lunes, julio 31, 2006

esperando

In other words...

es sólo jazz y vertigo acumulado después de subir y subir y subir. hace mucho que no estoy en una montaña rusa. esto debe de ser algo parecido. esperar, esperar, esperar a que llamen desde abajo y me digan que ya llegó, que está aqui y me está esperando.

ahora llaman.

comienza el descenso.

in other words, i love
you.

miércoles, julio 26, 2006

Fragmentos de realidad que se me cayeron al venir aquí.

Cuando entro al museo de arquitectura y veo rayuelas dibujadas en el piso, hace falta Ale.

Cuando como un durazno, llueve y oigo el saxofón que toca el vecino, hace falta Beto.

Cuando quiero que me abracen (y no que me devuelvan el abrazo) hace falta Tavo.

Cuando veo un francés muy guapo con traje y paraguas negro, hace falta mi hermana.

Cuando quiero conocer a alguien inteligente, hace falta mi hermano.

Cuando quiero que me digan la verdad como fuego en lienzo, hace falta Natalia.

Cuando el estado de ánimo descansa sobre una línea recta, hace falta Xavier.

Cuando me hace falta un dios de plástico, hace falta Alfons.

Cuando quiero ver un perfil perfectamente construido, hace falta Gus.

Cuando quiero darme cuenta de que mis ensayos son pésimos, hace falta Todorova.

Cuando como arroz frió con atún, hace falta mi papá.

Cuando siento que soy un poquito más grande, hace falta mi mamá.

Cuando me subo al metro, hace falta Parquer.

Cuando siento que soy la mejor persona del mundo, hace falta Marce.

Cuando termino un cuento hace falta alguien que hable español.

Cuando regreso en la madrugada por calles oscuras, truenos y charchos, hace falta Juan.

Cuando quiero volver a creer en los escritores, hace falta Nacho.



Y lo único que puedo hacer es tararear I'm in the Mood for Love entre línea y línea.

viernes, julio 14, 2006

Estampa de hoy

Se combinan las cosas. Mélanger. Escoge el verbo con más "i" cuando quieras saber cuál es el subjuntivo. Comete un helado y súbete a los columpios. Recuerdo que una vez la policía se nos quedó mirando porque jugábamos en los columpios. Hace calor. Hoy le marqué a un amigo y después de reconocernos, me habló su hermano que acaba de llegar de Leeds y su cara se me fijó en la memoria con alfileres*. Huele a perfume. Cuando tengo sueño, siento que el tiempo se comprime y que vivo todo el día a la vez. Hay una señora con camiseta azul que pasa por la calle con la cara baja. Es el sol, el cansancio. Habrá que subirle en un columpio: se la ha pasado contando las vocales del subjuntivo.

martes, julio 04, 2006

Lunes, 26 de Junio de 2006

Hoy han pasado cosas. Como todos los días.
Ayer, por ejemplo, lavé mis vestimentas... mis vestimentas, ¡que palabra! Vestimentas. Bueno, pues las lavé. Era la primera vez que lavaba mis vestimentas yo sola en esta casa. Lo hice bien, dos de detergente, la lavadora en la ene, prendes el interruptor. Para usar la secadora debes poner un pañuelo que huele a insecticida y se disuelve con el calor. Es para la estática. La estática, palabra no utilizada en la mercadotecnia de los países cálidos. Bien, bien. Ayer fue un buen día de lavar mis vestimentas.

Hoy, por ejemplo, el cuarto de lavado amaneció con medio metro de agua sobre el piso. Ropas flotando, lavadora rota, secadora descompuesta. Dice Nadia que fue un tuvo que se rompió.
“Probablement j’ai fait quelque chose…
Ella dice que no, que no fui yo, sino alguna otra cosa y. No sé, no comprendo bien el francés todavía. Ella dice:
“C’est un accident seulement.
No comprendo qué pasó. ¿Es que las circunstancias me están jugando alguna broma en la coincidencia temporal o Nadia esta encubriendo mis errores? ¿O me lo está insinuando?
Demonios.
Hoy fue un buen día –otro buen día– para reclamarle al tiempo cosas.

lunes, julio 03, 2006

Domingo, 25 de Junio de 2006

Ayer fue el ultimo día que comí carne. Hoy fui a Ottawa. Han pasado cosas. Por ejemplo, tengo un amigo norteamericano que estudia literatura. Ayer, cuando decidí dejar de comer carne, cuando decidí que solamente iba a contemplarlo como amigo. Hoy viajé y me perdí. Mañana preguntará cómo estuvo el viaje y le diré que genial. Pasado mañana me compraré unos zapatos. Ah, todo tan grandeburgués.

Algunos de los días pasados –hace rato, es posible– miré el rio de Ottawa y pensé en un marinero que, sin saber nada de navegación, se lanza en el mar y se pierde en el tiempo. Ahora que lo escribo, me doy cuenta de que no es una historia trascendente (como ninguna de mis historias hasta ahora escritas lo es. Si una sola llegase a ese punto, me atreveré a mirar a los ojos a Julio Cortazar cuando me lo encuentre en una reencarnación de tiburón martillo jejeje) Tú, Cortázar, sabes cosas del tiempo, ¿no? :
“Es como un bicho que anda y anda” En la carta a Rocamadour.
Leí un poema en el new yorker, borrowed from Rob, de algún árabe melancólico y dice:
“Those of you who are descending
from the mountains of the past
how can you climb them again,
and why?”


Después de leerlo, se me trepó la infancia como si fuera una enfermedad, o un bicho y por primera vez en mi vida –ni siquiera cuando vine a Canadá cuando tenía 15 años, ni siquiera cuando cambié de cuidad para estudiar literatura– lloré mucho por todo el tiempo que he estado fuera de casa. El tiempo. Es la única explicación que puedo encontrar. ¿Cómo no haber llorado la semana de inducción dónde no había nadie, nadie, nadie conmigo? Semana llena de juegos cuyo objetivo es desarrollar mediante la convivencia, las habilidades necesarias para el ejercio adecuado y responsable de la sexualidad. Que asco. Los que después serían mis dos mejores amigos sólo había una niña hostil como lagarto y un niño nervioso como ratón. Pero el tiempo, Mariel, el tiempo. Todo se diluyó y del agua brotó una burbuja, realidad ingrávida que sólo nosotros comprendíamos. Ahí, no había tiempo, como en la música de Johnny.

Ahora hago el recuento porque la realidad volvió al agua y yo me quedé sola. Tal vez por eso lloré la noche pasada cuando subía a la terraza y ví los fuegos artificiales y tuve que morder una almohada para que zacky o nadia o sarah no vinieran a preguntar
Qu’est-ce qu'il se passe?
Y no hubiera estado nada mal que vinieran.

BESTIARIO.ERICH-Jueves, 22 de Junio de 2006

La primera vez, una camisa verde. Decía Colombia. No era de ahí, sólo me gusta, me dice con agresividad de erizo. Ojos negros. Piel de roca de mar: puntiaguda y salada. Arisco. No enseñas los dientes cuando te ríes. Cabello corto, negro. Sobre la nuca, las plumas amarillas de las flechas que te lanzó tu esposa, tu hija. Sólo esa parte teñida y un arete en la oreja. Redondo igual que tu risa que asciende y desciende en el mar de burbujas amargas. Debajo de la piel, un nudo de hilos morados en las muñecas. Una bola en la garganta. Otra vez le preguntaron que si aprobaría una asociación para ayudar a los niños africanos y dijo que sí muchas veces, como quien pide una disculpa. Las flechas y su hija siguen. Es divorciado. Viaja.

La última vez, una camisa roja. Decía Alemania. Regreso a mi país el próximo viernes así que hará la tarea en el avión jajaja –burbujas amargas– en el avión, repite. La maestra cierra los ojos y sonríe. Pero a ella, la agresividad no le ha golpeado los ojos. Una vez, él dijo que mi mente era muy diferente de todos y nunca supe si se burlaba. Nunca comprendió una metáfora, un juego. No creía en la imaginación, sólo en la estupidez.

Y no sé por qué, siempre traté de agradarle.

BESTIARIO.ROB-Martes, 20 de Junio de 2006

Rob.
Y así de simple. Tres letras y tres cucharadas de medicina. Cierra los ojos. Poesía norteamericana. Cierra los ojos. Estructuralismo. Cierra los ojos. Ficciones. La poesía que trato de no oler pero parece mucho mejor. Me siento mucho mejor. Ante la complejidad de sus palabras, el mundo se simplifica

bueno, una disculpa por la inconstancia.

es dificil usar en internet por acá-