sábado, diciembre 29, 2007

Estoy pensando un río, estoy pensando flores que se arrojan al río, muchachas que se arrojan al río (y yo entrando en el agua mientras pienso) un papalote en el cable de luz, las coordenadas en la sopa, los nombres de las manos,
y todo podría diluirse en la gasolina del río que contemplo
mientras caigo
escucho
______________________La duda es inseparable del vértigo
las carcajadas del verano, los murmullos del invierno, los recuerdos que emigran: el olor del patio, el himno del colegio, el nudo azul de unos labios alados

cuervos en el cable como papalotes

Con los ojos cerrados y la boca abierta, el cuerpo en el agua, sin mano que me diga, sin plato de sopa,
quién soy, dónde estoy, que dicen los días y sus paredes rayadas, sus calendarios mojados, ríos colgando de vértice
y el agua que crece cuando abro la ventana.

miércoles, diciembre 26, 2007

repeticiones

No son las lucecillas de navidad, las esferas brillantes, deformándote. Niño de barro, ternura y borregos. Tampoco el empapelado rojo, caramelos, mentas, gamuza.
Es mucho más simple.

Desde hace tiempo siento que escribo sin decir nada.
Calcar estilos, retomar ideas

Camino diciembre entre ponche y pólvora, preguntándome por qué te sientes así, qué te pasa. Evidente después de escribir el correo donde “siento que al final no he dicho nada, en fin, ya te escribiré más”
Precisando: no he dicho nada, al final todo una repetición. Diciembre tiene un solo día, un solo estilo, una sola idea
Quizá incluso noviembre, octubre.
O tal vez siempre fue así y yo sin notarlo

una caída lenta, ansiedad, angustia y dar vueltas y vueltas
en la cama, en las palabras. Algo que conozco pero no entiendo. Completamente ajeno a la navidad y villancicos, pólvora y ponche. Camino diciembre preguntándome
“¿qué estás haciendo aquí?”
O mejor: “¿por qué escribes? ¿Por qué diablos sigues escribiendo?”

Y hay palabras
(lo demás no sé dónde lo perdí)

sábado, diciembre 01, 2007

Las muertes que (a veces) me pasan por la cabeza.

"In the book of life,
the answers aren't in the back"
__________-Charlie Brown


La muerte. La muerte cuando se cae el avión, la muerte cuando salgo en bicicleta, la muerte cuando sueño que muero y la muerte
riéndose a carcajadas
La muerte de mis padres cuando regresan del trabajo, la muerte de mis padres cuando salen a cenar. La muerte de Lisa en el expreso, la muerte de Lisa en el celular y mi madre llorando. La muerte de Marin cuando va de viaje. La muerte en sus compañeros de clases vestidos de negro sin saber cómo reaccionar. La muerte de Luis en Barcelona. La muerte de Luis en Salamanca y un correo que escribo: yo quería... y la muerte, ¿la muerte?
riéndose a carcajadas
La muerte de Ale y Beto de regreso del concierto. La muerte de ellos, la muerte de él. La muerte y la risa cristalizada en el recuerdo. “Nunca había conocido a nadie así y ahora...” La muerte otra vez en los libros. La muerte en mis cuentos. La muerte en la guerra donde sueño con la muerte. La muerte de correr y buscar a alguien para llorar, para llorarme, para llorarle, para llorar la muerte soñada, la muerte vivida, la muerte con que muero a cada minuto que imagino
(una carcajada)
y que me doy cuenta de que no sé qué haría sin ustedes.

Es igual que cuando estás pequeño y concibes por primera vez la posibilidad de la muerte de tus padres. Es horrible. He imaginado la muerte de todos los que quiero en sus más mínimos detalles y en sus más lejanas consecuencias. Tengo que arreglar mi mente o terminaré lanzándome por la ventana. No, lo de la ventana es hiperbólico: no creo que la angustia pueda llegar a ser mayor que el miedo.

miércoles, noviembre 28, 2007

Post prescindible

He pensado subir tantas cosas
(desde otras 20 frases de horror, Xantolo, Luis, la escritura, Amaranta, la Fill)
quedaran en el diario.

Me sorprende que lo último escrito haya sido lo de Julián.
Hace mucho tiempo.

Y preguntándome con qué seguir
me doy cuenta de que solamente tengo ganas de decir una cosa. No es que la crea.
(después de todo es mi novela favorita)

PERO GARCÍA MARQUEZ PUEDE METERSE SUS CIEN AÑOS DE SOLEDAD POR EL CULO!!!!
(SI LE CABEN)

No es que lo crea.
Pero tenía ganas de decirlo.

viernes, noviembre 09, 2007

Bestiario.JULIAN HERBERT

Lo conocí en la solapa de un libro. Fotografía en blanco y negro, una paleta de caramelo en la mano cubriéndole el ojo izquierdo, facciones redondas de mandarina helada, en polvo. Instantánea, travesura, viaje en ADO y hongos. Me preguntaba cómo había escrito esa sección del poemario.

Los carteles que anunciaban la lectura de poesía tenían los colores de la portada de Kumbla Khan. A las seis, ocho de noviembre en Profética. No supe quién era hasta que se paró detrás del atril. Autorretrato a los 27. El único poema al que le tenía cariño de El nombre de esta casa. Me impresionó su lectura, casi gritaba, vocalista de rock, (Las Madrastras) y retorciéndose con cada sílaba como gusano en el fuego. La poesía es movimiento, afecta a la respiración, no puedo leer sentado. Nunca te enamores de un kilo de carne molida. The miss reading, el derecho del lector de leer cualquier cosa como se le pegue la gana. Epígrafes de Italo Calvino y Alex Lora, poemas con Cri crí y Octavio paz: lo fragmentario. Y le abrieron el cráneo, musitando Play it once, Sam. "No creo que vuelva a escribir poesía. Llevo un año y medio sin poder escribir un poema." Todo un poquito demasiado teatral. "Un consejo que me dieron: si puedes prescindir de la poesía, no escribas."

En uno de los poemas que leyó, estaba esta cita: You most remember this a kiss is just a kiss a sight is just a sight. Y me sorprendió que la hubiera cantado en lugar de leerla. Me dije que para eso se necesitaba mucho valor y después Julián me contó –en realidad yo no lo había notado– que no era difícil con media botella de tequila antes de leer. Después fuimos a La florentina (“Te juro que nunca dice play it again, Sam, dice play it once”) los profesores de filo y letras, estudiantes de literatura, Julián y algunos de sus amigos.
Yo traía Kubla Khan y Julián me lo había firmado en profética después de la presentación:
“Pero no me dediques el libro, sólo el poema de Miramar.
Es uno de mis poemas favoritos. El primero de la sección de ADO y (De un lado a otro mariposas de unicel / y cantinas / como Lázaros en un palmo de sol) cómo me hubiera gustado escribir este poema. Recuerdo la playa al amanecer y nos vamos salimos a caminar en la orilla, hay una trasparencia irreal en las olas y la arena. (El mar habla dormido, como un viejo contando las monedas que le faltan) Quiero regresar a Tampico y ver el mar de frente, aunque el sol se ponga a mis espaldas, quiero regresar y leer este poema sentada en el malecón con las olas rompiéndose contra las matatenas, quiero ver que la oscuridad empuñe el Golfo de México, quiero ser ese caballo al final de la rienda.
“Julián, ¿cómo escribiste la sección de ADO? Fue después de un viaje, andabas de gira con el grupo o fue a partir de relatos o qué.
“Pues son tres poemas, el primero, el de la playa Miramar fue porque mis amigos y yo teníamos ganas de ir a una playa. De Saltillo, lo más cerca era ir a Tamaulipas.

Yo soy ese caballo al final de la rienda.
“Nos fuimos. Entramos a Tampico a las cuatro de la mañana y vimos un letrero que decía “Miramar” y seguimos las indicaciones hasta llegar a la playa. Ya habíamos comenzado a tomar durante el camino,
Yo soy ese caballo al final de la rienda.
“Entonces imagínate. Era de noche, estábamos borrachísimos, sin hotel, sin comida, con el coche atascado en la arena y en la playa más horrible del mundo.
Yo soy ese caballo Jajajajajaja. No mames, ¿oíste lo que dijo Julián? Jajajaja (ay, ¿pero por qué?)

“Quiero decir, Tampico es una cuidad de verdad.
“No trates de arreglarla.
“No, lo digo en serio, de mis lugares favoritos y...
“No te creo nada.


Después hablamos de otras cosas. Tres tequilas más, decidió no irse en el camión de las diez de la noche. “¿Has leído An Occurrence at Owl Creek Bridge de Ambrose Bierce?” “Ay, no Carver no” “Seguro estás leyendo las traducciones de Anagrama” “Jajajaja” Lo que faltó, –lo que siempre falta en La florentina– fue buena música.
“¿Qué es lo que más disfrutas gusta de escribir ficción?”
“Cuando escribo la segunda mitad de un cuento y todo se va encadenando como involuntariamente, es una sensación física increíble, ¿y a ti?”
“La posibilidad de decir cosas sin escribirlas. Sí, como si le dieras la vuelta...”

Más frío, más noche, menos personas, tienen mi correo, ¿no? Tengo amigos en Argentina, si van para allá... Es como una complicidad esto de la literatura, ¿no? No sabes el gusto, de verdad no saben, seguimos en contacto.

No venía a recoger aplausos o a dar lecciones. Julián venía a platicar y ya. Como se platica con un amigo al salir del cine o con un hermano antes de dormir. No sé bien en qué consista. Tal vez en una seguridad que no está basada en la competencia. Tiene un respeto increible por la amistad. Me gusta su poesía (faltan los cuentos Cocaína: manual de usuario y la novela Un mundo infiel). Tiene un poemario inédito del que leyó 3 textos ayer y estoy esperando a que salga.

McDonald’s

Nunca te enamores de 1 kilo
de carne molida.
Nunca te enamores de la mesa puesta,
de las viandas, de los vasos
que ella besaba con boca de insistente
mandarina helada, en polvo:
instantánea.
Nunca te enamores de este
polvo enamorado, la tos
muerta de un nombre (Ana,
Claudia, Tania: no importa,
todo nombre morirá), una llama
que se ahoga. Nunca te enamores
del soneto de otro.
Nunca te enamores de las medias azules,
de las venas azules debajo de la media,
de la carne del muslo, esa
carne tan superficial.
Nunca te enamores de la cocinera.
Pero nunca te enamores, también
tampoco
del domingo: futbol, comida rápida,
nada en la mente sino sogas como cunas.
Nunca te enamores de la muerte
su lujuria de doncella,
su sevicia de perro,
su tacto de comadrona.
Nunca te enamores en hoteles, en
pretérito simple, en papel
membretado, en películas porno,
en ojos fulminantes como tumbas celestes,
en hablas clandestinas, en boleros, en libros
de Denis de Rougemont.
En el speed, en el alcohol,
en la Beatriz,
en el perol:
nunca te enamores de 1 kilo de carne molida.

Nunca.

No.

sábado, octubre 20, 2007

Noche memorable

Voy*: Apenas hoy pude terminar de leer lo que escribiste del Bling.
Mariel: Mira, esta noche va a ser genial, genial, genial, tanto que voy a escribir sobre ella y vamos a comenzar con lo que acabas de decir, ¿cómo era?
Voy: "Para mí lo mejor o nada"
Mariel: Ah, sí, (sacando la libreta) "Para mí lo mejor o nada"

Llegamos al Pulque y al pagar la entrada, me preguntaron si era menor. "Noooo, tengo 20 años" pero no traía identificación porque la cartera la había dejado en la casa. Sólo traía la libreta, la pluma y mi celular. "Tienes que estar allá en la zona acordonada"Creí que estaban bromeando.

Voy: "Wey, pues vamos a tu casa por una identificación"
Mariel: Pero, ¿lo dicen en serio?

Después recordé que en el portapapeles de mi libreta, llevo siempre mi visa porque no tengo credencial de elector y luego tengo problemas con la edad.

Mariel: Aquí está, Mariel Martínez, 22 de abril de 1987

Y me dejaron pasar. Que bueno que traía esta cosa aquí. De tenerla en mi casa o en la cartera, la perdería, es una cosa tan pequeña. Pero nunca he olvidado una libreta en algún sitio y es una cosa sin valor. En cambio una cartera...

Nos sentamos en los sillones rojos. La música estaba horrible. Comencé a escribir algo como: "Para mí lo mejor o nada" dijo Voy y yo le dije que esta sería una noche memorable porque tenía muchas ganas de lo que lo fuera. Entramos al Pulque y me querían mandar con los menores. La musica está mala. Estamos aburridos.

Mariel: Voy, aquí hay una gotera.
Voy: pero ni siguiera está lloviendo
Mariel: Ya sé, pero hay una gotera y me estoy mojando.

Saqué mi libreta y la puse debajo de la gotera. Recuerdo cómo en la pasta negra se iban dibujando círculos brillantes de diferentes tamaños. Después Voy me contó cómo su mamá se había acercado a un tránsito para pedirle un manual, en vista del accidente de Voy hace dos semanas, y resultó ser el comandante de distrito quien adoptó a Voy como su protegido.

Voy: Yo creo que le gustó mi jefa, te lo juro, es tan amable siempre conmigo. Hasta me dió su tarjeta.
Mariel: Hey, que bueno, ya tengo quién me haga el paro.
Voy: Sí, si te quieren sacar mordida, tu diles que conoces al comandante Arellanos y que lo vas a consultar con él, que te pongan la multa que ellos consideren, pero que lo vas a consultar.
Mariel: ¿Me pasas el número?

No sé si ya dí muchos indicios y no les sorprenderá que la narración prosiga con la libreta desaparecida. La buscamos debajo de los sillones, en la mesa. No estaba. Mis manos estaban llenas de tierra, de cenizas, de todo lo que va a parar en el suelo del Pulque y en el suelo del Pulque no había libreta, ni en los sillones, ni en las mesas.

Voy: Wey, pero si no nos movimos de aquí.
Había otras personas que nos veían con preocupación. Me preguntaron: ¿Qué perdiste? y yo "Una libreta" y ellos respiraban aliviados: "Ay, yo creí que había sido un celular"

Mucho mejor que hubiera sido el celular.

Como no nos movimos en ningun momento del sillón en donde estábamos, la única explicación es que alguien se la hubiera llevado. Pero no puedo creerlo. ¿Quién se roba un cuaderno? Un cuaderno bonito (regalo de Ale en el corte inglés), pero al que le quedaban como cinco hojas. Y la extrañesa de los hombres de la barra, al tener frente a ellos a una persona que buscaba desesperadamente... ¿una libreta?

Voy: Ay, Mariel, me siento mal, siempre que sales conmigo pasan cosas malas.
Mariel: No, mira, si lo del Bling no hubiera pasado tal vez Luis y yo no seríamos ni amigos. Y la libreta... pues, ya había transcrito la mitad y la otra mitad no vale nada.
(Sí, estaba tratando de ver las cosas de la mejor manera. "Sólo eran letras" "Mejor que haya muerto en un bar que con un verso malo" me decía. En realidad nunca dejé de buscarla con la mirada entre la gente del bar y estaba triste)
Mariel: Voy, es que quién se roba una libreta, Voy.

Ara mandó un mensaje y fuimos con ella a Bungalow. Después regresamos y nos dormimos. Soñé con la libreta perdida. La narración de esta noche terminó escrita en el papel laminado de las cajitas de faros: "... esta noche memorable, sí, que bien vale un post y cuánto me hubiera gustado que no fuera así. Tengo la estúpida esperanza de que la devuelvan, hay varios números de teléfono anotados por ahí. Voy a tener que viajar a matamoros para volver a sacar la visa. Seguramente ahora estará en un bote de basura, porque no vale nada, no le es útil a nadie. Vamos a ir a Bungalow con Ara. Estoy sentada en el sillón rojo. Voy está en el baño (me parece que ya se tardó) y la gotera sigue"

________
*Voy es diminutivo de Voirol.

martes, octubre 09, 2007

En el laboratorio

Duke me llevó al laboratorio de fotografía. Se supone que tuviste un accidente y estás a diez segundos de morir, dice mientras mide la luz. Hace algunas pruebas y corrige. Despues, la lengua, la baba, los ojos, gira la cabeza hacia la luz y ahora piensa.
"¿En qué?
"Pues en lo que pensarías.

¿En las cosas que no hice? ¿En lo que podría hacer si no estuviera por morir? ¿En mi familia? Quizá solo nombres: Ale, Beto, Luis... O imágenes: La calle de mi casa, en ray con Eric, Juanito con su uniforme, Dmitri. Cosas que estaría perdiendo.

"¿Ya?

Quizá sólo estaría pensando: ¿ Por qué? ¿Por qué si yo sólo estaba caminando de regreso a casa? ¿Por qué nadie me dijo nada? ¿Por qué sin ninguna enfermedad que lo sugiriera? ¿Y por qué ahora?

O tal vez querría morir ya y pronto porque el dolor físico es demasiado.

"No sé cómo hacerlo, Duke.
"Despéinate más.

Y es tan fácil creer que la muerte es cosa de todos los días. Que morimos porque el amor nos duele, porque la soledad nos duele, porque nos duele lo que somos y lo que son los otros son, y duelen los días y las calles y el olor de las peluquerías que nos hace llorar a gritos. Pero ese dolor tiene que ver mucho más con la vida. ¿Qué diablos vamos a estar pensando en esos diez segundos, en donde estamos perdiendo todo, todo, todo incluso el dolor?

Espero no saberlo nunca.


(El link para el blog de Duke es: http://antiaestheticwar.blogspot.com/)

lunes, octubre 01, 2007

Estoy buscando

Estoy buscando, se los juro. En el atardecer desde la azotea, en los adoquines reblandecidos por la lluvia, en mi memoria. El gallo canta y yo estoy soñando con los ojos abiertos, sin comprender: creo que nunca he comprendido nada. El mundo está oscilando entre el absurdo y la maravilla y yo estoy en el medio sin saber hacia qué lado abismarme. Soy como los granos de arroz que cubren las entradas de las catedrales. Algo tremendamente festivo y fuera de lugar. He deshojado todos mis libros y en todos encontré modelos pero yo quería un final feliz. Por alto que esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo... Recuerdo a un anciano en el metro riéndose a carcajadas mientras era arrastrado por la multitud. No entiendo la imagen, no sé que hace aquí y no sé que hago yo ahora escribiendo esto. Quizá necesito que las cosas se alineen, necesito algo con qué polarizar el caos para poder tirar hacia alguno de los dos extremos. Sigo soñando con los ojos abiertos. Nunca he comprendido nada, ni los atardeceres, ni la lluvia, ni los adoquines, ni mi cuerpo reblandecido por la memoria. Pero estoy buscando, se los juro.

domingo, septiembre 23, 2007

Estampa: Camino Real a Cholula

Los eventos sociales llenos de gatas violentas. Un gordo bosteza la parsimonia de los enrejados. Un idiota se sube al camión. Una cadena de paralíticos se extiende sobre el valle taciturno. Nieve y luz, el fuego de la mañana da gritos y se esconde. La mujer lleva en sus manos una bolsa de pan y tres inviernos mordiéndole la falda. Mochilas, zapatos, plumeros como aves en su anhelo de ser polvo. Y el polvo en los ojos desollado. La carne de agosto. Lenta maquinaria de los días sin diesel que llenan con tedio los campos de futbol. Vuelve a amanecer. La risa de los columpios en el bulevar Olmeca. Cantos que se me escapan al despertar en cada cigarro de nieve oscurecida.

domingo, septiembre 16, 2007

Nada tiene que ver la muerte

Me he muerto a mí misma
y eso me conmueve sobremanera...
-Blanca Whiethuchter

No es que lo recuerde
–no me pidan precisarlo–
pero hace dos, o tres días
encontré mi cuerpo
encallado en la acera
frente a una miscelánea.

Era mi suéter rojo,
mis infinitas libretas
sin destinatario,
mis ojos de perro triste,
yo, el perro,
que nunca tuvo sino su vientre
hinchado de hambre
y de parásitos,

de aquello que en otro tiempo
llamaba poesía,
como fruta pudriéndose,
yo, que nunca temí nada
sino a mi misma
he descubierto la muerte
con un andar tranquilo a casa
y me he dado cuenta
de que la muerte
se parece mucho más
a otra noche de insomnio.

jueves, septiembre 13, 2007

Fotografía

–¿Podrías moverte un poco más?
–¿Así?
–Un poco más.
–¿Y ahora?
–Ahí.
Yulia buscó debajo de su blusa el dije de libélula que funcionaba como llave para su reflex. El aire no se movía y a las gotas de lluvia lo apartaban con esfuerzo para precipitarse sobre los tejados. Adentro, los cabellos de Azulejo brillaban con un resplandor triste.
–Con la luz así me sabes como a canela.
Azulejo no respondió. Pensaba en la portada de una revista de autos que había visto en el camino. Yulia apartó la baba amarilla que brotaba de su cabeza en delgados hilos. Descubrió el lente, abrió el diafragma, dijo dos palabras en ruso y enfocó.
–Azulejo, la corbata.
–Me da miedo tocarla, hazlo tú.
En el alféizar de la ventana había un alebrije con cabeza de dragón. La lluvia seguía. El olor del chai se confundía con las luces navideñas que colgaban del marco de la ventana.
–Esto es una basura.
Noche de paz había estado sonando con un sonido lánguido y descompuesto la última semana pero ninguno de los dos se había dado cuenta.
–Es que es imposible retratarte, poseerte de alguna manera, Azulejo, es eso, porque no eres tú, a veces eres mi hijo o mi padre o un carpintero o un músico de esos bares del centro de la cuidad o un ave. Un ave con plumas como de cera, sí.
–La cámara, Yulia, con cuidado.
–Yo sé que tú me has dicho que quizá somos un charco en la calle, una servilleta, un recibo de luz pero tú eres demasiado al mismo tiempo. Yo pocas veces despierto con la certeza de que sido una de esas alfombras debajo de los tronos de los reyes árabes o de que soy un caracol. ¿A ti no te parece que tengo algo de caracol? ¿Azulejo? ¡Azulejo!
–A veces.
–¿Y si fuera un caracol, Azulejo, y si lo fuera?
–Entonces yo sería un ave. Demonios, esta corbata.
–Déjame ayudarte
Yulia le tocó la cara, escamas transparentes cayeron sobre las sábanas rosas. Yulia se escurrió lentamente hasta quedar con la frente en las rodillas, con los puños cerrados frente a ellas y el cabello cubriéndole los brazos.
–No llores Yulia.
Había dejado de llover. Azulejo llevó a Yulia a la sala, la recostó en un tapete con diseño geométrico y se arrancó dos pedazos de tela para cubrirle los ojos. Fue a la ventana y la abrió. Antes de salir escuchó a Yulia maldecir por haber disparado la cámara sin querer. Volvió a la sala y la vio envuelta en el tapete y temblando.
–Siempre has sido muy torpe para esto.
–Yo sé Azulejo, yo sé, pero cierra la ventana y quédate conmigo. Mañana lo intentaremos otra vez.

miércoles, septiembre 12, 2007

Nota sobre este blog y su parecido con la realidad

"A algunos puede parecerles una invención, pero lo que ocurrió en mi imaginación sucedió en la realidad, al menos para mí. La Historia puede negarlo, ya que no he participado en la historia de mi pueblo, pero, aunque todo loque digo sea falso, parcial, vengativo, malévolo, aunque yo sea un mentiroso y un falseador, es la verdad y tendrán que tragarla." miller

Muchas cosas que suceden y que se dicen y que son importantes aunque a veces no lleguen a traducirse en la realidad porque no se expresan como acciones o como enunciados.

Por esto, escriba lo que escriba, este blog no es una ficción. Es un registro.

martes, septiembre 11, 2007

Otra carta

Mariel: Me comí tu chocolate.
Ale: ¿Cuál? ¿El que estaba sobre el refri?
Mariel: ahá.
Ale: ¡Ufff! Ese lo saqué de mi morral. Estaba ahí desde el semestre pasado.
...

Mariel: Eso que escuchamos es Sabines, ¿no?
Ale: Si.
Mariel: ah.

Quisiera hablar de ti a todas horas
en un congreso de sordos,
enseñar tu retrato a todos los ciegos que encuentre.
Quiero darte a nadie
para que regreses a mí sin haberte ido.

Ale: ¿qué?
Mariel: Es que nunca había sentido un verso de Sabines tan... fuerte.
Ale: A mí me gusta esta parte de "te invito a comer uvas esta tarde o a tomar café, si llueve, y a estar juntos siempre, siempre, hasta la noche" jaja, eso una vez me lo dijo Omar y esa noche comimos uvas.
Mariel: Supongo que hay bastante de eso, ¿no? Los referentes...
Ale: Supongo, sí. ¿A dónde vas?
Mariel: No sé, por ahí, a caminar. Me siento como... no sé. Como con algo en el pecho o en la panza.
Ale: El chocolate.
Mariel:¿El chocolate? Pues igual y si.

lunes, septiembre 10, 2007

¡Hola! y de vuelta

Saludos, lectores (si es que acaso me queda alguno)

Si, faltan textos entre el post de Andreas y el que ahora escribo. Pienso que los subiré pronto. Me hubiera gustado llevar un orden cronológico pero si no escribo ahora el blog quedará abandonado.

Hay cosas que pasan y yo quiero escribir, escribir, escribir.

En fin, nos veremos.

martes, julio 03, 2007

Bestiario.ANDREAS

Un suizo de 47 años. Toca la flauta de Pan. Ha viajado por más de 50 países. Habla 7 idiomas. El cabello hasta los hombros, rubio, muy rubio, casi blanco. Ojos de un azul que podría ser intenso pero parecen desgastados casi contrastando paradójicamente con la pasión de sus palabras. Mide como uno noventa. Es delgado. Cree en la reencarnación, en dios, en el demonio, en la caída de los estados unidos at the end of oil age. Y se ríe: the oil age! con una pronunciación perfecta. No discute con personas que no compartan su filosofía, simplemente las rechaza.

–Estudias literatura, ¿por qué eres tan poco espiritual?

Le gusta la mecánica. Quiere diseñar un auto para mandarlo a la Volkswagen y que le financian un viaje que comienza en Tierra de Fuego y termina en Madagascar, pasando por Canadá y Rusia. Quiere vender su imagen como músico para integrarse a la historia de la flauta de pan, lo que le parece permanente. Después habla de la reencarnación. Tengo ganas de preguntarle si alguna vez ha considerado dejar de viajar por alguien, si alguna vez se ha enamorado. Hubiera sido una buena pregunta, Andreas está contento (yo creo que ya se olvidó de que no creo en Dios) y vuelve a describirme el auto que quiere patentar.

–Son ideas, si no se puede, no me desilusiono. –dice mientras se lleva la mano abierta a su pecho como para señalar la desilusión. La mano ahí, sobre su ropa desgastada, sobre sus ojos desgastados y protegiéndolo.

Odia a los hombres ambiciosos, odia la contaminación, la globalización, los estados, la religión, el pragmatismo. Nos da un papel con el número del hostal en donde se está quedando. Nos veremos en el zócalo al día siguiente. Al final parece muy claro, muy limpio, se despide con un apretón de manos, se va. Al día siguiente no va al zócalo, no está en su hotel, todo indica que se ha ido de la cuidad.

miércoles, junio 27, 2007

domingo, junio 24, 2007

Bestiario. Juanito Mata

¡Por fin!

El lector constantísimo. ¡Hola Juanito! Si tuviera una foto tuya aquí subiría con tu uniforme de taekwondo.

Grandioso amigo. (Y novio de mi hermana)

Siempre me he preguntado por qué les digo hermana o hermano…
Mejor
Grandioso amigo. (Y novio de lisa)

Porque la palabra hermano o hermana suena como a algo de palabra valija, como si pudieras meter a cualquiera ahí.

Grandioso Juanito.

Yo recuerdo que entrenamos juntos, hace como tres semanas. Se pone nervioso y se muerde la mano. Recuerdo antes de los torneos… y lo recuerdo después, seguro una medalla, manita mordida, ay, qué tal si son muy buenos.

Cinta negra.

¿Por qué uso tanto el pasado?

El sábado pasado le llamé a Juanito porque él siempre comprende esas cosas de irse de pronto y quedarse un poco triste.
Porque Juanito siempre está yéndose y despidiéndose de Lisa.

Lisa: Mami, quiero salir con Juanito porque hoy es su último día en la cuidad.

Y Juanito siempre regresa.

Lisa: Mami, quiero salir con Juanito porque hoy es su último día en la cuidad.

Y Juanito regresa.

Salen en patines o a la playa y se pelean. Y yo me enojo cuando se pelean. Porque los dos son personas muy geniales y luego se enredan con tonterías (no me digan nada, lo estoy viendo desde afuera, desde afuera siempre es sencillo)

Por cierto, que bueno que ya son novios otra vez.

Y que bueno que eres mi amigo: sabes mucho acerca de las cosas.

y las cosillas…

jueves, junio 14, 2007

Me quedé en los lindes de la cuidad

Me quedé en los lindes de la cuidad, sin alcanzarla, pensándote.

lluvia, quiero decir calle, agua en los tobillos, una casa, mis llaves, la puerta, ¿y una puerta por qué? Reconocer el cuarto azul: aquí estamos otra vez, pero ahora yo sin ti en el cuarto azul, yo sin mí entre sombras, ajena en la ausencia azul, en lo azul que se ven mis manos si no

lo azul

(tu cuerpo)
caer
del cuerpo al alma
caer caer
caer

llena de prisiones de sueños de complejos de imágenes simultáneas, ciclada como un ritmo viejo muerta como un bulto, mano fría leve azul muñeca de madera pensando entre paredes. Con un montón de sábanas con un par de pastillas con Residencia en la tierra, huyo de mí de mi ingenuidad de mi colchón sucio, llorando por la calle sin abrigo sin luz desnuda con el sudor en la cara, con las rodillas
con las piernas
con los dientes
pensándote.

un grito, otro grito, me lleno la boca con citas, con trozos de barro, ¿dónde el silencio? ¿en la taza rota que dejaste?

martes, junio 05, 2007

Marinera en Puebla

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
-Rafael Alberti,
de Marinero en Tierra



I
La frente atenazada por la sal y los recuerdos. ¿Por qué me trajiste aquí, a este caracol de yeso que no devuelve ningún sonido, ninguna imagen? En el aire calcinado por el granizo, busco sin encontrar la sal que dentro de mis huesos exige volver. ¿Por qué me trajiste? Dibujar puentes de saliva en las ventanas sucias, podría construir un café para charlar los martes, podría sembrar mi pierna izquierda en el zócalo de San Andrés y tirarme bajo ella, como antes debajo de los mangos. ¿Por qué me desenterraste? No reconozco las aves, las habitaciones, los nombres, los cuerpos (mi pierna creciendo como árbol). Gotas saladas en la ventana sucia. ¿Llueve? ¿Por qué me trajiste? No llores, mira el árbol. Mi pierna me cubre con sus hojas: hospitales, casas, catedral, heladerías y hojas y hojas que siguen, mangos, aves, piñas, sal, noches, noche que lloro y llueve con un montón de imágenes que tienen una única respuesta: El mar, La mar, El mar. ¡Sólo la mar!

II
En las heladerías, el mar gotea de los mangos mientras el puerto bulle y revienta en insectos que se esconden debajo del colchón –hace mucho calor, quítate la ropa y sube aquí conmigo. La marejada palpitante de las calles me arrastra, agua dulce, ejército, colón. Adoquines como caballones, músicos creciendo: ¿coopera para la marimba? Adoquines se rompen cuando los transeúntes pasean recordando su infancia, rodillas sucias, barda, pelota, vecina mirando, vecina enfadada: ¡Por el amor de Dios! ¿Quién va a pagar el vidrio?, ¿quién los adoquines? Ando entre colillas, periódicos, servilletas, buscando los pedazos de mi cuerpo que me vuelven a mí como el ritmo de una canción olvidada. ¿Coopera para la marimba? Ya no recuerdo qué me trajo aquí ni sé quién debo ser. Puerto de alumbrado público o muelles con amarras o tendederos con la ropa de los hombres que a las seis de la tarde alimentan a las palomas, con el lomo abigarrado por los años. El estadio, divisoria, niños héroes, exija su boleto. Caminos cerrados, anuncios cerrados, calles y ojos que se abren justo en el momento en que se pasa frente al café de los martes donde gotean los mangos y donde dos aspas azules y macilentas luchan contra el calor. Bajo del autobús, entro al café. No hay nadie, no soy nadie, las paredes no me reconocen, ¿en qué momento debí cerrar la puerta?

III
En sueños, la marejada me tira del corazón. No entiendo a dónde se lo quisiera llevar.

domingo, mayo 13, 2007

You're the closest to heaven that I've ever been

And I'd give up forever to touch you Cause I know that you feel me somehow You're the closest to heaven that I'll ever be And I don't want to go home right now And all I can taste is this moment And all I can breathe is your life Cause sooner or later it's over I just don't want to miss you tonight And I don't want the world to see me Cause I don't think that they'd understand When everything's made to be broken I just want you to know who I am And you can't fight the tears that ain't coming Or the moment of truth in your lies When everything seems like the movies Yeah you bleed just to know your alive And I don't want the world to see me Cause I don't think that they'd understand When everything's made to be broken I just want you to know who I am I don't want the world to see me Cause I don't think that they'd understand When everything's made to be broken I just want you to know who I am I just want you to know who I am I just want you to know who I am I just want you to know who I am I just want you to know who I am

***

Yo daba la eternidad por tocarte Porque sabía que lo querías de cierta manera Eres lo más cerca que he estado del cielo Y esa noche no quería irme a casa Sólo podía probar ese momento Sólo podía respirar lo que eras Porque el pasado y el futuro no existieron Porque no quería que esa noche me hicieras falta No quería ver lo que pasaba Porque estoy segura de que no lo hubiera comprendido Cuando todo estaba por acabarse Quería que te dieras cuenta de quién era Y no puedes hacer nada contra las lágrimas que no vendrán Ni contra el momento de volver a la realidad Cuando todo parecía una película Necesitábamos el dolor para sabernos vivos Y no quería ver lo que pasaba Por que estoy segura de que no lo hubiera comprendido Cuando todo estaba por acabarse Quería que te dieras cuenta de quién era Y no quería ver lo que pasaba Por que estoy segura de que no lo hubiera comprendido Cuando todo estaba por acabarse Quería que te dieras cuenta de quién era Quería que te dieras cuenta de quién era Quería que te dieras cuenta de quién era Quería que te dieras cuenta de quién era Quería que te dieras cuenta de quién era

nota: esto no es una traducción

domingo, mayo 06, 2007

Bling

–Es que deberías verte –le dije.
No se me va a olvidar la cara de Luis, como pintada de rojo por un niño que no sabe diluir las acuarelas, con sangre en la barba, con una herida profunda en la frente descubierta a veces por una servilleta húmeda y arrugada. Sonriendo.
Ya no me acuerdo ni por qué sonreía pero era una imagen impresionante.

***

Esa noche éramos seis: Ale, Beto, Ja, Voirol, Luis y yo. Voirol había encontrado en internet un bar en Puebla donde tocaban rock. Yo me entusiasmé al pensar que algo así sería como recordar las tocadas de Neglillé. Y vamos, si, vamos. Nos subimos al taxi para llegar. La tocada ya había terminado. Luis apostó un helado a que Ale y Beto no irían al zócalo a tomarse fotos con Tunick. Gané el helado: tomaron un taxi a la central y se fueron al df. El Ja nos dice que está cansado y que quiere dormir. Quedamos nosotros: Voirol, Luis y yo. Ese era el último fin de semana que Luis y Voirol pasaban en Cholula, más bien, ese debió de haber sido. Dejamos a Ja en su depa, fuimos al Pulque, estaba cerrado.

¿Qué? ¿ya a dormir?

No, encontramos un antro de cadenita (¡si, un antro de cadenita!) y como no había cover y la música estaba padre, nos metimos. No había ido a un antro desde que estuve en Montreal y recuerdo que me aburrí enormemente. Esta vez me divertía. Las canciones eran las de la secundaria y me hacían recordar cosas.

Luis: “Estas son canciones para una nostalgia que no tengo”
Mema dealer: “Traigo por ahí unas pastillitas para la nostalgia, ¿hey? por si gustas...”


Me parece que fue cuando regresé del baño, Voirol estaba hablando con alguien que después hablaba con Luis y le preguntaba si era español, si su amigo era español... Era más bajo que nosotros tres, regordete, vestido de negro, apretado, con corbata, parecía pingüino.

Voirol: hey aguas eh, que se quieren ligar a tu novio, eh.

Me involucro en la conversación y en seguida me doy cuenta de que el pingüino no está interesado por Luis. El pingüino regresa con Voirol y le pide un cigarro. Voirol lo corta, vuelve con nosotros. El pingüino se va. Voirol comienza a ponerse nervioso, agarra una botella y lo insulta moviendo apenas los labios. Se tranquiliza, finge divertirse. El pingüino regresa varias veces para intentar hablar con él. Yo tengo miedo de que Voirol no pueda controlarse. El pingüino se pone cada vez más agresivo. Suena la canción de Molotov y el pingüino y su escuadrón brincan señalando a Voirol mientras gritan “Puto, Puto”

Mariel: Voirol, vámonos.
Voirol: Por qué wey, si me la estoy pasando de poca madre. Que se vayan ellos.


Luis regresa de la barra con una cerveza. No sé si me di cuenta de que Voirol había ido al baño cuando él mismo lo anunció o cuando Luis dijo que lo estaban siguiendo y que iba a ver qué pasaba. Dejó la cerveza, se metió al baño. Miré la puerta del baño, me senté. Miré mis cosas, el morral de Luis, otra vez la puerta del baño. Pensé que debería acercarme por si oía algo. Pensé que tal vez estaba exagerando y que en cualquier momento saldrían. Pensé en Ja y en que si estuviera con nosotros, lo mandaría al baño. Pensé que estaban tardando mucho. Tuve ganas de gritar que detuvieran... ¿que detuvieran qué? Me levanté para avisar a alguien. Demasiado tarde: Voirol sale corriendo del baño, atravesando niñas en tacones y caras de asombro, con la boca llena de sangre.

Voirol (gritando hacia la mesa): A la chingada, Mariel, vámonos ya, a la chingada.

Peligro, peligro. Tengo que salir de aquí. Siento que en cualquier momento, alguien puede salir del baño y matarme. Todo me agrede: las paredes, las mesas, las niñas en tacones y sus caras de asombro. Tengo que salir de aquí. Voy a correr pero me detengo: mi cámara. Salgo del antro después de haber recogido mis cámara, mis lentes, mi suéter y el morral de Luis. En la entrada, Voirol grita que lo golpearon, que fueron unos tipos en el baño, que no le importa, que va a llamar a la policía, que por favor le traigan un vaso con agua pero ya, ya...

¿Y Luis?

Mariel: ¿Dónde está Luis?
Voirol: ...y me vale madre, yo voy a llamar a la policía.
Mariel (gritando): ¿Dónde está Luis?
Voirol: Que se quedó en el baño, te digo.


Luis en el suelo con cinco del equipo de americano que lo rodean y lo patean mientras él se cubre la cabeza con los brazos y la sangre mancha el piso. Esa es la imagen. Entro de nuevo. Abro la puerta del baño y veo a Luis, no en el suelo y no rodeado de americanos, sino apoyando en el lavabo, con la cara llena de sangre por una herida en la frente. Tengo el impulso de abrazarlo pero siento que lo voy a lastimar. Lo toco del brazo.

Luis: Tranquila, que no ha pasado nada.

Asiento y me salgo del baño. Un hombre, encargado del antro, conduce a Luis hasta la ambulancia que está a lado del Tigre. Voirol arregla cosas con la policía. Luis dice que él no va a involucrarse legalmente de ninguna manera. Los médicos dicen que necesita unas puntadas, hablan del seguro. Es mejor ir a la universidad. En el camino a la universidad, un estudiante de intercambio que recuerdo como un albino de ojos azules impresionantes, le pregunta a Luis qué le pasó. Llegamos a la universidad, Luis se sube a la ambulancia. Con la mano abierta me dice que me quede, pulgar arriba, todo está bien, y mano agitándose, adiós. No espero a que la ambulancia se vaya. Regreso a colegios. Duermo entrecortadamente, soñando y viendo el cuarto. A las ocho y media de la mañana me despierto, hablo con Luis, ya está en su casa. Salgo a desayunar. No puedo caminar cerca de las personas porque siento que en cualquier momento me podrían pegar. La sensación durará todo el día.

***
El pingüino le rompió el lateral izquierdo a Voirol al estrellarlo varias veces contra el escusado. Lo de Luis fue un cabezazo proporcionado por un amigo del pingüino. Un mes después, cuando escriba este post, me sorprendré al recordarlo. Creo que nunca podré volver a caminar con seguridad cerca de alguien que esté borracho. Creo que también para Luis y para Voirol va a ser difícil hacerlo.



Nota: La fecha en que este post está publicado es al domingo siguiente del incidente. Esto es simplemente para mantener una relación cronológica con las demás entradas.

sábado, mayo 05, 2007

Tres notas sobre cosas que sucedieron ayer y hoy

1.- Elisa se fue. Es triste. Yo me acuerdo que estaba dormida y que oí las voces de sus papás. “Los papás de Elisa están aquí y tu dormida y babeando tu almohada, deberías despertarte” Me desperté y ví el cuarto: la cama sin colcha, el closet sin ropa. Elisa entra al cuarto y le pregunto ¿ya te vas? Y ella me dice, “voy a regresar” pero la mitad del cuarto se ha quedado desnudo, indefenso. “Se te olvidan los zapatos que están debajo de la cama y la bufanda blanca” le dijo y ella los guarda en la maleta. “La bufanda te la regalo” No hay nada, no queda nada. Ella va a regresar pero yo ya me voy. La voy a extrañar mucho. Debí de haberme despedido. No tuve la fuerza para hacerlo.

2.- Ayer fui al café con Luis. No sé si Eric haya sido el mejor de los amigos pero sí fue el amigo con el que más a gusto me sentía. Como si tu fueras aire y la otra persona muros y tú pudieras ir y venir y expandirte con una seguridad increíble. Tal vez porque la otra persona no te está exigiendo que seas de cierta manera o, mejor aún, que la otra persona te está pidiendo que seas como eres. Bueno, ayer fui al café con Luis y me siento tan bien con él que me recuerda la amistad de Eric. Y casi puedo asegurar que, si Luis se hubiera quedado más tiempo, no habría sido nada difícil que se convirtiera en el mejor amigo que he tenido.

3.- Soné con Lisa. Algo muy extraño. Estábamos en una mesa jugando cartas y Lisa me advertía “No hagas trampas” Y yo decía que no sabía jugar pero nadie me escuchaba. Lisa volteaba a verme y me decía “Hiciste trampa” Entonces yo me sumergía, porque ahora el piso era de agua y Lisa traía un palo y me quería pegar en la cabeza. Y nadaba y nadaba esperando a que me faltara el aire y Lisa me decía. “Estás respirando, otra vez haces trampa” Yo sabía que ella tenía razón pero no quería salir del agua porque tenía miedo del palo. Me dije “Es injusto, no debo de respirar” Dejaba de respirar y sentía que me faltaba el aire pero no quería salir. Lisa me esperaba. Me faltaba el aire, me faltaba el aire, me ahogaba.

Desperté tomando una gran bocanada de aire, agitada, con el sudor en la frente. Me tardé en reconocer el lugar: estaba en Ray, estaba en mi cama.

viernes, mayo 04, 2007

Conversación con un taxista

It’s still the same old story
A fight for love and glory
A case of do or die
-Herman Hupfeld en "as time goes by"

Cuando iba a mi casa para vacaciones de semana santa, el taxista que me llevó a la capu me preguntó de dónde era. Un hombre de unos 60 años, con el cuerpo grueso y cansado, que hablaba arrastrando las palabras como si las midiera y que despegaba a veces las manos del volante para limpiarlas en su pantalón. Se entusiasmó cuando le dije que era de Tampico.

“Mi primera novia era de allá”

La primera novia. Cuando él tenía 18 años y había dejado la secundaria y vivía en México. No me dijo su nombre pero me dijo que era de Tampico y que ella siempre había querido regresar. Le contaba de los parques, de la laguna, le hablaba de calles y colonias. El taxista me las enumeraba todas sólo para que yo las reconociera y dijera “Ah si” o “Yo he estado ahí” o “he leído esa ruta en algún autobús” Y aunque yo no reconocí un solo nombre porque estoy segura de que esos lugares ya no existen, no sé por qué, algo en su voz y en su historia, me obligaba a mentir como una forma de piedad o de respeto.

“Ella me dijo que regresara a la secundaria y yo regresé, nomás por que ella me había dicho, imagínese señorita”

Conforme narraba, a mí se me fue olvidando que yo era una persona mayor que había dejado atrás la historia boba e infantil de mi exnovio. Cuando lo conocí en Acámbaro y él entrenaba taekwondo y yo entrenaba taekwondo. Después de ese viaje, él fue a Tampico y tocó la puerta de mi casa. Yo traía unos pants verdes y una camiseta del equipo representativo que utilizaba para dormir y abrí la puerta. Él era de San Luis y siempre me invitó a ir para allá.
Yo quería decirle al taxista que él era de San Luis y yo nunca había ido allá.

“Y ella tenía lágrimas en los ojos cuando me dijo que ya, que teníamos que terminar porque su madre decía que ya había arreglado las cosas con otro, un amigo de la familia...

Pero me detuve y no conté la historia de Javier porque cuando terminamos, me dije mil veces que esa historia nunca había sido y que no valía ya la pena recordarla, que era necesario que se dejara de creer en eso que había sido cuando yo era una niña de dieciséis años. Era mejor no interrumpir con esta historia porque lo que me contaba el taxista tenía mucho más fundamentos, era mucho más real... aunque fuera la misma historia y yo estuviera impresionada.

Entonces el taxista comenzó a trabajar en Puebla y a veces iba al Df, por eso no estuvo en el temblor del 85. Ahora que escribo y me pongo a contar me doy cuenta de que no pudieron haber pasado menos de 20 años desde que terminaron hasta que él regresó a su casa a buscarla y no encontró más que escombros.

“Yo nomás espero que ella se haya ido a Tampico antes del terremoto, porque mire señorita que de su casa no quedó nada, pero nada.”

Y volvía a nombrar las calles, las plazas, las colonias. Llegamos a la capu y antes de bajar me dijo que algún día tenía que ir a Tampico para ver la laguna y esas calles. Yo le dije que seguramente le gustaría. Le di las gracias, le pregunté su nombre y me bajé. Compré mi boleto y me subí al autobús. Pensé en las razones. Ir a Tampico para ver si ella volvió. Ir a Tampico porque ella siempre quiso volver. Ir a Tampico a leer el nombre de las calles y los parques y las plazas que ella dijo y hacerla de alguna manera más real, de comprobar que existió. Después traté de recordar el nombre del taxista pero ya se me había olvidado.

Cuatro años, cuarenta años, no importa: tal vez algún día me olvide de que soy tan mayor y tan grave y platicando con alguien de San Luis me atreva a decir que tengo ganas de ir porque de allá era mi exnovio.
Tal vez algún día.

martes, mayo 01, 2007

No digo tu cara

No digo tu cara escrita en el papel
arrugado de esta noche
en la que el cielo se rompe
como una hoja mojada.

Sentada al pie de la escalera
engullo la suela del zapato,
las llamas azules de la hornilla.
Pienso, que mañana,
cuando el sol seque las calles
volarán tus párpados
de mariposa ceniza
y tu cara, asida por el calor,
despuntará debajo de mis alas

Digo que debo seguir
que debo reponerme
que es duro deshilar sueños
cuando ya en el jardín
tengo un cementerio de palomas.

Aunque parezca inútil defenderse
con tu cara ciñendo la noche de esta manera.

lunes, abril 30, 2007

Yo soy

(como)


mi nikon, mi bolsa de caramelos, mi abanico de terciopelo y mi rhythm and blues. Jimena (la que tuvo un sueño el martes que viene) Quiero después de hablar conmigo, las personas se vayan con la sensación que deja el té de manzana y canela. O a lo que huele mi libro de Lobo Antúnes. ¡El protagonista de Shine! Yo no soy así pero soy como las primeras notas del Rach 3rd. Ay, me estoy construyendo con referencias.

La canción de “Careless whisper” y cuando comienza el sax y mi papá cierra los ojos y la tararea.

La niña Marie Sophie llorando en la noche por no sé qué burrada (falta que llegue la noche) y lleva un cuaderno y... ¡no, no! Yo quiero ser la Marie Sophie del final, sentada frente a Cristo, con un vaso de ron añejo, rostro grave, solemne y unos ojos inmóviles. Yo no había visto jamás a nadie que irradiase tanta autoridad profunda.

Como el alumbrado público.

O como el público, de Lorca.

Una burbuja, un globo en la garganta, un cosquilleo en los ojos y una explosión de risa. Y cuando me siento triste soy como un fruto que hacia adentro madura. Me siento en una banca y no me muevo, como si el aire pudiera herirme, acorazándome. Y cuando lloro soy igual que un juguete olvidado debajo de la cama. O que la religión. O que el rolling stone.

Lo mejor es la risa violenta, la felicidad que trae el recuerdo de unos zapatos que bailaban al ritmo de la lambada, entusiasmo por la fogata rodeada de primos, por el inicio de una canción de Juan Luis Guerra.

Vivo con la sensación de lo que lo mejor está apenas por suceder.


Bueno, compréndanme estoy feliz.

domingo, abril 29, 2007

Lo que pasó con Celestino cuando encontró a un viejo que no era ni su abuelo ni enero.

“Y olvidándome estoy cuando veo a un bulto que se acerca por el camino y empiezo a temblar, pues imagino que es el abuelo con el hacha a cuestas. Pero no: es un viejito muy viejito el que se va acercando.” (118 en tusquets) Yo apenas lo veía montado en la mata de ceiba. Un día le dije a Celestino “Hay un viejo que viene para acá pero anda tan lento que tardará años” Y a la mañana siguiente volví al camino para ver si lo encontraba y el viejo seguía caminando, pero sin hacha. Entonces corrí con Celestino y le dije “Ya no hay peligro, al viejo se le ha caído el hacha.” Otra mañana que miré el camino, ví que se le habían caído los zapatos. Luego los ojos.

El viejo tardó un año en llegar donde estaba el pozo y para entonces ya no tenía manos. Ese día la mata se rompió y me di cuenta de que ya no me hacía falta treparla porque lo mismo alcanzaba a ver de pie que montado en la mata. Al viejo se le habían caído las manos pero seguía. Se le cayeron los pies y seguía. Pronto se quedó sin cuerpo y aunque seguía caminando, yo me olvidé de él hasta que tocaron la puerta y lo escuché decir: “Soy el viejo que has estado observando, vine a hablar con Celestino” Cerré la puerta y grité “Celestino, Celestino” pero Celestino dormía y yo no podía despertarlo. Cuando regresé a la puerta, ví al viejo que se alejaba y que a su lado iba Celestino que arrastraba la mata de ceiba que yo había quebrado. Grité “Celestino, regresa” pero siguió caminando sin volverse. Yo corrí al cuarto para despertar a Celestino y decirle que se había ido con el viejo y Celestino sin abrir los ojos ni la boca me dijo “déjame, déjame, déjame” y me fui a contemplar el camino por si acaso se le ocurría dar la vuelta y regresaba.

jueves, abril 26, 2007

El recordado asombro de estar vivo

Ayer fue un día hermoso. (Supongo que esa frase puede acabar con alguna intención de lectura del post)

Pero es que fue.

Dormí muy poco. Tuve exposición de Rabelais en clase de teoría y crítica. No fui al programa de radio, de lo que me arrepiento enormemente. Tuve exposición de foto (y ahora con Eric, nuevo amigo, persona genial). Terminé de escribir un cuento de Neglillé. Fui a clase de cuento.

Aquí viene lo interesante.
Saliendo de clase de cuento tenía una energía que contrastaba con mi cuerpo débil y cansado. Pasé muchos días en el hospital, entre ellos mi cumpleaños, viendo el suero caer, sintiéndolo. A 125ml por hora. Un foco rectangular, falsamente enérgico borró toda diferencia entre día y noche. La televisión reflejaba la silueta de mi cuerpo vegetativo y triste sobre la cama. No podía leer, no quería escribir, me dolía caminar, vomitaba.

Pero al salir de la clase de cuento.

El recordado asombro de estar vivo, (olvidado, dice Paz) No pensé en la muerte, no me sorprendía estar viva sino estar viviendo. El asombro de caminar a donde yo quería y sentir el aire en la cara con la luz amarilla del alumbrado que gotea lenta y dulce y esmalta el concreto que vas pisando. Y sentir que el concreto que vas pisando. Luego autobúses, hombres que caminan, enrejados. El aire modula el calor, lo extiende, entra en tu cuerpo y acelera el pulso.

Entonces recuerdo que olvidé mi carpeta de clase de cuento en alguna parte de la universidad y veo que mi entusiasmo es tan frágil como mi estómago. (Pero no dejo de asombrarme del molote que le sirven a Luis, del humo del cigarro de la chica que fuma detrás, del sonido de los tacones que van a El tigre)

Cuando regresé a Ray y me comí un atún, me sentí mal y entre paredes me olvidé de todo.
Pero fue una gradación genial. Desde la mañana hasta volver al cuarto.

martes, abril 17, 2007

Mariposa gris

Beto me llevaba por las medicinas. Entramos a la universidad por la receta. Siento una punzada ligera en el estómago, a nivel del orgullo.

“Que padre que me lleves a la farmacia –le digo a Beto– se siente muy bien... en serio”

Y de pronto esa frase planísima desencadena imágenes y un vértigo súbito, involuntario. Comenzo a llorar y me pregunto qué me pasa. Entonces recuerdo esa tarde. Las manos temblorosas como foco en el que una mariposa gris revolotea. Tiemblan y tiemblan sus labios. La hierba debajo de mis jeans y yo aferrándome a ella mientras él “Mariel: no ames a quien no puedas retener” Y yo frente a él, pensando en él, imaginandolo inscribirse en el alumbrado público con el suéter guinda y sonriendo... desaparece ¿POR QUÉ POR QUÉ POR QUÉ? ¿Por qué ahora que era la única vez que no pude darme un solo argumento en contra para defenderme? ¿Por qué la única vez que decidí no quedarme en mi silla esperando que las cosas pasaran? No, eso no importa. Mejor ¿por qué la vez que tú (¡si, tú, tú, tú!) formabas parte? Me quedo suspendida. “Mariel: no me puedes retener” ¡Luuissssss!

Lágrimas

Beto no se ha dado cuenta, el llanto es explosivo y silencioso. Llegamos a Ray, me bajo del auto, me limpio la cara con el puño del suéter de colores, aún lleno de pasto. Llego a mi cuarto. Tomo la receta. Regreso con Beto. Sonrío.

Mi nota era para retenerte, mi beso era para retenerte, mi correo era para retenerte pero de golpe he comprendido que no me interesa nadie a quien yo no le pueda llegar a interesar. El hombre se ha ido, sí, el mar le servirá de gran camino, con su corazón en la mano derecha y sus semillas en la izquierda, ¡buena suerte, amigo!... Yo siempre sentí que eras Nelta.

Persona increíble, maravillosa, única; persona que acaba con esos adjetivos porque los llena y los desborda. Juro que nunca había encontrado a alguien así y juro también que no me interesa en lo más mínimo nada fuera de su amistad.
Ya no.

sábado, abril 14, 2007

Adiós, Chieko.

Ir a la exposición. Beber vino. Ir al tiki. Beber cerveza. Llega Luis. Beber cerveza. Ir a casa de Bobes. Vomitar. Ir a casa de... no me acuerdo. Platicar con Joan. Bailar con Luis. Llevar mis manos a su cuello. Besar a Luis. Escuchar que Luis dice “Mariel, tranquila” (lo ha dicho antes) y después “para”. Parar entonces. Mirarlo. Sonreírle. Volver a llevar mis manos a su cuello. Sonreírle de nuevo. Irme. Llegar con Ale y decirle “Besé a Luis” Estar en las escaleras de concreto con los pies colgando. Platicar con Ale. Llega Luis. Se sienta en el concreto. Lo volteo a ver. Sonrío. Se acuesta. Me acuesto. Nuestros cuerpos forman dos líneas perpendiculares. Su mano derecha queda a la altura de mi cabeza. Acaricia mi cabello, mi cara. Yo tomo su mano con mis manos. Beso su mano. Luis sigue tocando mi cara. Yo tomo su mano con mis manos. Llega Andrelí. Pregunta cosas. Me incorporo. Luis se levanta y se va. Me recargo en la pared. El frío del concreto me congela. Tengo hambre. Digo que tengo hambre. Beto dice “¡Y cómo no!” Ir a casa de Bárbara. Regresar a colegios. Dormir profunda, profunda, profundamente.

jueves, abril 12, 2007

Conversación antes de entrar a la clase "Literatura española del siglo XVII hasta nuestros días"

Ale: Mariel, cuéntale a Gabriel lo del aeropuerto y La regenta.
Mariel: Ah si. Me encontré a una amiga de la primaria en el aeropuerto y me preguntó que si en la carrera nos dejaban leer mucho. Yo le dije que sí, que algo y que había ido a mi casa con un libro gordísimo con la intención de terminarlo pero que era muy difícil leer en mi casa y todo había ido muy mal.
Gabriel: ¿Muy mal?
Mariel: Luego ella me preguntó que qué tan grande era el libro y yo le dije “lo tuve que documentar, así que figúrate.
Ale, Beto, Gabriel y Mariel ríen.
Beto: Es que La regenta es tan grande que puede ser un arma.
Ale: Seguro. Podías secuestrar el avión.
Gabriel: Si, una de dos. O le lanzas el libro al piloto y lo descalabras o te sientas a su lado y comienzas a leer.

miércoles, abril 11, 2007

... te quiero.

El día de hoy siento que podría escupirle al mundo.
Me siento tan grande.

Tomé tu libreta (no tu mano) y escribí. Dos líneas. Te la entrego.

Joan: Mariel, ¿qué has escrito?

Joan siempre agudo, atento... tal vez me vio pedirle la libreta, tal vez me vio dudar mientras escribía, tal vez me vio sonreir al terminar y entregársela a Luis diciendo “Bueno, ya, esta es la única manera en que puedo hacerlo”

Joan: ¿Una nota? Bueno, todos podemos leerla. Quiero decir, no es una nota de amor.

Ay Joan, una nota de amor, qué cursi, cómo se te ocurre. (pero es que soy escritura y él es escritura y la única manera de trazar un puente es escribiendo. La nota informaba, proponía... y no pudo dejar de ser literaria, está bien. Ya tracé el puente, ahora hay que caminarlo)

Mariel: No, cómo una nota de amor, Joan.

Pero la libreta estaba guardada y yo nerviosa. No digas que tengo mal gusto, Ale, alguien de aquí podría ofenderse y no soy yo, pienso. Ale sigue con lo de mis zapatos. Tal vez atarlos un día. Tal vez atarnos a un día. Tal vez atarnos.

Soy tan grande, soy tan genial.

miércoles, abril 04, 2007

tres semanas y sin embargo...

La frustración casi siempre desemboca en escritura.

Nunca había encontrado a nadie así.
Me enamoré de tí el domingo que fuimos al centro y leímos a Durrell en un café.
Quiero que siempre sea ese domingo.

La frustración, la escritura.
Promesa: no volver a escribirte
(no se puede andar de tu mano y teclear a la vez)

martes, abril 03, 2007

Neglillé

Vengo de la tocada de Neglillé (parece que la última)

y qué buen baterista es mi hermano

que bueno es.



http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendid=117079645

lunes, abril 02, 2007

Entrada profundamente triste

Los suspiros son aire, y van al aire.
Las lágrimas son agua, y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿ sabes tú adónde va ?
-Bequer

¿Palabras? Sí, de aire, y en el aire perdidas.
Déjame que me pierda entre palabras...
-Paz

Caminamos en la calle. Luz amarilla. Entramos en el bar. Sacamos un cuaderno. Conversamos. La escritura, los mitos. ¿A dónde van las palabras? ¿Al aire? ¡Palabras, si, de aire y en el aire perdidas! ¿quiero yo perderme entre palabras? Cambiamos de mesa. Yo diría a mis alumnos “Ah si, conocí al escritor Luis Miguel dos Santos” pero mejor sería decirles que lo conozco, que está conmigo y que alguna vez hablamos en un bar de las palabras, la escritura y los mitos y... ¡venga! ¡no estés pensando en eso, HAZ ALGO! Está ahí en frente, ¿sabes cuánto tiempo hay de México a España? "¡Vamos, par de ciegas!" Y mis manos oyen, lo piensan, no se atreven, desisten ("¡oh! ¡es más grande ese mar!"). Y yo deshojando la luz, hablando y en el aire perdida. ¡Me gustaría llevarte a donde el amor se olvida! Porque... ¿qué importa el amor si estamos en el mismo sitio?

Quedan tres semanas.

viernes, marzo 30, 2007

Conversación al salir de la clase "Literatura española del siglo XVII hasta nuestros días"

Mariel lee las rimas de Bécquer. Ale y Beto ríen.
Wolfson: Ya dejen de burlarse de Bécquer.
Mariel: No me río, a mí me gusta.
Wolfson ríe.
Mariel: Deja tú de burlarte de mí.
Ale: No, no podría burlarse porque hoy no traes tus zapatos.
Mariel: Son hermosos, dejen mis zapatos.
Wolfson: Son como de enfermera.
Mariel: No es cierto. Hoy no me los traje porque Gabriel hablaría mirando mis pies, como sorprendido.
Ale: Es que son muy feos.
Mariel: No es cierto, son hermosos.
Wolfson: Bueno, es que sólo a alguien que le guste Bécquer pueden gustarle esos zapatos.
Mariel, Ale, Beto ríen.
Wolfson: Bueno, ya, que a mí también me gusta Bécquer.
Mariel: ¿Verdad que si?
Ale: Si, Mariel, sólo que Gabriel tiene la delicadeza de no usar zapatos como esos.

jueves, marzo 15, 2007

más reflexiones sobre literatura

Escribir poesía es muy difícil. He estado intentando escribir un poema desde el domingo pasado y cada vez es menos poema. El martes, fui con Luismi a escribir y me divertí mucho entre cambios abruptos de tono, absurdos, intervenciones metalinguísticas. Y cuando pienso en la revista, en mis cuentos, en mi poema cojo (y cada vez más cojo) y luego de vuelta a la revista y a los cuentos y en el poema cojo...
La literatura es juego. Podría vomitar la literatura solemne y de corbata que vino muy fino que pronuncia las erres con la garganta para sonar elegantemente francés. La literatura es un juego y al diablo con las pretensiones trascendentales.

Y a parte de toda la parte lúdica, siempre fundamentada en lo retórico, me dí cuenta de tres cosas:

1. Necesito una libreta con rayas, definitivamente. El espacio en blanco no me cae tan bien.
2. Tengo que escribir todos los días
3. Publicar es demasiado; no voy a volver a hacerlo sino hasta que termine la carrera (el blog no cuenta)

domingo, febrero 25, 2007

Transición

El viernes 23 de febrero escribí:

Hay clases de literatura caribeña, hay un programa de radio, hay cuentos escritos, hay amigos y espaguetis que Ale prepara en la cocina para cenar juntos. Libros, foros, revisas, ¿qué puede faltar?

"¡Yo sé, yo sé! hace falta alguien debajo de tu tacto vacío"

No es verdad, no hace falta nadie. Me basto yo. El teclado es suficiente debajo de mis dedos; hoja en blanco es suficiente frente a mis ojos. Mientras escriba, puedo seguir en pie. No hace falta otra cosa para construir el molde que me contiene.

Esta voluntad es enorme: proviene del miedo.

Hoy, domingo 25 de febrero escribo:

Bueno, ya, me esta gustando alguien. No puedo engañarme todo el tiempo.
(sólo recuerda: extremar precauciones, no entregarse nunca, no salir herido)

lunes, febrero 12, 2007

conversación en el café

Tus dedos en la bufanda color vino esconden un bisturí para cada palabra. Podrían ser para cortar mi cara, podrían ser para cortar la mesa, podrían ser para cortar tus dedos. Cuando mi sangre se derrame (yo sobre la mesa) tú podrías agarrarla y enredarla en tus dedos, igual que ahora tu bufanda y continuar tomando café. “Hace falta anestesia, el frío no es suficiente”, pensé. Nada nunca fue suficiente, ni los libros ni los lugares ni los nombres; ¿cómo iba a serlo yo? Cerré los ojos esperando el golpe y comenzaste a hablar. Entonces el frío se hizo más intenso; dejé de sentir mis pies.

sábado, febrero 10, 2007

Breve berrinche después del "Taller de creación: cuento"

Palabras como vacas amarillas que comen del otro lado del río. Palabras en un colador, palabras de agujeros. Quiero pluma, quiero cuento, quiero vacas para guardarlas en mi garganta triste, en mis árboles tristes. Hay sal como para desbordarse, hay arena como para quedarse ciego. Hay vacas como para que revienten mi cuello. Saco una estaca de entre mis omóplatos hecha de un cansancio anterior a mí. Una cara de tristeza derrotada. Comienzo a escribir.

Y tú, de lobo y piel y uniformes, lees y dices, este texto no vale madres. No vale.

Si te saliera un cuerno en la cabeza, yo lo besaría siempre, si hubiera. Pero no hay cuerno ahí y tú hablas con la pluma en la mano y haces marcas rojas en mi cuento ¿Desde cuándo estuviste de aquel lado del río para decir que una reescritura no valía la pena? Dime antes si entendiste lo que era nacer de un árbol. Dime antes si entendiste lo que era dejar traer dos tabletas de chocolate en el bolsillo. Si lo hiciste, te juro que cruzo el río y me corto el dedo meñique para desangrarme y morir queriendo llegar a ti. Pero no lo has comprendido ni lo has pensado, ¿qué tal si yo el río? ¿qué tal si yo fuera la vaca? Y yo te pregunto, ¿tú ya llegaste?, ¿ya ordeñaste la leche? ¿ya sumergiste el sol en el agua?

(No me quiero meter, no otra vez en la sala llena a rescribir a las dos de la mañana porque ahí los espejos blancos hablan como policías “Usted no pude estar aquí porque estamos por cerrar y hablando de sinceridades su cuento suena a Hollywood. ” Ay, ay, ay...
perdón
los pasillos, los pasillos que se abren y los espejos que se empañan y me gritan como cosas arrancadas cada mañana puta, puta, nunca has sido lo que eres, ah puta, puta, mírate, ni un cuento sabes escribir.
El espejo se empaña y lo retiro de la superficie para caminar sobre el agua sin cortarme)

Jano también lo leyó. Yo lo recuerdo, recuerdo a su niño saliendo del árbol con la camiseta de su abuelita y que pregunta “¿puedo quedarme con tu cuento?”. Claro Jano, claro que puedes quedártelo. Siempre he esperado eso. Siempre he querido que el pasillo se abra y diga ¡ahhhh!; que los cuernos se caigan y me reverencien. Yo no quiero, no quiero textos con marcas en rojo sino solo Janos con los ojos abiertos pidiendo, “¿me lo puedo quedar, me lo puedo quedar?”

Y hay huellas pero no palabras. Siempre se queda la imagen y yo mirando las vacas que se mueven en la lejanía. Tú me dijiste que ahí estaban y casi te creí. No quiero quedarme con la estaca, tengo que inventar otro río, otro cuento, otras vacas.

martes, febrero 06, 2007

Publicación sin apellido

Llegamos al aeropuerto. Veo a Ana Gaby mejor amiga en la primara, después de muchos años de no hablar, lo primero que me dice es: “Felicidades, me dijo Ari que te publicaron”
Me publicaron.
¿Me publicaron?
¿A mi?
¿Cuándo?
Digo que no tenía ni idea. Ella explica que es un periódico del Itam. El link es mi blog y la firma es Mariel, sin apellido. Abordamos, despegamos. Pienso que hay personas que leen lo que escribo, que tal vez la escritura tiene un sentido porque hay gente que dedica una cuartilla (o dos, no sé que post publicaron) a un escrito. Y eso no porque quieran alegrarme sino porque quieren alegrarse con el escrito.

Le llamo a Ale, le digo que me leen. Tengo que decírselo a alguien.

Por ultimo, antes de aterrizar, me pregunto por qué no publicaron mi nombre completo.
Es verdad, nunca lo he escrito en el blog.
Es Martínez Álvarez.

sábado, enero 20, 2007

Con los pies en el suelo

Como si los tobillos no estuvieran atados con aire. Como si el piso no pudiera romperse con una carajada.

¡Qué firmes y seguros nos sentimos aquí parados!

lunes, enero 15, 2007

La cita

Después de querer tener una base racional para todo. Después de querer tener corazón de piedra. Después de decirme mil veces lo autosuficiente que soy (sobretodo después de negar las pasiones que siempre tienen como motivo un objeto externo a mi). Un amigo llegó y dijo:

Me gusta sentir, siento porque me gusta y porque no tengo miedo de hacerlo.

Algo de razón debe tener.

La desemantización de los ritos

Credo:

1.- No creo en un dios superior con conciencia y voluntad. Creo en la superioridad como algo absoluto, ajeno e incuestionable; expresada en el orden cósmico que nuestra mente, afortunadamente, nunca alcanzará a descifrar.

2.-No creo en la intervención, ni en los sacramentos, ni en los santos, ni en las oraciones, ni en los profetas o ni en cualquier cosa que represente un lazo entre lo terrenal y lo divino. Creo que las reacciones terrenales son siempre resultado de acciones terrenales.

3.-No creo en la inmortalidad del alma: no creo en el infierno, en el cielo o el purgatorio. Creo en esta realidad física, por mi interpretada que premia o condena tanto como yo lo permita.

4.- No creo en el juicio final. Creo en la muerte.

5.- Creo que todas nuestras acciones deben tener como fin último el respeto a la existencia y a la conservación de la armonía.

Una posible desventaja (argumentos de filosofía barata que parecen válidos)

Está lo fenoménico ahí, justo ahí. Nosotros nacemos justo en el medio. Entonces abrimos los ojos y comenzamos a interpretar, a configurar la realidad, el mundo y les damos nombres. El lenguaje configura el pensamiento, el pensamiento configura la realidad, la realidad configura el lenguaje. Por lo tanto, entre más significado tenga el nombre, más fuerte y precisa se vuelve la realidad. ¿Cómo se logra esta semantización? Mediante los ritos. El hombre necesita de los ritos para cargar algo con importancia. Pongamos por ejemplo, la palabra “columpio”. Para el hombre que, en su infancia, lo deseó, enunció el deseo, acompañó a su mamá a elegirlo, contó los días para tenerlo y después ayudó a su papá a ensamblarlo, el “columpio” será algo totalmente distinto para el hombre que nunca lo deseó. Y no hablamos simplemente de la palabra, sino de la realidad fenoménica y del pensamiento. Si de pronto simplificáramos la realidad fenoménica de estos dos hombres a dos objetos: el columpio y el jardín, la realidad del hombre cuyo columpio está semantizado sería mucho más sólida, parecería más real y tendría más sentido. Y si el hombre está constituido de carne y espíritu, la desemantización de la religión representa una pérdida bastante grande.

BESTIARIO.EL DOC

"Huele al hospital San Rafael” dice al entrar al cuarto. Si, precisamente a ese hospital, ahora cuarto limpio y alfombra barrida. El Doc se sienta (atentísimo a los videos de aviones despegando) y come nueces que abre estrellándolas contra el techo.

Bien podemos separarlo: Doc que se fascina por lo mecánico, lo automático, las frías superficies de metal. El Doc que pregunta por aquello que no terminaste de decir y que se ofende con la prepotencia que calla y humilla. El Doc que roba la cucharilla del expreso de su hermano para revolver su té y cuando ha terminado –¡pero qué amable!– se la presta. Es contrastante y coherente. Le gusta lo sencillo, lo agudo, lo suave y a mi me parece que un amarizaje sonaría justo así.

Vestido de colores oscuros, sobrios. Trae lentes y manos en los bolsillos de la sudadera que Beto le ha prestado. Son cuates y el Doc es más pequeño “Esa niña es como veinte Docs juntos” Se preocupa si es domingo y no asistió a misa. Yo le digo que, siendo tan cumplido, seguro ya es un Doc que camina sobre el agua. El último día que estuvo en Puebla, le ponía nervioso la palabra “peregrinación” porque debía viajar a México para tomar su vuelo y no estaba seguro de alcanzarlo. Por la noche, Beto propuso pasar por el Doc para ir al cine, pero el Doc ya se había ido y nosotros lamentamos la falta de peregrinación porque el Doc ya no estaba.

viernes, enero 05, 2007

la cita

ah por cierto, olvidé la cita que iba a escribir

(en el post pasado)

la olvidé

Breve suspensión del posteo

hay muchos post pendientes.

(pero)

no he leído nada (casi) y todo es muy horrible cuando no leo y escribo (abuso de algunos recursos)

así que

(fieles lectores)

permítanme seguir refugiada. volveré muy pronto. los dejo con esta cita.

cita dos puntos