lunes, diciembre 11, 2006

Las 30 horas del día.

Estoy tan cansada que ni siquiera haré la cronología de la noche.

Sólo diré que cuando fui a mi cuarto por la lap, vi el microondas que marcaba "4:35" y no supe bien si era de la tarde o de la mañana. Afuera estaba oscuro. Estamos trabajando con la generación del 27. Cambié 4 veces de tema, dormí de nueve a diez. Llegamos a la hora del tostacho (hora de la simpleza) dos veces y aún no hemos terminado.

Son las 2:29 y no estoy segura de que sean de la tarde o la mañana. La espalda duele, uno cae en estado de sonambulismo, duerme cinco minutos, se sobresalta, maldice y vuelve a escribir. Ya quiero terminar con esto. las letras comienzan a moverse, también el suelo y lentamente todo se comienza a oscurecer. (Recuerdo que salí y regresé con Ale y le dije "Adivina qué" y ella pregunta "¿ya amaneció?" y yo "si") Deben ser las dos de la tarde.


(Ayer pasó algo interesante. Después de postear las tres cosas que no deberían de estar pasando, el niño sin foto regresó del jardín de los cerezos y me invitó a cenar)

1 comentario:

Ricardo Olvera dijo...

muy buen post!

un saludo