martes, julio 03, 2007

Bestiario.ANDREAS

Un suizo de 47 años. Toca la flauta de Pan. Ha viajado por más de 50 países. Habla 7 idiomas. El cabello hasta los hombros, rubio, muy rubio, casi blanco. Ojos de un azul que podría ser intenso pero parecen desgastados casi contrastando paradójicamente con la pasión de sus palabras. Mide como uno noventa. Es delgado. Cree en la reencarnación, en dios, en el demonio, en la caída de los estados unidos at the end of oil age. Y se ríe: the oil age! con una pronunciación perfecta. No discute con personas que no compartan su filosofía, simplemente las rechaza.

–Estudias literatura, ¿por qué eres tan poco espiritual?

Le gusta la mecánica. Quiere diseñar un auto para mandarlo a la Volkswagen y que le financian un viaje que comienza en Tierra de Fuego y termina en Madagascar, pasando por Canadá y Rusia. Quiere vender su imagen como músico para integrarse a la historia de la flauta de pan, lo que le parece permanente. Después habla de la reencarnación. Tengo ganas de preguntarle si alguna vez ha considerado dejar de viajar por alguien, si alguna vez se ha enamorado. Hubiera sido una buena pregunta, Andreas está contento (yo creo que ya se olvidó de que no creo en Dios) y vuelve a describirme el auto que quiere patentar.

–Son ideas, si no se puede, no me desilusiono. –dice mientras se lleva la mano abierta a su pecho como para señalar la desilusión. La mano ahí, sobre su ropa desgastada, sobre sus ojos desgastados y protegiéndolo.

Odia a los hombres ambiciosos, odia la contaminación, la globalización, los estados, la religión, el pragmatismo. Nos da un papel con el número del hostal en donde se está quedando. Nos veremos en el zócalo al día siguiente. Al final parece muy claro, muy limpio, se despide con un apretón de manos, se va. Al día siguiente no va al zócalo, no está en su hotel, todo indica que se ha ido de la cuidad.