jueves, junio 14, 2007

Me quedé en los lindes de la cuidad

Me quedé en los lindes de la cuidad, sin alcanzarla, pensándote.

lluvia, quiero decir calle, agua en los tobillos, una casa, mis llaves, la puerta, ¿y una puerta por qué? Reconocer el cuarto azul: aquí estamos otra vez, pero ahora yo sin ti en el cuarto azul, yo sin mí entre sombras, ajena en la ausencia azul, en lo azul que se ven mis manos si no

lo azul

(tu cuerpo)
caer
del cuerpo al alma
caer caer
caer

llena de prisiones de sueños de complejos de imágenes simultáneas, ciclada como un ritmo viejo muerta como un bulto, mano fría leve azul muñeca de madera pensando entre paredes. Con un montón de sábanas con un par de pastillas con Residencia en la tierra, huyo de mí de mi ingenuidad de mi colchón sucio, llorando por la calle sin abrigo sin luz desnuda con el sudor en la cara, con las rodillas
con las piernas
con los dientes
pensándote.

un grito, otro grito, me lleno la boca con citas, con trozos de barro, ¿dónde el silencio? ¿en la taza rota que dejaste?

1 comentario:

Ictericia dijo...

Te dije que el azul iba a deprimirnos.

Te quiero tonta.