miércoles, diciembre 01, 2010

Redireccionando

Hola, si alguien hay por ahí. Me mudé (lo que quedaba por mudar) a la siguiente dirección:

http://microbiosprogresivos.blogspot.com/

Espero lo visiten. Gracias por leer este blog.

domingo, noviembre 29, 2009

Desde la orilla

Me escondí entre las mantas para evitar la luz,
había ochenta peces dorados mirándome.
–¿A dónde vas –preguntaron–, si ya es de día.
Y salté las olas como un péndulo en el agua salada.
Y en la orilla me encontré con Ethel.
–¿A dónde vas?
Sus ojos eran dos atarrallas de hilos dorados.
Y me puse a hilar mientras te esperaba, repitiendo mi nombre
“Julia Julia Julia”
(Con los ojos cerrados)
“Julia Julia Julia”
Desperté en una sabana fría y busqué en el cajón la hilaza,
pero el cajón estaba lleno de peces dorados.
–¡Ahhhhhhh..!
El asombro estúpido de los peces dorados.
–¡Ahhhhhhh..!
Y los besé a cada uno y se convirtieron en piedra.
Y cuando estuve a salvo me senté a tejer una red dorada
Esperándote.
___(pero no apareciste)
Alguien tocó la puerta, era Ethel.
–Ayúdame –dijo mirándome desde sus cuencas vacías.
–¡Vete! –grité e intenté dispararle con una pistola,
pero la pistola era de juguete y la canica rodó hasta sus pies.
–Gracias –dijo
Y se llevó la canica entre las manos.
Y lloré toda la noche.
Y desperté en una sábana fría.
(Había que buscar la hilaza, darle leche al gato.)
Y salí al patio y un hombre me saludó “hola”.
Luego otro hombre me saludó “hola”.
Eran cuatro hombres tapando la fosa donde estaba un pez, un enorme pez dorado.
Y supe que eras tú y te saludé “hola”,
–Soy Julia –te dije.
“Julia, Julia, Julia”
Y los cuatro hombres se rieron.
Y entré a la casa para buscar la pistola,
pero recordé que era de juguete y que no servía.
Entonces miré por la ventana y los cuatro hombres ya no estaban.
Solo esta mi gato bailando sobre la tumba,
con una máscara de diablo.
Bailando, bailando.
Y sentí que estaba en un lugar seguro.
Y me senté a terminar la red dorada
Esperándote.
___
(pero no apareciste)

jueves, octubre 08, 2009

Dos horas, dos árboles, dos mares
(por decir algo)
Los andenes recorridos, las frases
_____–No queda casi nada
Las conversaciones son bosquejos, pronunciando sin mirarnos a los ojos:
o cantar. Aprender a tararear algo, indefinidamente. Amortiguar el espacio infranqueable de una mesa en el café.
_____–¿Tú crees que sí?
de alguna manera
(Sí… no sé… sí…)
_____–¡Di mi nombre!
_____–¿Qué?
_____–¡Di mi nombre!
Aprender a dormir quieto, como balbuceando un sueño, tranquilo.

jueves, marzo 05, 2009

un nudo corredizo / un gato, un gato, necesito proteger al gato / el zumbido lento de las cosas, algo dentro de la casa / las manecillas /me agrede, algo dentro / necesito proteger al gato / ambién cerrar la puerta / sí, por ejemplo cerrar la puerta / mejor descalzarme, salir al patio, llorar / las manecillas, / hacer algo con / dónde esta el gato, necesito / defenderme, el silencio / tocar algo vivo

domingo, febrero 01, 2009

Cuando los objetos emanan su condición de objeto y no estás

El techo, la pared, la ventana, el techo, una respiración ajena a mí misma, el equilibrio de la noche debilitada como una ola que regresa, los ojos abiertos ante la noche descorrida, amplia como una ventana. Volverían los objetos, junto con la noche, desenvolviéndose fuera de sí mismos, llenos de ruido y espuma, precisándose cada vez más: el techo, la pared, la ventana, y luego, la luz amarilla que resume mis manos en el recuerdo próximo a un olor, el borde de la cobija azul, la pared, el techo, mi boca abierta en un gesto de pez todavía vivo, atónito: alguien, en algún lado, estaría diciendo mi nombre que caerá en la calle la gravedad de una pesadilla inacabada. Mi cuerpo suspendido entre su búsqueda y el tiempo, dos fuerzas en sentido contrario que anulan cualquier movimiento, el momento en que el columpio se detiene en el aire, la noche con los objetos emergiendo, la cadencia de la nada intermitente, el movimiento de los labios en su balbuceo sin sonido, la almohada, la mesa de noche, el techo, la pared, la ventana y el silencio interrogante que no termina de formular.

sábado, noviembre 22, 2008

Primer plano:
mundo es la manera incapaz de hacerse responsable a las emociones impresiones que asedian su cuerpo de individuo, su mundo de individuo, su zapato de individuo en la ciudad sucia, imagen que deserta de sí, que diserta triste sobre la tarde y sucia como una mano triste como una mano y el mendigo que pide al paso y la mano que dice, la mano mutilada, la angustia incapaz de llegar a ser tristeza ni ardor o sonido, notas sugeridas, colores desconchados, construcciones, bosquejos de hogares y suelas sucias y la cuidad que babea idiota descoordinada, norte sur, hora sin dedos, el camino que no termina de ser una formula, por favor, una formula rieles en el campo y atravesar la vida, un paisaje conocido, fugaz, abierto como el pecho de un ave, la escalera roja que desciende, la mano el dedo, la calle sin principio ni entusiasmo, sordo, los autobuses y la gente cruza la calle, los rieles, la televisión, imágenes conocidas, recuerdos, paisajes que alcanzan a deshacerse como el pan en el agua como bandera en el agua absorta pensativa de aquello que representaba, lo que está siendo siempre en tres dos deseos y no termina de concretarse, se detiene, sigue frente a la corona, frente al consuelo, frente a los labios que dicen otra vez, dime

Segundo plano:
cómo te llamas
cómo te llamas
frente al espejo, sin acabar de completar el cuadro, el porvenir del plano, el segundo, aquí, ahí, situándome, haciéndose cargo, mira, te traje un té, buenas noches, estoy viendo por ti buenas noches,
o si no estoy aquí, frente al espejo sin acabar de completar el plano, aquella yo misma, mirándome aquí movimiento de las manos despejando la cara, yo
cómo me llamo
cómo me llamo
Algo que no termina de cuajar y se antepone a cualquier deseo entorpeciéndolo como un cuerpo muerto, un perro en la carretera sin precisar si te vas dejando cada vez que aceleras, que frenas, que abres, que cierras la puerta, ahora nos vestimos, ahora nos desvestimos ahora nos presentamos, ahora nos despedimos,
(estoy durmiendo, no molesten)

Tercer plano:
Algo que intenta llegar al fondo pero agita una bandera debajo del lago
En medio de la vía un señalamiento de algo, una cuento que reveló alguna verdad sobre nosotros mismos. Que mierda, dónde quedaron esas líneas, estos tiempos en donde el verso sobrepasaba al hombre cualquiera, pessoa, neruda, paz, lo mismo, todo una mierda y lo peor: abstracta, todo una concepción desenfocada, desentendida como esas palabras y como lo demás cuando deja que se desparramen los pájaros por el aire, los cristales por las noches, por el suelo en la cama, y la gente en las calles, etc,
–Algo, sí, algo, no me importa no entenderlo
Si pudiera tan solo cuajarlo, presentarlo como un intermedio como y con sentido un sistema alguna cosa orgánica casi viva más que un desenlace verbal elegante: la vida, unos zapatos, un bocadillo, la mano, el mendigo, la tarde, el té, algo más que un sabor de notas en las orillas, algo que esté siendo, por favor que esté siendo escrito.

domingo, junio 15, 2008

Mi hermana

Le dije que debían de estar ahí, en el baño. Señalé la puerta cerrada y ella se volvió para decirme que estaba nublado, tan nublado que lo mejor sería olvidarlo. “Hasta podría llover” dijo mirando el cielo en la ventana. Luego pensó en la niebla, en el sol, en la niebla, un vaso de leche y el sol dentro. “Cámbiate el vestido, entonces” sugerí. Ella negó con la cabeza. Las sandalias no estaban en el armario ni debajo de la cama ni debajo del escritorio. Estaba cantando algo en inglés para memorizar los números, los meses, los días de la semana. A mí no me gustaba eso que cantaba pero ella parecía contenta. Hasta que llegaron los gatos a lamer el vidrio de la ventana. Les gritó que se fueran.
–¡Fuera!
Pensé que a mí me gustaban esas sandalias y también los gatos. Lisa estaba frente al espejo peinándose, pensaba en las sandalias y en la niebla.
–Voy a abrirles.
Ella dijo que no quería a los gatos adentro porque se le llenaban de pelo los monos de peluche y yo le dije que iba abrirles de cualquier manera y ella dijo “Mételos y te doy con la raqueta a ti y los gatos.” Entonces yo la busqué debajo de la cama y le di en la cabeza por andar amenezando con esas cosas y también por no dejar entrar al gato. Cayó sobre la cama y de su cabeza brotó un chorro de agua que fue inundando el cuarto. Lisa se reía a carcajadas y el agua iba subiendo y era tanto que llegaba hasta mis rodillas y yo no sabía nadar. Ella reía y reía y el agua era tanta que su risa se ahogó y su cuerpo quedó sumergido. Yo tuve que agarrarme al candil y me puse a llorar porque el agua no dejaba de subir. Entonces Lisa asomó su cabeza, me dijo “Hola” y estalló en carcajadas “Hola” le dije yo y también me reí. Luego volvió a sumergirse y vi sus pies descalzos impulsándola hacia el fondo. Salió de nuevo con su rana de peluche y me preguntó que qué había pasado con los gatos. Yo le dije que estaban todavía afuera. Entonces otra Lisa asomó la cabeza y me preguntó que qué había pasado con los gatos. Están todavía afuera. Luego otra Lisa salió y me preguntó que qué había pasado con los gatos. Y otra, y otra, todas con la rana de peluche y preguntándome qué había pasado con los gatos. Están afuera.
Están afuera.
Están afuera.
Están afuera.
Ellas se rieron y a mí me pareció que el cuarto debía estar ya lleno de agua y que estaba a punto de ahogarme, entonces cerré los ojos y comencé a pensar en el mar hasta sentir la arena bajo mis pies. Caminé hasta la orilla donde estaba Lisa con su traje de marinero y su rana de peluche. Creí que esta recogiendo conchas para su colección pero cuando le pregunté me dijo que había ido a cortarse el cabello y que ahora estaba recogiendo sus mechones. Yo le dije que eran algas y ella insistió en que eran sus mechones rubios y que los necesitaba para hacer una trenza larga y escapar por la ventana que da al techo de la cochera. “No vas a poder porque hay unos gatos lamiendo el vidrio y si abres la ventana van a entrar.” Lisa se quedó pensado y dejó caer las algas que había recogido y me dijo que nos fuéramos a la casa. Yo la tomé de la mano y caminamos y caminamos y caminamos y como ella había empezado a cantar eso que no me gusta yo le pregunté que a dónde iba a ir esa tarde. Ella me dijo que con su novio y yo le pregunté que si tenía novio y ella me dijo que sí y que no le dijera a nadie. Tocamos el timbre de la casa pero no abrieron y entonces usamos las macetas de las buganvillas para subir hasta el techo de la cochera y entrar por la ventana. “Yo soñé con estos vidrios –me dijo–. Soñé que te estrellabas contra uno y yo creí que te morías pero en realidad estabas haciendo una película; los vidrios eran de azúcar y tú estabas bien.” Comenzamos a lamerlos mientras nos veíamos discutir dentro del cuarto y darnos con la raqueta. Hay que apurarle que se va inundar el cuarto, dije pero el agua rompió el vidrio y el torrente nos arrastró por el techo. Quedamos boca arriba sobre las tejas azules y brillantes. Lisa me dijo: “¿Ya viste el sol? Hay tanta neblina que parece que está sumergido en un vaso de leche.” Yo no le hice caso porque eso ya lo había oído y también porque estaba pensando que el techo era mucho más chico de lo que yo recordaba. Caminé hasta llegar a una pared, luego otra pared y luego otra. Me di cuenta de que estábamos en el baño y cuando le dije a Lisa ella dijo “Entonces seguro que lo del sol me lo imaginé.” Yo me asomé debajo del lavabo porque sabía ahí estaban sus sandalias y le dije “Mira, ahí están.” “¡Ahhhh!” se alegró. Lisa se calzó, se sacudió el vestido y abrió la puerta para salir del baño. La habitación estaba seca y Lisa dijo que era porque los gatos se habían comido el vidrio. Yo le dije que tenía razón, bajamos las escaleras, ella salió de la casa y yo puse llave. Luego volví al cuarto y abrí la ventana para verla caminar de la mano de su novio, con su peluche y sus sandalias, bajo el sol entorpecido por la niebla.

martes, abril 29, 2008

Martes 29 de abril en un intento por recuperar lo que este blog tenía de cotidiano

El sol en la ventana, bostezar. Creo que he soñado con un parque conocido y juegos pero tú parecías mucho menor. Debe ser muy tarde, agua fría. Luis Miguel acaba de iniciar sesión y hablando de quienes no somos, de quienes no queremos ser. Hace un mes y tres días que nos despedimos, parece muchísimo y tú tan cerca. Adoquines mojados. Un ave en el estacionamiento, patas dobladas hacia arriba. Tomar un café, sacar las copias: “Tímido me dijo de golpe: / ‘Señor poeta, hágame un poema de un triste pendejo’. Su amargura me hizo hacer gestos. / Escribí: ‘no hay tristes que sean pendejos’ / y nos fuimos a emborrachar

Comentarios generales del curso. Pues bien, estuvo bien, me gustó Cuesta. Un examen para llevar, no sé responder la pregunta de los ateneístas. Y Diana Mamá hablando de caligramas: “Yo cuando estaba en la secundaria le hice a mi novio una carta con forma de corazón y nadie e lo ha reconocido. Por eso creo que los genios no existen, son unos impostores.” El cielo, adoquines mojados el gorro en la cabeza y las gotas de lluvia en los lentes. Beto llama, dice que si no quiero ver Trainspotting pero el trabajo final, el trabajo. Llegar a casa, ir a la tienda. “Yo también voy a la tienda” y explicar mejor iré aquella porque siempre que compro un gansito ahí me gano uno gratis. Y yo buscando a Bárbara al salir porque mira, te lo dije, un gansito gratis. Un arco iris. Recuerdo cuando viajé a Monterrey y la carretera llena de arco iris. ¿Hace diez años? Adoquines mojados, pienso en el ave muerta, las patas arriba y la lluvia y los truenos como si el cielo estuviera por caerse. ¿Por qué son arcos? Llegar a casa, encender la lap “Honey you should know that I would never go without you...” Leer Hostalric: movimiento, movimiento, movimiento. Yo creo que nos construimos a partir del movimiento y que por eso la fantasía lo es. Pensar en el blog, lo que ha perdido de cotidiano, comenzar a escribir, Martes 29 de abril y un intento.

Sí, supongo que la realidad debe ser mucho más compleja...
pero qué más da.

lunes, abril 14, 2008

eso que llamaba sustancia mítica. Un vaso, una foca, una cita de calendario: algo transparente, vacío, el sustantivo que llena la enumeración y que está completamente fuera de lugar. Yo ahora mismo, en medio de esta canción estoy construyéndote. Te doy un nombre: Teresa y tú te vacías de ti y de tus sueños fugaces y citas ambiguas.

–Estoy cansado de estar aquí. Podríamos salir a dar un paseo.

Teresa le miró, asintió varias veces con la cabeza pero no se movió. Continuó con su relato:

–Podía ver toda la habitación y el piso era de agua. La cama estaba flotando y yo estaba dormida. Había una foca que recorría toda la casa, la cama se estaba rompiendo y yo quería despertar porque sabía que si mis piernas entraban al agua la foca se comería los dedos de mis pies.

Teresa miraba el vaso entre sus manos como si siguiera pensando en el sueño y no esperara ninguna respuesta. Después, agarró el calendario y arrancó la hoja del día anterior: Lunes 14 de abril. Las guerras seguirán existiendo en el mundo mientras el color de la piel sea más importante que el de los ojos. El silencio había durado bastante.

–No sé si eso requiera una mirada psicoanalítica –dijo y en seguida soltó una carcajada que sonó como un reguero de vidrio en el suelo. Teresa levantó la vista, molesta.

–Ay, todo lo rompes tú.

Él se alisó unos pliegues que su abrigo no tenía. Miró a Teresa que había bajado los pies del sofá y ya no abrazaba sus piernas. "Tal vez Teresa no es un buen nombre después de todo. En realidad no quiero hacer una reescritura." La miró encogerse de hombros y seguirlo con la vista hasta el cuarto de baño. Pensó que la sustancia mítica tenía mucho más que ver con algo líquido que con una estructura firme, una articulación temporal o una búsqueda filológica y que había que llenarla con eso. Pensó que incluso aquella sustancia podía estar fluyendo dentro de su propio ser, una conciencia desordenada, una conjetura, una enumeración caótica, lo inmediato, lo cotidiano, un vaso, una foca, el texto, la cita y entonces quizá, una hoja de calendario, una galleta, una canción, la construcción rota, el vaso, el texto, la forma, Teresa, la construcción, el calendario, la hoja, la canción, la foca, la galleta...

–Vamos a dar un paseo.

Ella asintió de nuevo y fue a buscar sus sandalias. Él tomó las llaves sobre la mesa, quitó la música y apagó las luces. Salieron a la calle, era una noche cálida.

martes, enero 08, 2008

Reivindicación de un personaje sin relato

no
no no no no
definitiva
mente
no
(aquí un espacio que permita alinearme al centro)
o también
quiero decir tampoco
decir no
no estoy contando
no estoy
nada
donde x = 0
y = 0
otra vez
no
nunca
articular
nada
no no
no estoy
ya
no ______ (...)

sábado, diciembre 29, 2007

Estoy pensando un río, estoy pensando flores que se arrojan al río, muchachas que se arrojan al río (y yo entrando en el agua mientras pienso) un papalote en el cable de luz, las coordenadas en la sopa, los nombres de las manos,
y todo podría diluirse en la gasolina del río que contemplo
mientras caigo
escucho
______________________La duda es inseparable del vértigo
las carcajadas del verano, los murmullos del invierno, los recuerdos que emigran: el olor del patio, el himno del colegio, el nudo azul de unos labios alados

cuervos en el cable como papalotes

Con los ojos cerrados y la boca abierta, el cuerpo en el agua, sin mano que me diga, sin plato de sopa,
quién soy, dónde estoy, que dicen los días y sus paredes rayadas, sus calendarios mojados, ríos colgando de vértice
y el agua que crece cuando abro la ventana.

miércoles, diciembre 26, 2007

repeticiones

No son las lucecillas de navidad, las esferas brillantes, deformándote. Niño de barro, ternura y borregos. Tampoco el empapelado rojo, caramelos, mentas, gamuza.
Es mucho más simple.

Desde hace tiempo siento que escribo sin decir nada.
Calcar estilos, retomar ideas

Camino diciembre entre ponche y pólvora, preguntándome por qué te sientes así, qué te pasa. Evidente después de escribir el correo donde “siento que al final no he dicho nada, en fin, ya te escribiré más”
Precisando: no he dicho nada, al final todo una repetición. Diciembre tiene un solo día, un solo estilo, una sola idea
Quizá incluso noviembre, octubre.
O tal vez siempre fue así y yo sin notarlo

una caída lenta, ansiedad, angustia y dar vueltas y vueltas
en la cama, en las palabras. Algo que conozco pero no entiendo. Completamente ajeno a la navidad y villancicos, pólvora y ponche. Camino diciembre preguntándome
“¿qué estás haciendo aquí?”
O mejor: “¿por qué escribes? ¿Por qué diablos sigues escribiendo?”

Y hay palabras
(lo demás no sé dónde lo perdí)

sábado, diciembre 01, 2007

Las muertes que (a veces) me pasan por la cabeza.

"In the book of life,
the answers aren't in the back"
__________-Charlie Brown


La muerte. La muerte cuando se cae el avión, la muerte cuando salgo en bicicleta, la muerte cuando sueño que muero y la muerte
riéndose a carcajadas
La muerte de mis padres cuando regresan del trabajo, la muerte de mis padres cuando salen a cenar. La muerte de Lisa en el expreso, la muerte de Lisa en el celular y mi madre llorando. La muerte de Marin cuando va de viaje. La muerte en sus compañeros de clases vestidos de negro sin saber cómo reaccionar. La muerte de Luis en Barcelona. La muerte de Luis en Salamanca y un correo que escribo: yo quería... y la muerte, ¿la muerte?
riéndose a carcajadas
La muerte de Ale y Beto de regreso del concierto. La muerte de ellos, la muerte de él. La muerte y la risa cristalizada en el recuerdo. “Nunca había conocido a nadie así y ahora...” La muerte otra vez en los libros. La muerte en mis cuentos. La muerte en la guerra donde sueño con la muerte. La muerte de correr y buscar a alguien para llorar, para llorarme, para llorarle, para llorar la muerte soñada, la muerte vivida, la muerte con que muero a cada minuto que imagino
(una carcajada)
y que me doy cuenta de que no sé qué haría sin ustedes.

Es igual que cuando estás pequeño y concibes por primera vez la posibilidad de la muerte de tus padres. Es horrible. He imaginado la muerte de todos los que quiero en sus más mínimos detalles y en sus más lejanas consecuencias. Tengo que arreglar mi mente o terminaré lanzándome por la ventana. No, lo de la ventana es hiperbólico: no creo que la angustia pueda llegar a ser mayor que el miedo.

miércoles, noviembre 28, 2007

Post prescindible

He pensado subir tantas cosas
(desde otras 20 frases de horror, Xantolo, Luis, la escritura, Amaranta, la Fill)
quedaran en el diario.

Me sorprende que lo último escrito haya sido lo de Julián.
Hace mucho tiempo.

Y preguntándome con qué seguir
me doy cuenta de que solamente tengo ganas de decir una cosa. No es que la crea.
(después de todo es mi novela favorita)

PERO GARCÍA MARQUEZ PUEDE METERSE SUS CIEN AÑOS DE SOLEDAD POR EL CULO!!!!
(SI LE CABEN)

No es que lo crea.
Pero tenía ganas de decirlo.

viernes, noviembre 09, 2007

Bestiario.JULIAN HERBERT

Lo conocí en la solapa de un libro. Fotografía en blanco y negro, una paleta de caramelo en la mano cubriéndole el ojo izquierdo, facciones redondas de mandarina helada, en polvo. Instantánea, travesura, viaje en ADO y hongos. Me preguntaba cómo había escrito esa sección del poemario.

Los carteles que anunciaban la lectura de poesía tenían los colores de la portada de Kumbla Khan. A las seis, ocho de noviembre en Profética. No supe quién era hasta que se paró detrás del atril. Autorretrato a los 27. El único poema al que le tenía cariño de El nombre de esta casa. Me impresionó su lectura, casi gritaba, vocalista de rock, (Las Madrastras) y retorciéndose con cada sílaba como gusano en el fuego. La poesía es movimiento, afecta a la respiración, no puedo leer sentado. Nunca te enamores de un kilo de carne molida. The miss reading, el derecho del lector de leer cualquier cosa como se le pegue la gana. Epígrafes de Italo Calvino y Alex Lora, poemas con Cri crí y Octavio paz: lo fragmentario. Y le abrieron el cráneo, musitando Play it once, Sam. "No creo que vuelva a escribir poesía. Llevo un año y medio sin poder escribir un poema." Todo un poquito demasiado teatral. "Un consejo que me dieron: si puedes prescindir de la poesía, no escribas."

En uno de los poemas que leyó, estaba esta cita: You most remember this a kiss is just a kiss a sight is just a sight. Y me sorprendió que la hubiera cantado en lugar de leerla. Me dije que para eso se necesitaba mucho valor y después Julián me contó –en realidad yo no lo había notado– que no era difícil con media botella de tequila antes de leer. Después fuimos a La florentina (“Te juro que nunca dice play it again, Sam, dice play it once”) los profesores de filo y letras, estudiantes de literatura, Julián y algunos de sus amigos.
Yo traía Kubla Khan y Julián me lo había firmado en profética después de la presentación:
“Pero no me dediques el libro, sólo el poema de Miramar.
Es uno de mis poemas favoritos. El primero de la sección de ADO y (De un lado a otro mariposas de unicel / y cantinas / como Lázaros en un palmo de sol) cómo me hubiera gustado escribir este poema. Recuerdo la playa al amanecer y nos vamos salimos a caminar en la orilla, hay una trasparencia irreal en las olas y la arena. (El mar habla dormido, como un viejo contando las monedas que le faltan) Quiero regresar a Tampico y ver el mar de frente, aunque el sol se ponga a mis espaldas, quiero regresar y leer este poema sentada en el malecón con las olas rompiéndose contra las matatenas, quiero ver que la oscuridad empuñe el Golfo de México, quiero ser ese caballo al final de la rienda.
“Julián, ¿cómo escribiste la sección de ADO? Fue después de un viaje, andabas de gira con el grupo o fue a partir de relatos o qué.
“Pues son tres poemas, el primero, el de la playa Miramar fue porque mis amigos y yo teníamos ganas de ir a una playa. De Saltillo, lo más cerca era ir a Tamaulipas.

Yo soy ese caballo al final de la rienda.
“Nos fuimos. Entramos a Tampico a las cuatro de la mañana y vimos un letrero que decía “Miramar” y seguimos las indicaciones hasta llegar a la playa. Ya habíamos comenzado a tomar durante el camino,
Yo soy ese caballo al final de la rienda.
“Entonces imagínate. Era de noche, estábamos borrachísimos, sin hotel, sin comida, con el coche atascado en la arena y en la playa más horrible del mundo.
Yo soy ese caballo Jajajajajaja. No mames, ¿oíste lo que dijo Julián? Jajajaja (ay, ¿pero por qué?)

“Quiero decir, Tampico es una cuidad de verdad.
“No trates de arreglarla.
“No, lo digo en serio, de mis lugares favoritos y...
“No te creo nada.


Después hablamos de otras cosas. Tres tequilas más, decidió no irse en el camión de las diez de la noche. “¿Has leído An Occurrence at Owl Creek Bridge de Ambrose Bierce?” “Ay, no Carver no” “Seguro estás leyendo las traducciones de Anagrama” “Jajajaja” Lo que faltó, –lo que siempre falta en La florentina– fue buena música.
“¿Qué es lo que más disfrutas gusta de escribir ficción?”
“Cuando escribo la segunda mitad de un cuento y todo se va encadenando como involuntariamente, es una sensación física increíble, ¿y a ti?”
“La posibilidad de decir cosas sin escribirlas. Sí, como si le dieras la vuelta...”

Más frío, más noche, menos personas, tienen mi correo, ¿no? Tengo amigos en Argentina, si van para allá... Es como una complicidad esto de la literatura, ¿no? No sabes el gusto, de verdad no saben, seguimos en contacto.

No venía a recoger aplausos o a dar lecciones. Julián venía a platicar y ya. Como se platica con un amigo al salir del cine o con un hermano antes de dormir. No sé bien en qué consista. Tal vez en una seguridad que no está basada en la competencia. Tiene un respeto increible por la amistad. Me gusta su poesía (faltan los cuentos Cocaína: manual de usuario y la novela Un mundo infiel). Tiene un poemario inédito del que leyó 3 textos ayer y estoy esperando a que salga.

McDonald’s

Nunca te enamores de 1 kilo
de carne molida.
Nunca te enamores de la mesa puesta,
de las viandas, de los vasos
que ella besaba con boca de insistente
mandarina helada, en polvo:
instantánea.
Nunca te enamores de este
polvo enamorado, la tos
muerta de un nombre (Ana,
Claudia, Tania: no importa,
todo nombre morirá), una llama
que se ahoga. Nunca te enamores
del soneto de otro.
Nunca te enamores de las medias azules,
de las venas azules debajo de la media,
de la carne del muslo, esa
carne tan superficial.
Nunca te enamores de la cocinera.
Pero nunca te enamores, también
tampoco
del domingo: futbol, comida rápida,
nada en la mente sino sogas como cunas.
Nunca te enamores de la muerte
su lujuria de doncella,
su sevicia de perro,
su tacto de comadrona.
Nunca te enamores en hoteles, en
pretérito simple, en papel
membretado, en películas porno,
en ojos fulminantes como tumbas celestes,
en hablas clandestinas, en boleros, en libros
de Denis de Rougemont.
En el speed, en el alcohol,
en la Beatriz,
en el perol:
nunca te enamores de 1 kilo de carne molida.

Nunca.

No.

sábado, octubre 20, 2007

Noche memorable

Voy*: Apenas hoy pude terminar de leer lo que escribiste del Bling.
Mariel: Mira, esta noche va a ser genial, genial, genial, tanto que voy a escribir sobre ella y vamos a comenzar con lo que acabas de decir, ¿cómo era?
Voy: "Para mí lo mejor o nada"
Mariel: Ah, sí, (sacando la libreta) "Para mí lo mejor o nada"

Llegamos al Pulque y al pagar la entrada, me preguntaron si era menor. "Noooo, tengo 20 años" pero no traía identificación porque la cartera la había dejado en la casa. Sólo traía la libreta, la pluma y mi celular. "Tienes que estar allá en la zona acordonada"Creí que estaban bromeando.

Voy: "Wey, pues vamos a tu casa por una identificación"
Mariel: Pero, ¿lo dicen en serio?

Después recordé que en el portapapeles de mi libreta, llevo siempre mi visa porque no tengo credencial de elector y luego tengo problemas con la edad.

Mariel: Aquí está, Mariel Martínez, 22 de abril de 1987

Y me dejaron pasar. Que bueno que traía esta cosa aquí. De tenerla en mi casa o en la cartera, la perdería, es una cosa tan pequeña. Pero nunca he olvidado una libreta en algún sitio y es una cosa sin valor. En cambio una cartera...

Nos sentamos en los sillones rojos. La música estaba horrible. Comencé a escribir algo como: "Para mí lo mejor o nada" dijo Voy y yo le dije que esta sería una noche memorable porque tenía muchas ganas de lo que lo fuera. Entramos al Pulque y me querían mandar con los menores. La musica está mala. Estamos aburridos.

Mariel: Voy, aquí hay una gotera.
Voy: pero ni siguiera está lloviendo
Mariel: Ya sé, pero hay una gotera y me estoy mojando.

Saqué mi libreta y la puse debajo de la gotera. Recuerdo cómo en la pasta negra se iban dibujando círculos brillantes de diferentes tamaños. Después Voy me contó cómo su mamá se había acercado a un tránsito para pedirle un manual, en vista del accidente de Voy hace dos semanas, y resultó ser el comandante de distrito quien adoptó a Voy como su protegido.

Voy: Yo creo que le gustó mi jefa, te lo juro, es tan amable siempre conmigo. Hasta me dió su tarjeta.
Mariel: Hey, que bueno, ya tengo quién me haga el paro.
Voy: Sí, si te quieren sacar mordida, tu diles que conoces al comandante Arellanos y que lo vas a consultar con él, que te pongan la multa que ellos consideren, pero que lo vas a consultar.
Mariel: ¿Me pasas el número?

No sé si ya dí muchos indicios y no les sorprenderá que la narración prosiga con la libreta desaparecida. La buscamos debajo de los sillones, en la mesa. No estaba. Mis manos estaban llenas de tierra, de cenizas, de todo lo que va a parar en el suelo del Pulque y en el suelo del Pulque no había libreta, ni en los sillones, ni en las mesas.

Voy: Wey, pero si no nos movimos de aquí.
Había otras personas que nos veían con preocupación. Me preguntaron: ¿Qué perdiste? y yo "Una libreta" y ellos respiraban aliviados: "Ay, yo creí que había sido un celular"

Mucho mejor que hubiera sido el celular.

Como no nos movimos en ningun momento del sillón en donde estábamos, la única explicación es que alguien se la hubiera llevado. Pero no puedo creerlo. ¿Quién se roba un cuaderno? Un cuaderno bonito (regalo de Ale en el corte inglés), pero al que le quedaban como cinco hojas. Y la extrañesa de los hombres de la barra, al tener frente a ellos a una persona que buscaba desesperadamente... ¿una libreta?

Voy: Ay, Mariel, me siento mal, siempre que sales conmigo pasan cosas malas.
Mariel: No, mira, si lo del Bling no hubiera pasado tal vez Luis y yo no seríamos ni amigos. Y la libreta... pues, ya había transcrito la mitad y la otra mitad no vale nada.
(Sí, estaba tratando de ver las cosas de la mejor manera. "Sólo eran letras" "Mejor que haya muerto en un bar que con un verso malo" me decía. En realidad nunca dejé de buscarla con la mirada entre la gente del bar y estaba triste)
Mariel: Voy, es que quién se roba una libreta, Voy.

Ara mandó un mensaje y fuimos con ella a Bungalow. Después regresamos y nos dormimos. Soñé con la libreta perdida. La narración de esta noche terminó escrita en el papel laminado de las cajitas de faros: "... esta noche memorable, sí, que bien vale un post y cuánto me hubiera gustado que no fuera así. Tengo la estúpida esperanza de que la devuelvan, hay varios números de teléfono anotados por ahí. Voy a tener que viajar a matamoros para volver a sacar la visa. Seguramente ahora estará en un bote de basura, porque no vale nada, no le es útil a nadie. Vamos a ir a Bungalow con Ara. Estoy sentada en el sillón rojo. Voy está en el baño (me parece que ya se tardó) y la gotera sigue"

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*Voy es diminutivo de Voirol.

martes, octubre 09, 2007

En el laboratorio

Duke me llevó al laboratorio de fotografía. Se supone que tuviste un accidente y estás a diez segundos de morir, dice mientras mide la luz. Hace algunas pruebas y corrige. Despues, la lengua, la baba, los ojos, gira la cabeza hacia la luz y ahora piensa.
"¿En qué?
"Pues en lo que pensarías.

¿En las cosas que no hice? ¿En lo que podría hacer si no estuviera por morir? ¿En mi familia? Quizá solo nombres: Ale, Beto, Luis... O imágenes: La calle de mi casa, en ray con Eric, Juanito con su uniforme, Dmitri. Cosas que estaría perdiendo.

"¿Ya?

Quizá sólo estaría pensando: ¿ Por qué? ¿Por qué si yo sólo estaba caminando de regreso a casa? ¿Por qué nadie me dijo nada? ¿Por qué sin ninguna enfermedad que lo sugiriera? ¿Y por qué ahora?

O tal vez querría morir ya y pronto porque el dolor físico es demasiado.

"No sé cómo hacerlo, Duke.
"Despéinate más.

Y es tan fácil creer que la muerte es cosa de todos los días. Que morimos porque el amor nos duele, porque la soledad nos duele, porque nos duele lo que somos y lo que son los otros son, y duelen los días y las calles y el olor de las peluquerías que nos hace llorar a gritos. Pero ese dolor tiene que ver mucho más con la vida. ¿Qué diablos vamos a estar pensando en esos diez segundos, en donde estamos perdiendo todo, todo, todo incluso el dolor?

Espero no saberlo nunca.


(El link para el blog de Duke es: http://antiaestheticwar.blogspot.com/)

lunes, octubre 01, 2007

Estoy buscando

Estoy buscando, se los juro. En el atardecer desde la azotea, en los adoquines reblandecidos por la lluvia, en mi memoria. El gallo canta y yo estoy soñando con los ojos abiertos, sin comprender: creo que nunca he comprendido nada. El mundo está oscilando entre el absurdo y la maravilla y yo estoy en el medio sin saber hacia qué lado abismarme. Soy como los granos de arroz que cubren las entradas de las catedrales. Algo tremendamente festivo y fuera de lugar. He deshojado todos mis libros y en todos encontré modelos pero yo quería un final feliz. Por alto que esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo... Recuerdo a un anciano en el metro riéndose a carcajadas mientras era arrastrado por la multitud. No entiendo la imagen, no sé que hace aquí y no sé que hago yo ahora escribiendo esto. Quizá necesito que las cosas se alineen, necesito algo con qué polarizar el caos para poder tirar hacia alguno de los dos extremos. Sigo soñando con los ojos abiertos. Nunca he comprendido nada, ni los atardeceres, ni la lluvia, ni los adoquines, ni mi cuerpo reblandecido por la memoria. Pero estoy buscando, se los juro.

domingo, septiembre 23, 2007

Estampa: Camino Real a Cholula

Los eventos sociales llenos de gatas violentas. Un gordo bosteza la parsimonia de los enrejados. Un idiota se sube al camión. Una cadena de paralíticos se extiende sobre el valle taciturno. Nieve y luz, el fuego de la mañana da gritos y se esconde. La mujer lleva en sus manos una bolsa de pan y tres inviernos mordiéndole la falda. Mochilas, zapatos, plumeros como aves en su anhelo de ser polvo. Y el polvo en los ojos desollado. La carne de agosto. Lenta maquinaria de los días sin diesel que llenan con tedio los campos de futbol. Vuelve a amanecer. La risa de los columpios en el bulevar Olmeca. Cantos que se me escapan al despertar en cada cigarro de nieve oscurecida.

domingo, septiembre 16, 2007

Nada tiene que ver la muerte

Me he muerto a mí misma
y eso me conmueve sobremanera...
-Blanca Whiethuchter

No es que lo recuerde
–no me pidan precisarlo–
pero hace dos, o tres días
encontré mi cuerpo
encallado en la acera
frente a una miscelánea.

Era mi suéter rojo,
mis infinitas libretas
sin destinatario,
mis ojos de perro triste,
yo, el perro,
que nunca tuvo sino su vientre
hinchado de hambre
y de parásitos,

de aquello que en otro tiempo
llamaba poesía,
como fruta pudriéndose,
yo, que nunca temí nada
sino a mi misma
he descubierto la muerte
con un andar tranquilo a casa
y me he dado cuenta
de que la muerte
se parece mucho más
a otra noche de insomnio.