sábado, agosto 26, 2006

Bittersweet (el niño, el alemán y el escritor)

Sinfonía agridulce, la vida. Hoy un niño de ojos verdes me deletreó su nombre. Hoy otro niño, pero alemán, de ojos verdes jugó con un encendedor y yo tuve ganas de lanzarlo por las escaleras. Hay también un escritor de ojos verdes. Tiene unos lentes y cuando habla de literatura rusa, la luz circula en el filo haciéndolo de una reiteración deliciosa. El limón se puede tomar con miel o con sal. En fin, agridulce. Lo único que no he podido descifrar es el sabor de las letras que conforman el nombre del niño: se escribe con ese y sin hache.


I can't change my mould
No, no, no, no, no...

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