jueves, agosto 31, 2006

Campeadora

Con tus copiosas lágrimas, fuertemente llorando,
Campeadora, te bates ciega y escurrida
en el carnaval de jirafas y los simios.
Llevas tres frascos en cada mano,
para llorar el destierro del rey, del bufón,
del coyote, de la rana.
Y decantada en el fondo de los frascos,
la crítica de yelmos amarillos y sin raíces
de los argumentos vírgenes y bien portados
con vocablos en español antiguo.

Defendiéndote con las alas abiertas
de las mariposas que guardas en libros,
crees en la piedad.
Defendiéndote con las piernas abiertas
de los sueños que guardas en tu cuarto,
crees en el perdón.

No tienes más ejército que la pluma y un perro tieso.
Para la pluma, la sangre de los partos que te sobran,
para el perro, la leche de los hijos que te faltan,
y para ti, los nombres que no son tuyos,
sino para el papel y las batallas que te creaste:
Babieca, Grendel, Kriemhild, Amor.
Ya no te recuerdas, sino como un trapo de rata vieja,
un saco de huesos en medio de la calle.
¡Una grúa para ti! ¡Princesa! ¡Campeadora!
¡Una pluma perfecta! ¡Poesía corpórea!
Rómpete los frascos y que alguien se los beba
Rómpete las cintas de los zapatos que te ataron al escritorio
de creadores huecos, llenos de bocanadas de puro.
Rómpete tú, pero déjate las manos con las que anudas metáforas
al cuerpo, a la garganta y estrangula al mundo,
conquista la lengua
sin buscar de nadie, el perdón.

lunes, agosto 28, 2006

Cantada por Sabina, Bunbury y Milanés. ¡Qué honor!

Suelo ser, navaja, cuchillo, dientes. Nunca he tenido un ave entre mis manos: es muy tierna y la estrangularía. Si no te hago daño ¿cómo sabrás que te quiero? Violenta y tierna. Creo en las uniones eternas –aunque no hable de ellas– y si me das un solo día para amar, yo recreo la eternidad.

...

¿Si todas las rosas se fueron Lima? Si las limas dan rosas. ¿Si Rosa esta en Lima? Si me como una rosa en Lima, si me como una lima rosa. Si planto rosas en Lima. Una rosa es una rosa es una rosa. Y una lima es una lima. Rosa de Lima. Y pensamientos divergentes de una prima lejana que soy yo misma, pero lejana. Lengua de gato Y pruebo frases sabor distinto, sabor a bote o sabor a corcho o sabor a muñecas bicarbonato de porcelana. Suenan distintas con distintas bocas y en distintos sitios. Bocas que prueban y aprueban y hablan y piensan. Dolor de muelas. Frases que se enrollan en una pluma y escriben. Pan de centeno. Para que después abran sus alas y dejen la hoja; para que después se vayan imprimiendo en mis huellas. Hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos. Una hoja de papel como un abrigo. Una prenda. Vente conmigo.

...

En el fondo del espejo. Me asomo a mi escritura y está algo que tiene mi forma. Y soy tan discontinua, tan distraída, tan distante de la realidad. Ni supone ni piensa con la luna por cerebro. Parece cíclica, infinito andar a ningún lado. En su pensamiento tirando del hilo de su enredo. Y me pierdo. En el laberinto sin minotauro. ¡Sácame del mundo! ¡Te llamo! ¿Teseo?

sábado, agosto 26, 2006

Bittersweet (el niño, el alemán y el escritor)

Sinfonía agridulce, la vida. Hoy un niño de ojos verdes me deletreó su nombre. Hoy otro niño, pero alemán, de ojos verdes jugó con un encendedor y yo tuve ganas de lanzarlo por las escaleras. Hay también un escritor de ojos verdes. Tiene unos lentes y cuando habla de literatura rusa, la luz circula en el filo haciéndolo de una reiteración deliciosa. El limón se puede tomar con miel o con sal. En fin, agridulce. Lo único que no he podido descifrar es el sabor de las letras que conforman el nombre del niño: se escribe con ese y sin hache.


I can't change my mould
No, no, no, no, no...

viernes, agosto 25, 2006

Manzanas en un cuarto oscuro

Ojos verdes donde la luz circula,
apagó las llamas de la alfombra
y todo él se hizo de noche.
Se había movido trazando figuras
redondas como lápidas
agudas como constelaciones.
Charcos con estacas sobre la calle
eran su reino, recordaba los nombres
Venecia, Marruecos, Mongolia,
la ultima capital se le escapó
como paloma de los labios.
Agosto llovía largo y jadeante
como perro cuajado que roe
la puerta cerrada del alba.


Ojos con dos gotas de miel
y una de vinagre, sus palabras
rumian delicados huesos de paloma.
Sus sueños eran feroces como
tigre de encías calcinadas.
Ella, isla ágata, virgen para ti,
tomó el mapa con una mano
y te habló de manzanas en las olas
de una playa violenta e infinita


Ojos de charcos secos y estacas,
–¡te quedaste con las estacas!–
En el desierto, sepulcro de palomas
cuello quemado, domador de tigres.
Lampo sucio que circula en sillones,
cenizas de luz, lo que quedaba.

lunes, agosto 07, 2006

después la espera. (post de una llave y una caida)

Si, si esperé y me llevaron de la mano y me sentaron en una silla de madera y hablaron. Él habló. Lo ví, pensé en quién era y mis pies comenzaron a elevarse. Lo pensé, ví quién era y me caí de la silla. “Ahorita no puedo porque ando ocupado” le dijo y me abrazó. Después fue el golpe de la silla.

El semestre pasado perdí la llave de mi bici y la noche después de ir con él a tomar un café, soñé que una profesora (con dientes de piraña, cuarenta años, y muchas pulseritas para el amor) nos enseñaba a trazar planos cartesianos de agua. La salida al café fue tan intrascendente como soñar eso o hablar en este post de llaves. Mi mamá dice que pongo muchas condiciones. No es cierto, juro que tengo el duplicado en alguna parte.