Si, si esperé y me llevaron de la mano y me sentaron en una silla de madera y hablaron. Él habló. Lo ví, pensé en quién era y mis pies comenzaron a elevarse. Lo pensé, ví quién era y me caí de la silla. “Ahorita no puedo porque ando ocupado” le dijo y me abrazó. Después fue el golpe de la silla.
El semestre pasado perdí la llave de mi bici y la noche después de ir con él a tomar un café, soñé que una profesora (con dientes de piraña, cuarenta años, y muchas pulseritas para el amor) nos enseñaba a trazar planos cartesianos de agua. La salida al café fue tan intrascendente como soñar eso o hablar en este post de llaves. Mi mamá dice que pongo muchas condiciones. No es cierto, juro que tengo el duplicado en alguna parte.
lunes, agosto 07, 2006
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