lunes, septiembre 11, 2006

Sábado, 12 de Agosto de 2006

Hola niño del bien.

Estoy en un hotel en Poza Rica. Huele a café. Está padre. Hoy sería una noche como para salirnos a la terracita (a mi izquierda) y platicar de cosas. No sé, tal vez de la gente. Me acuerdo de la película que me prestaste, es de mis favoritas. Me enamoré del personaje, yo también me casaba con él cómo la antropóloga. Y las estrellas. Acabo de escribir algo de las estrellas. Es como si viéramos un cromo sobrepuesto de la realidad porque quién sabe si las estrellas sean así o todavía estén. Ser y estar y no sé cual es la diferencia, Eric, es difícil. Me gustaría escuchar a Rachmaninoff porque quiero acordarme cómo me emocioné con los conciertos de David Helfgott. La música guarda sensaciones. Ahora estoy escuchando jazz y suena bien bonito con la luz tenue y el café. Fui a la casa de mi prima y me quedé triste. Tengo miedo. Ella tiene una casa toda bonita y una hija toda bonita y un esposo, no tan bonito pero que se ríe y eso a veces es suficiente. Tiene un trabajo donde gana dinero y a veces me preocupa porque me acuerdo de una pintora que conocí en Nueva York y ví su departamento y estaba chiquito y llenos de cuadro. Sonreía, Eric, te juro que si, pero parecía no ser suficiente. Y parece que yo podría ser así. Yo podría tener un departamento lleno de libros y cafés y gatos. Pero tengo miedo de (¡ay, me dieron escalofríos!) de quedarme en el hubiera. Ende está padre. Tengo cuentos y libros y no sé si me baste. Porque tal vez luego no lo quiero. Quiero agarrar mi cuaderno y lanzarlo a las líneas del metro para que se haga pedacitos como muchas veces quise. En Montreal me costó mucho trabajo hacer amigos, muchísimo. Lucía llegó y ya era amiga de todo mundo. Y me hace sentirme pequeña. Hoy fue a mi casa y le leí un cuento donde un niño lloraba mientras se tomaba un vaso de leche. No se conmovió ni nada. No le impresionó nada y a veces pienso que la gente –¡Eric, la gente!– puede vivir sin la literatura, sin la filosofía. Que las traen implícitas, y esos seres que andan con plumas y cerebros tal vez están demás. Pero son siempre las dudas que me entran ahora, que todo está tan bien, con el olor y la música. Puedo jurar que la música que estoy escuchando (“I’m in the mood for love”) la pasaron en la película de Dumbo. Pero me preguntaba Eric, si la pasión basta. Parece que no. Quiero cosas materiales a las cuales aferrarme y sentirme poco más cerca del mundo. Las personas, la gente, los necesito, los quiero. Como ahora que todos duermen, no hay celular, teléfono, internet, ni amigo a lado a quién leerle la carta, sólo la hoja en blanco y yo que escribo para decirte que me da miedo quedarme con la hoja en blanco. Hay una terraza afuera, me gusta el hotel y la luz. Y me gustaría estar hablando contigo, Eric, porque la gente... la gente duerme.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una triste lágrima que cae por tu mejilla, y no puedes decir nada mejor, por que no existe, un abrazo.

Rafael Lu

Alfredo Godínez dijo...

Bueno, la gente es feliz sin leer. No necesitan vivir la vida de otros para sentirse vivos, tal vez, tambi´ne por eso no se les hace indispensable escribir, veáse del modo literario, el humano es una bestia creadora sin que se percate de ello.
Existen cosas mejores, eso yo no lo pongo a duda ni lo niego. Lo único realmente malo es pensar que no haya nada mejor. Entonces mejor bajemos el telón y partamos.
Aferrar es la palabra preferida del humano.
El amor es el pretexto para poder justificar la nececidad animal fisiológica, probablemente.
Pero que importa si somos seres animales con un chip llamada educación que nos permite socializar, que importa si hay ao no algo mejor o peor.
Vive la vida y sigue escribiendo así de bien.
Carta o ficción, no necesitas un taller literario. Corre de ellos.
Un abrazo y un beso.
Con afecto.
Alfredo.

crayola dijo...

Hola Rafa Lu!

Ya cerraste tu blog o por qué ya no aparece tu nombre como link?
No lo hagas :(!!!

Hooola Alfredo!
Pienso que la gente es feliz, no sin leer, más bien sin pensar.
El ser humano es una bestia creadora y destructoria. La bestia no sabe que es bestia.
El amor es fin y no medio. No estoy deacuerdo con tu postura.
Y la educación... ah, ya no sé qué pensar de la educación.


Mucha razón con eso de que no necesitan vivir la vida de otros. Eso queda para el poeta.
"y como además sale gratis soñar
y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación
partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas,
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel
de todos los hombres
que nunca seré"

quiero dar un taller de cuento.
quiero tomar un taller de poesía.

Y aferrar. Aferrarse... claro.

un abrazo.
mariel,