerrotipo:
“Ah, ¿no me vas a decir cabrón?”


Modelo:
Maria.

Descripción:
*Faltó a la toma del draguerrotipo.

Pie de dragerrotipo:
*sin pie.


Modelo:
Mariel Martínez:

Descripción:
No hay una forma definida. Se movió mucho.

Pie de dragerrotipo:
Risas.


Estos somos los de la generación. Los señores trajeron cinco grandes placas metálicas y comenzaron el trabajo. Vimos que traian algunos draguerrotipos ya hechos. En seguida presentamos una descripciópn de ellos:

Modelo:
Ernesto

Descripción:
con su gorra y con su bufanda, sentado en la silla de plástico, con las manos cruzadas sobre la chamarra gris, completamente inexpresivo.

Pie de draguerrotipo:
“Estoy bien pedo, wey”


Modelo:
Martín Sanchez

Descrìpción:
Sentado en el mesabanco como queriendo salirse de ahí por arriba de la paleta y una sonrisa pronunciadísima que no muestra los dientes. Las manos juntas y sus zapatos lustrosos sobre la barra que une las dos patas delantras del mesabanco.

Pie de draguerrotipo:
“A ver, que otras entregas religiosas tenemos”


Modelo:
Nadine Migoni

Descripción:
Seria una mirada atentísima, un brazo sobre el escritorio, otro rascandose la cabeza. Laptop abierta enfrenteos ojos muy abiertos.

Pie de draguerrotipo:
“No lo había pensando. Es interesante.”

Nos divertimos con los draguerrotipos porque, a parte de jugar a romper la inmovilidad del ser drarregotipado, sabiamos que estabamos dejando algo de nosotros que franqueaba al tiempo. Despues habría que compararlas y tal vez nos sorprenderiamos de que lo que fuimos ya no coincide con lo que somos. Tal vez algun escritor famoso y desenvuelto se pregunte qué hacia escondiendose mientras sacaban el draguerrotipo; quiza alguna erudita en el Mio Cid cuya opinión critica cambió la vision de esta obra, recuerde incomoda aquellos dias en que tomaba nota de las opiniones de los estudiantes.

Los dos dias pasados

Dos días fueron suficientes para ira comprar brujitas y tronarlas en clase. Para tronarlas sobre la mesa y Natalia ¡Ahhh!! Ahhh!! Después caminábamos por la universidad y de repente pisamos alguna. Nos encontramos algunas en Lingüística. Ellos se reían mucho al señalarlas. Yo me preguntaba porqué. Había sido como en clase de teatro. De repente entré y olía a chamuscado. ¿Fueron las brujitas? No -dijeron ellos señalando la alfombra- fue con el encendedor…

Los dos dias pasados

Dos días fueron suficientes para aventarse sobre montones de hojas secas. Para decir que el lunes nos juntaríamos para comenzar a redactar nuestro libro. Dos días para tomar fotos de nuestros zapatos y nuestros caparazones y nosotros como Penélope esperando y nosotros como canicas sobre la mesa. ¡Foto hermosisisísima la del caparazón! Dos días para olvidarse del niño y hacerlo volver con más fuerza. Dos días para andar y andar sobre las letras empedradas en las calles de Cholula.

jueves, enero 19, 2006

Este poema

Para Ale y Alberto

Disculpen lectores si abro este poema como la entrada a un cuarto sucio; si les molestan las imágenes regadas: tenis, calzoncillos… Pero afilar la boca del lápiz es buscar su cuerpo para escribir. Blanco como hojas y palomas. Pico chorreado. Miel.

Disculpen lectores si la imagen esta en penumbras; si tengo que encender bruscamente las luces para definir el contorno del contenido, del cuerpo, clímax, desenlace. ¡Y disculpen lectores si no hay desenlace! Mi poema esta llorando en el piso, huele a sandias, alcohol y sueños de paloma que huye. Melodrama mal hecho.

Disculpen amigos, disculpen lectores si con metáforas le construyo un caparazón. Somos seres llenos fuego líquido, copas volcadas hacia la soledad. No hacemos poemas perfectos. A veces las normas le gritan a uno y lo abandonan en las paredes de un cajón, de un cuarto frío, cuarto sucio donde solo hay imágenes regadas: tenis, calzoncillos.

miércoles, enero 18, 2006

Canicas


Vamos a recoger las lágrimas en un tubo de ensayo. Ponerlo al sol. Esperar a que el mundo se asiente. Romper el tubo. Quedarse con las lágrimas congeladas como tiza y trazar un círculo alrededor de ti. Hermetismo de tristeza.

Lagrimas en los cachetes. Atraparlas con la lengua y hacerlas bolita. Tragarlas. Una vez: cuando perdí mi pantufla. Otra: cuando se murió Manchas; cuando papá se fue. Traer la panza llena de canicas. Resonar. Ya estas tan asentada como el universo ¡Ese universo melancólico! Hay que hacer algo. Buscarle algún fin útil a este hermetismo, a esta tristeza, a esta lagrima que no para de rebotar y rebotar hacia dentro de mi misma. Tal vez romperlo todo. Un estruendo y ¡plac! se despierta el mundo. Un sacudirlo de los hombros. Vomitarle encima… Si, si, tal vez vomitar de golpe y las canicas regadas dentro del circulo y van y vienen movidas por la inercia del descenso infinito. Canicas contempladas desde afuera. Canicas que lloramos en el inicio. Vamos afinando nuestra puntería. Vamos preparando nuestros dedos. Hay que sacarlas de ahí. Vamos a jugar, jugar, jugar.

lunes, enero 16, 2006

Tus origenes

Dios te coció como a un muñeco de trapo. Te rellenó con polvo de galaxia. Retocó tus ojos con plasma incandescente. Guardó en tus manos un pequeño mar y entonces pensó en hacer de ti un universo. Por las noches, cuando Dios de dejaba en su vitrina, las letras que brotaban de ti creaban mundos. Así construiste tu cara. Tal vez no lo sabes pero mucho antes también fuiste un manojo de palomas: respiración que quería emprender vuelo. Fue cuando Dios comenzó a cocerte. Decidió que no quería que fueras ni universo, ni mar, ni palomas. Mejor ser tú, porque sin ti ¿qué iba a ser del mundo? Remendó tus pies, remendó tu cadera, tus piernas como escaleras infinitas. Te dio la inconciencia para que pudieras ser. Te colocó en el vientre de la tierra y en mi alma como imagen. Te reconocí cuando pronunciaste mi nombre. Tampoco lo sabes, pero tienes un defecto: a Dios se le olvidó cocerte los labios. ¡Te acercas tanto a la perfección! ¡Tanto, tanto, tanto! ¡Pero con tanto universo dentro y con los labios descocidos… ¿quién podría mirarte sin querer ser parte de ese mundo?!

Jugar dentro del juego que se escribe solo.

Tal vez mucho frío o mucha la literatura o los espacios en blanco porque todos calladitos. Sentados, quietos, con la infancia en la garganta hasta que se nos iluminaron los ojos y la sacamos a puños de la mochila. Entonces flum flum flum de círculos como luciérnagas. Las brujillas volaban y les aplaudimos. Olvidamos nuestra filosofía, nuestra incapacidad, nuestro frío y nuestros espacios en blanco. Esta vez lunas como balones y no como poemas. Las brujas danzaban y les aplaudimos. Espadas como duelos transparentes donde el morir da risa. Las brujas tronaban y reímos. Después salimos de ahí, del oscuro olvido de los dulces y la fantasía redonda y de puerta cerrada. Ganas de comprarnos otra vez en cajitas, de buscarnos dando helado un perro, de meter los dedos a la nariz. Dulces que no se buscan en los labios. Cuerpos que no se derriten como cera. Niños de risa, de fruta debajo del pino, de fogata entre los ojos. Niños de correr y esconderse porque ahí viene. Niños de yo también quiero. Niños de esta es la última de la caja y tiene que ser especial. Niños de frases repetidas. Niños de olvido de nosotros niños. En fin niños, juegos a veces, juegos, niños.

sábado, enero 14, 2006

20 frases de horror y un diálogo desesperado:

Mariel, levántante, pareces perrito (Alberto)
Mariel, no quiero que te sientas mal por esto pero… ¿porqué tenías que hacerlo? (Rodo)
Aquí hay escritora (Ana Elena)
¡Que bárbaro! (Lisa)
Yo te recomendé (Volpi)
Es cierto, tu me dijiste algo. (Ernesto)
Necesito un voluntario, vámonos a las listas (Palou)
Van a tener que operarte ese tobillo (Mami)
R2: aqui tenemos a tres sesenta y cuatros... (Guardia)
Venga, adelante (Martín)
¡Mariel! ¡Van a venir los locos y te van a llevar! (Ale)
No te vayas (Papi)
Es que me encanta tu hermana (Xavier)
Bien forever (Marcela)
¿Quieres que sea un diablo contigo? (Ramón)
¿Usted habla gato? (Profesor de hermenéutica)
Mami, ¿por qué Mariel ya no me dice apestosito? (Marín)
¿Quién tapó otra vez el baño! (La suite)
¿Metiste la pata? (Como 80 personas en las ultimas 3 semanas)
¿De cual fumas? (Con esta si que perdí la cuenta)


El dialogo desesperado:

Ale: Deseo sexualmente a Javier Marías.
Mariel: Y yo a Cortazar.
Alberto: Yo no sé a quien deseo. Es que no hay mujeres que escriban bien; excepto ustedes.
(silencio)
Ale: ¿Eso quiso decir que nos desea sexualmente?

Naufragio

“Te va llevando la marea por donde vas.
¿A dónde irás para escaparte de ti mismo?”


Tus tobillos que te atan al mundo
tus pies colgando como hocicos
sentado en un sillón rojo
que en el océano es barca
con el cigarro dibujas nubes
y el sol te labra la frente
pensamiento que el viento lleva
naufragio.

No fui yo, sólo alguien parecida a mi
que abrió sus brazos como alas
y se poso alado de tu barco
y te besó como tierra.
Tus dedos ríos de mercurio
y tus labios secos por la sal.
No supimos qué hacer
sólo cosimos nuestros labios
como si fueran redes
y los arrojamos al océano.
Al llegar a la tierra firme
recogimos nuestros cuerpos
y yo tomé tu mano
para entrar en la isla
pero cuando te miré, solo eras mano
y tu te alejabas otra vez en la barca
y otra vez al naufragio
y otra vez a la deriva.

viernes, enero 13, 2006

El final de la llamada con insomnio

- Todo lo que digas voy a apuntarlo.
- No porque todo eso puede ser usado en mi contra -se rió-, ¿de que te ries?
- Mmmm.
- Pon tambien eso.
- Mmmm.
- Ya esta.
Ruidos animalescos -A ver, cómo vas a escribir eso. ¡Hey, niña sorda! ¡Dijiste que ibamos a hablar de otra cosa! ¿Vas a hablar o no vas a hablar?
- Si voy a hablar.
- A ver.
- ¿De que quieres que hable?
- Pues no sé.
- Dime y hablo.
- Me.
- Ahhh que original ¿cuantas veces has dicho esa misma broma?
- ¡Cual?
- la de dime "me".
- No mas que tu hermana, creeme.
- Ok, no voy a apuntar eso.
- ¿Apuntar qué?
- Ahh, nada. Ya se perdió la continuidad. ¡que hora es?
- Ya es muy tarde o muy tempran o como lo quieras ver.
- ¿Y te vas a meter a mi blog?
- Si luego lo voy a...
- ¿Lo vas a que? ¡Xavier!
- ¡Ehh!?
- ¿Qué haces? ¿Ya te dormiste?
- Pues ya casi.
- Mmmmm.
- Me tengo que levantar en una hora y media y si no me duermo, ¿cómo me despierto? Platicame algo tu, chocosa -bosteza.

- Te platico...


(Lectura rapida)


- Oye, adios. Te quiero mucho. Gracias por hablar.
- A donde vas.
- Pues... a donde me lleve mi celular sin saldo.

tuu tuu tuu tuu ...


Conclusion: es imposible desarrollar una conversación mientras se escribe.
(o bueno, si es con xavier, es imposible aunque se le tenga toda la atencion y la paciencia jiji) Lagarto embotellado. Un saludo

Cuento para un amigo que fué.

Habia una vez una pintura sin memoria que se miró y supuso que había sido trazada por algun un principiante. Fué a una galeria local donde se vendían obras. Sabía que su mision era ser colgada en alguna gran pared y admirada por nobles y artistas. Esa era una galeria local y no pudo ponerse un precio elevado asi que ningun noble ni nigún artista la compró. Las otras pinturas de los aristas locales la animaron. La pintura se sentía bien, pero no estaba feliz. Asi que salió de la tienda y fué a una galería mas grande. Entró y solo vió grandes obras de famosos artistas. No lo veía en realidad sino que lo leia en sus precios. Se colocó entre ellos y se puso un precio grande. Miró a su alrededor y se sintió bien. Las pinturas eran frigidas, no hablaban, eran forma, imagen, no habia sustancia, pero se sentía bien. Aumentaba su valor. La compraron. Estaban rediseñando la mansion y la querian para el cuarto nuevo. Mientras en el sótano. Ahi esperó la pintura dias y dias y dias y dias. Una vez decidió salir y vió que la mansion ya estaba deshabitada. Se sintió miserable. En esos dias de oscuridad recordó el lugar a donde pertenecía y hechó a andar. La galería local estaba vacía. Todas las pinturas se habian vendido.

LA AMISTAD NO SE DEFINE POR FORMA, SINO POR SUSTANCIA.

No te rodees de imagenes sino de amigos.
Cuidalos: la lealtad no es eterna.

jueves, enero 12, 2006

sobre el manejo de estrellas y escusas

Ella me preguntó que qué le habia pasado a mi chamarra negra, que por qué estaba llena de tierra. Yo le dije que habia estado viendo las estrellas con alberto ale y ernesto y por eso estaba sucia. No era verdad.

Aquella vez fué humillante. La ultima reunión antes de volver a tampico. Hoy es jueves, hoy sería la primera. "Vamos al tiki." Estaba contenta. Salí con Octavio y me impresiona cuánto me identifico con él. Tolerancia absoluta, inseguridad. A mi tampoco me enseñaron a defenderme de los que quiero y aun no lo sé. Llegué a la universidad y fuí al tiki. Mi aliento empañaba los lentes. Andar con muletas es dificil. Comprender que tienes que regresar a tu cuarto porque ellos no están ahi lo es más. Era demaciado tarde. De regreso, me acosté en el pasto a ver las estrellas y me alegré. Estaba contenta de estar en ese lugar y tener esos amigos y estudiar... ¿que estudio, por cierto? Al llegar al cuarto noté que mi chamarra negra estaba llena de tierra.

En fin, cuando las estrellas no pueden beberse, insultarse, romperse como vasos, o regalarlas a alguien, solo queda contemplarlas.

Las estrellas son tuyas Ale. (dale algunas a ernesto para que no se enoje jeje)

¡Al diablo con los lectores!

Somos una cuerda gris hecha de miles de hilitos... ¿por qué ir con la creencia de ser una viga de acero si estamos compuestos por miles de debilidades?

Si las palabras la agarran -si, las palabras tienen garras-, me rompo. Las palabras pesadas se cuelgan. Atada en un texto como de un arbol me meso en silencio. Viento. ¿Quien podrá verme e identificarse? ¡Tal vez asi sabre que soy humana!

Personajes.

Disculpen lectores. Siempre ando pidiendoles disculpas. Hipocritas dijo alguien. Ustedes son mis amigos. Aqui estoy yo, y aqui estan ustedes. Vamos a leernos en voz alta.

Fuego sobre el nylon. La cuerda se adelgaza.

Los quiero.

miércoles, enero 11, 2006

ahora solo darse cuenta y cerrarlo

Ahora lo comprendo.
En un blog no se escribe nada.
*
*
*
Si yo soñé con alguien, entonces no puedo escribirlo porque ese alguien lo leeria.
Si yo me peleo con alguien, no puedo escribirlo porque no sería sincera.
Si estoy muy muy cansada de algo, no lo escribo. Es un sistema, no puedo fallar.
Si me describo a mi, no quiero publicarlo porque nadie sabe cómo soy. Ni siquiera yo.

He querido escribir tantas cosas:
los sueños cansados, los parteaguas, los recomienzos, los ojos,
los tobillos, la llavecilla, el hombre gato, el desconocer, helarse,
extrañar una cereza, un guiño...
pero todo es en metafora.
Y todo lo demás no es importante.
No me dan miedo los lectores, me dan miedo mis personajes
reflejados desde mi, sobre estas letras.

Hasta aqui llega este blog.