sábado, noviembre 22, 2008

Primer plano:
mundo es la manera incapaz de hacerse responsable a las emociones impresiones que asedian su cuerpo de individuo, su mundo de individuo, su zapato de individuo en la ciudad sucia, imagen que deserta de sí, que diserta triste sobre la tarde y sucia como una mano triste como una mano y el mendigo que pide al paso y la mano que dice, la mano mutilada, la angustia incapaz de llegar a ser tristeza ni ardor o sonido, notas sugeridas, colores desconchados, construcciones, bosquejos de hogares y suelas sucias y la cuidad que babea idiota descoordinada, norte sur, hora sin dedos, el camino que no termina de ser una formula, por favor, una formula rieles en el campo y atravesar la vida, un paisaje conocido, fugaz, abierto como el pecho de un ave, la escalera roja que desciende, la mano el dedo, la calle sin principio ni entusiasmo, sordo, los autobuses y la gente cruza la calle, los rieles, la televisión, imágenes conocidas, recuerdos, paisajes que alcanzan a deshacerse como el pan en el agua como bandera en el agua absorta pensativa de aquello que representaba, lo que está siendo siempre en tres dos deseos y no termina de concretarse, se detiene, sigue frente a la corona, frente al consuelo, frente a los labios que dicen otra vez, dime

Segundo plano:
cómo te llamas
cómo te llamas
frente al espejo, sin acabar de completar el cuadro, el porvenir del plano, el segundo, aquí, ahí, situándome, haciéndose cargo, mira, te traje un té, buenas noches, estoy viendo por ti buenas noches,
o si no estoy aquí, frente al espejo sin acabar de completar el plano, aquella yo misma, mirándome aquí movimiento de las manos despejando la cara, yo
cómo me llamo
cómo me llamo
Algo que no termina de cuajar y se antepone a cualquier deseo entorpeciéndolo como un cuerpo muerto, un perro en la carretera sin precisar si te vas dejando cada vez que aceleras, que frenas, que abres, que cierras la puerta, ahora nos vestimos, ahora nos desvestimos ahora nos presentamos, ahora nos despedimos,
(estoy durmiendo, no molesten)

Tercer plano:
Algo que intenta llegar al fondo pero agita una bandera debajo del lago
En medio de la vía un señalamiento de algo, una cuento que reveló alguna verdad sobre nosotros mismos. Que mierda, dónde quedaron esas líneas, estos tiempos en donde el verso sobrepasaba al hombre cualquiera, pessoa, neruda, paz, lo mismo, todo una mierda y lo peor: abstracta, todo una concepción desenfocada, desentendida como esas palabras y como lo demás cuando deja que se desparramen los pájaros por el aire, los cristales por las noches, por el suelo en la cama, y la gente en las calles, etc,
–Algo, sí, algo, no me importa no entenderlo
Si pudiera tan solo cuajarlo, presentarlo como un intermedio como y con sentido un sistema alguna cosa orgánica casi viva más que un desenlace verbal elegante: la vida, unos zapatos, un bocadillo, la mano, el mendigo, la tarde, el té, algo más que un sabor de notas en las orillas, algo que esté siendo, por favor que esté siendo escrito.

domingo, junio 15, 2008

Mi hermana

Le dije que debían de estar ahí, en el baño. Señalé la puerta cerrada y ella se volvió para decirme que estaba nublado, tan nublado que lo mejor sería olvidarlo. “Hasta podría llover” dijo mirando el cielo en la ventana. Luego pensó en la niebla, en el sol, en la niebla, un vaso de leche y el sol dentro. “Cámbiate el vestido, entonces” sugerí. Ella negó con la cabeza. Las sandalias no estaban en el armario ni debajo de la cama ni debajo del escritorio. Estaba cantando algo en inglés para memorizar los números, los meses, los días de la semana. A mí no me gustaba eso que cantaba pero ella parecía contenta. Hasta que llegaron los gatos a lamer el vidrio de la ventana. Les gritó que se fueran.
–¡Fuera!
Pensé que a mí me gustaban esas sandalias y también los gatos. Lisa estaba frente al espejo peinándose, pensaba en las sandalias y en la niebla.
–Voy a abrirles.
Ella dijo que no quería a los gatos adentro porque se le llenaban de pelo los monos de peluche y yo le dije que iba abrirles de cualquier manera y ella dijo “Mételos y te doy con la raqueta a ti y los gatos.” Entonces yo la busqué debajo de la cama y le di en la cabeza por andar amenezando con esas cosas y también por no dejar entrar al gato. Cayó sobre la cama y de su cabeza brotó un chorro de agua que fue inundando el cuarto. Lisa se reía a carcajadas y el agua iba subiendo y era tanto que llegaba hasta mis rodillas y yo no sabía nadar. Ella reía y reía y el agua era tanta que su risa se ahogó y su cuerpo quedó sumergido. Yo tuve que agarrarme al candil y me puse a llorar porque el agua no dejaba de subir. Entonces Lisa asomó su cabeza, me dijo “Hola” y estalló en carcajadas “Hola” le dije yo y también me reí. Luego volvió a sumergirse y vi sus pies descalzos impulsándola hacia el fondo. Salió de nuevo con su rana de peluche y me preguntó que qué había pasado con los gatos. Yo le dije que estaban todavía afuera. Entonces otra Lisa asomó la cabeza y me preguntó que qué había pasado con los gatos. Están todavía afuera. Luego otra Lisa salió y me preguntó que qué había pasado con los gatos. Y otra, y otra, todas con la rana de peluche y preguntándome qué había pasado con los gatos. Están afuera.
Están afuera.
Están afuera.
Están afuera.
Ellas se rieron y a mí me pareció que el cuarto debía estar ya lleno de agua y que estaba a punto de ahogarme, entonces cerré los ojos y comencé a pensar en el mar hasta sentir la arena bajo mis pies. Caminé hasta la orilla donde estaba Lisa con su traje de marinero y su rana de peluche. Creí que esta recogiendo conchas para su colección pero cuando le pregunté me dijo que había ido a cortarse el cabello y que ahora estaba recogiendo sus mechones. Yo le dije que eran algas y ella insistió en que eran sus mechones rubios y que los necesitaba para hacer una trenza larga y escapar por la ventana que da al techo de la cochera. “No vas a poder porque hay unos gatos lamiendo el vidrio y si abres la ventana van a entrar.” Lisa se quedó pensado y dejó caer las algas que había recogido y me dijo que nos fuéramos a la casa. Yo la tomé de la mano y caminamos y caminamos y caminamos y como ella había empezado a cantar eso que no me gusta yo le pregunté que a dónde iba a ir esa tarde. Ella me dijo que con su novio y yo le pregunté que si tenía novio y ella me dijo que sí y que no le dijera a nadie. Tocamos el timbre de la casa pero no abrieron y entonces usamos las macetas de las buganvillas para subir hasta el techo de la cochera y entrar por la ventana. “Yo soñé con estos vidrios –me dijo–. Soñé que te estrellabas contra uno y yo creí que te morías pero en realidad estabas haciendo una película; los vidrios eran de azúcar y tú estabas bien.” Comenzamos a lamerlos mientras nos veíamos discutir dentro del cuarto y darnos con la raqueta. Hay que apurarle que se va inundar el cuarto, dije pero el agua rompió el vidrio y el torrente nos arrastró por el techo. Quedamos boca arriba sobre las tejas azules y brillantes. Lisa me dijo: “¿Ya viste el sol? Hay tanta neblina que parece que está sumergido en un vaso de leche.” Yo no le hice caso porque eso ya lo había oído y también porque estaba pensando que el techo era mucho más chico de lo que yo recordaba. Caminé hasta llegar a una pared, luego otra pared y luego otra. Me di cuenta de que estábamos en el baño y cuando le dije a Lisa ella dijo “Entonces seguro que lo del sol me lo imaginé.” Yo me asomé debajo del lavabo porque sabía ahí estaban sus sandalias y le dije “Mira, ahí están.” “¡Ahhhh!” se alegró. Lisa se calzó, se sacudió el vestido y abrió la puerta para salir del baño. La habitación estaba seca y Lisa dijo que era porque los gatos se habían comido el vidrio. Yo le dije que tenía razón, bajamos las escaleras, ella salió de la casa y yo puse llave. Luego volví al cuarto y abrí la ventana para verla caminar de la mano de su novio, con su peluche y sus sandalias, bajo el sol entorpecido por la niebla.

martes, abril 29, 2008

Martes 29 de abril en un intento por recuperar lo que este blog tenía de cotidiano

El sol en la ventana, bostezar. Creo que he soñado con un parque conocido y juegos pero tú parecías mucho menor. Debe ser muy tarde, agua fría. Luis Miguel acaba de iniciar sesión y hablando de quienes no somos, de quienes no queremos ser. Hace un mes y tres días que nos despedimos, parece muchísimo y tú tan cerca. Adoquines mojados. Un ave en el estacionamiento, patas dobladas hacia arriba. Tomar un café, sacar las copias: “Tímido me dijo de golpe: / ‘Señor poeta, hágame un poema de un triste pendejo’. Su amargura me hizo hacer gestos. / Escribí: ‘no hay tristes que sean pendejos’ / y nos fuimos a emborrachar

Comentarios generales del curso. Pues bien, estuvo bien, me gustó Cuesta. Un examen para llevar, no sé responder la pregunta de los ateneístas. Y Diana Mamá hablando de caligramas: “Yo cuando estaba en la secundaria le hice a mi novio una carta con forma de corazón y nadie e lo ha reconocido. Por eso creo que los genios no existen, son unos impostores.” El cielo, adoquines mojados el gorro en la cabeza y las gotas de lluvia en los lentes. Beto llama, dice que si no quiero ver Trainspotting pero el trabajo final, el trabajo. Llegar a casa, ir a la tienda. “Yo también voy a la tienda” y explicar mejor iré aquella porque siempre que compro un gansito ahí me gano uno gratis. Y yo buscando a Bárbara al salir porque mira, te lo dije, un gansito gratis. Un arco iris. Recuerdo cuando viajé a Monterrey y la carretera llena de arco iris. ¿Hace diez años? Adoquines mojados, pienso en el ave muerta, las patas arriba y la lluvia y los truenos como si el cielo estuviera por caerse. ¿Por qué son arcos? Llegar a casa, encender la lap “Honey you should know that I would never go without you...” Leer Hostalric: movimiento, movimiento, movimiento. Yo creo que nos construimos a partir del movimiento y que por eso la fantasía lo es. Pensar en el blog, lo que ha perdido de cotidiano, comenzar a escribir, Martes 29 de abril y un intento.

Sí, supongo que la realidad debe ser mucho más compleja...
pero qué más da.

lunes, abril 14, 2008

eso que llamaba sustancia mítica. Un vaso, una foca, una cita de calendario: algo transparente, vacío, el sustantivo que llena la enumeración y que está completamente fuera de lugar. Yo ahora mismo, en medio de esta canción estoy construyéndote. Te doy un nombre: Teresa y tú te vacías de ti y de tus sueños fugaces y citas ambiguas.

–Estoy cansado de estar aquí. Podríamos salir a dar un paseo.

Teresa le miró, asintió varias veces con la cabeza pero no se movió. Continuó con su relato:

–Podía ver toda la habitación y el piso era de agua. La cama estaba flotando y yo estaba dormida. Había una foca que recorría toda la casa, la cama se estaba rompiendo y yo quería despertar porque sabía que si mis piernas entraban al agua la foca se comería los dedos de mis pies.

Teresa miraba el vaso entre sus manos como si siguiera pensando en el sueño y no esperara ninguna respuesta. Después, agarró el calendario y arrancó la hoja del día anterior: Lunes 14 de abril. Las guerras seguirán existiendo en el mundo mientras el color de la piel sea más importante que el de los ojos. El silencio había durado bastante.

–No sé si eso requiera una mirada psicoanalítica –dijo y en seguida soltó una carcajada que sonó como un reguero de vidrio en el suelo. Teresa levantó la vista, molesta.

–Ay, todo lo rompes tú.

Él se alisó unos pliegues que su abrigo no tenía. Miró a Teresa que había bajado los pies del sofá y ya no abrazaba sus piernas. "Tal vez Teresa no es un buen nombre después de todo. En realidad no quiero hacer una reescritura." La miró encogerse de hombros y seguirlo con la vista hasta el cuarto de baño. Pensó que la sustancia mítica tenía mucho más que ver con algo líquido que con una estructura firme, una articulación temporal o una búsqueda filológica y que había que llenarla con eso. Pensó que incluso aquella sustancia podía estar fluyendo dentro de su propio ser, una conciencia desordenada, una conjetura, una enumeración caótica, lo inmediato, lo cotidiano, un vaso, una foca, el texto, la cita y entonces quizá, una hoja de calendario, una galleta, una canción, la construcción rota, el vaso, el texto, la forma, Teresa, la construcción, el calendario, la hoja, la canción, la foca, la galleta...

–Vamos a dar un paseo.

Ella asintió de nuevo y fue a buscar sus sandalias. Él tomó las llaves sobre la mesa, quitó la música y apagó las luces. Salieron a la calle, era una noche cálida.

martes, enero 08, 2008

Reivindicación de un personaje sin relato

no
no no no no
definitiva
mente
no
(aquí un espacio que permita alinearme al centro)
o también
quiero decir tampoco
decir no
no estoy contando
no estoy
nada
donde x = 0
y = 0
otra vez
no
nunca
articular
nada
no no
no estoy
ya
no ______ (...)